AFP 17 de mayo de 2019
Tras
casi cuatro meses de lucha frontal, el gobierno venezolano y la oposición
acogieron el llamado de Noruega a explorar una solución negociada, un paso que
revela que el conflicto se estancó y que las partes aprovechan para replantear
su estrategia.
Delegados
del presidente Nicolás Maduro y del opositor Juan Guaidó, reconocido como
mandatario interino por medio centenar de países, mantuvieron esta semana
discusiones con el gobierno noruego en Oslo.
Los
acercamientos llegan tras una batalla que comenzó el 23 de enero cuando Guaidó
se proclamó presidente encargado, luego de que el Parlamento de mayoría
opositora rotulara como ilegítimo el segundo mandato de Maduro, iniciado días
antes.
Durante
ese tiempo, el opositor volcó a miles de seguidores a las calles para exigir la
salida del mandatario e intentar quebrar el apoyo de los militares al gobierno,
dando casi por descartado un diálogo.
Pero
el líder socialista ha logrado mantener la lealtad de la Fuerza Armada, ahogado
sin embargo por sanciones de Estados Unidos que impuso un embargo al petróleo
venezolano, fuente de 96% de los ingresos del país con la mayor reserva de
crudo del mundo.
"Están
forcejeando, enseñándose los dientes (...). Hay un estancamiento del conflicto
porque las partes están en reacomodo de sus fuerzas o analizan otras vías para
ganar. Pero no porque uno se sienta derrotado y el otro ganador", dijo a
la AFP Benigno Alarcón, experto en resolución de conflictos.
En
el más osado intento para poner a la Fuerza Armada de su lado, Guaidó lideró el
30 de abril el levantamiento de un reducido grupo de militares, pero una vez
más la cúpula se mantuvo al lado de Maduro y desde entonces la estrategia de la
calle perdió fuerza.
El
chavismo respondió con una ofensiva judicial que tiene en prisión a un diputado
y a 13 más refugiados en embajadas o escondidos.
- Tiempo vs repliegue -
Aunque
se suponían secretas, las conversaciones terminaron filtrándose, y Guaidó negó
que se trate de una negociación o que haya habido un cara a cara con los
enviados del gobierno, remarcando la impopularidad del diálogo entre un sector
opositor.
Durante
la gestión de Maduro, iniciada en 2013, han fracasado cuatro intentos de
negociación, algunos con auspicio internacional, en medio de señalamientos
mutuos sobre incumplimiento de acuerdos.
"La
mediación de Noruega (...) es alentadora, aunque es sabio mantener las
expectativas bajo control. Esperemos que la oposición haya aprendido de
diálogos pasados en los que el gobierno no negoció de buena fe", comentó a
la AFP Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.
Guaidó
asegura que los contactos en Oslo forman parte de las opciones para que Maduro
abandone el poder y se convoque a "elecciones libres", un menú que
incluye la amenaza de intervención militar de Washington, su más ferviente
aliado.
"Unas
conversaciones entre Estados Unidos y Maduro serían aún más importantes que las
conversaciones en Oslo para ayudar a resolver la crisis", apunta Shifter.
El
gobernante se aferra al poder además con el apoyo de Rusia y China.
"Al
gobierno le sirve para ganar tiempo, dividir y generar cuestionamientos frente
a la oposición, usando los efectos tóxicos del diálogo", sostiene Alarcón.
"Para
la oposición significa tiempo para reorganizarse, para la retirada estratégica,
como en las guerras, para ver cuánto armamento tengo y repensar cómo hacer para
ganar", añadió.
- Estrategia múltiple -
Según
la encuestadora Delphos, el pico de apoyo del 63% que llegó a tener Guaidó ha
bajado a 59%. Maduro, con 15%, está en su punto más bajo.
Así,
el opositor parece abierto a combinar múltiples estrategias: quiebre militar,
sanciones e intervención de Estados Unidos (el lunes sus representantes en
Washington se reunirán con el Comando Sur) y ahora diálogo.
"Se
está dando cuenta que no puede aferrarse a un solo camino. Nadie que quiera el
cambio puede decir que solo el diálogo o la intervención extranjera son
suficientes", declaró a la AFP el politólogo Luis Salamanca.
Este
experto considera que Maduro acepta dialogar "forzado por las
circunstancias", que incluirían un "desgaste de la base
militar".
Una
vez sentado, "puede esperar a que pase el temporal", añade, indicando
que un proceso con un mediador de vasta experiencia como Noruega -neutral al no
reconocer a Guaidó y pedir nuevas elecciones- pondrá a prueba la voluntad del
mandatario frente al mundo.
"Para
la oposición es más clara la posibilidad de ganancia en la negociación: Siempre
va a ser mejor una solución pacífica que un desenlace violento donde puede
perder todo", opina Alarcón.
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