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martes, 10 de diciembre de 2019

Izquierda: ¿auge o caída?, por @AmericoMartin




Américo Martín 09 de diciembre de 2019

Sé que muchos hubieran preferido ver en la frase del título una sin más “y” en, lugar de la conjunción “o” Pero todavía no se descarte un come back pese a la indetenible caída de la izquierda. Aún así, pudiera retornar como ya ocurrió en el caso que menciono líneas abajo. Por supuesto, den por descontada la dura resistencia que levantaría cualquier intento de reflotar la creatura semántica de Fidel, Chávez y Dieterich cuya responsabilidad en la lamentable gestión económica y creciente perversión autocrática son de aceptación generalizada.

En la década de 2000, Freddy Muñoz y quien esto escribe –amigos de siempre- decidimos criticar a fondo semejante modelo y así lo hicimos. La obra fue publicada por Editorial ALFA. Circula desde el año 2007. La referencia que hago a aquella esmerada reflexión de dos amigos, me ha resultado indispensable en diciembre 2019 para responder a la pregunta de un buen periodista de Wall Street Journal.

¿A qué se deben las recientes derrotas de la izquierda en Bolivia y Uruguay y en general su rápido retroceso en América Latina?

Estamos ante un cambio significativo en contra de un sistema fallido (universalmente fallido, además) que por lo general encubren su áspera índole autocrática con la desgastada vestidura socialista; son pocos pero los hay como se observa en la diplomática tolerancia del Frente Amplio que gobernaba en Uruguay. Pero en sus versiones más duras, ese modelo dominó ampliamente en Latinoamérica, apoyándose en el llamativo liderazgo de Lula da Silva, el de Chávez y su músculo financiero, que al tiempo de permitirle alcanzar una enorme influencia regional, terminó destruyendo la economía de la próspera Venezuela. Pero por lo pronto, alrededor de Brasil, Argentina, Venezuela, tomaba cuerpo el nuevo-viejo socialismo. Podría decirse que su erupción volcánica había llegado al Sur, Centro América y el Caribe, por lo que sus pintorescos voceros se jactaron de haber llegado para quedarse. Lo que les proporcionó chispazos de credibilidad fue su ímpetu creativo en el área de integración regional; la Alba, por ejemplo, destinada a cambiar en su momento la OEA por un pacto regional sin EEUU y Canadá; el Banco del Sur para desplazar al FMI, BID y así desterrar cualquier presencia estadounidense; Unasur y otros actos integradores de comercio con divisa propia, el sucre.

La flauta nunca sonó pero la trágica secuela fue imperdonable. Los alegres flautistas del nuevo socialismo terminaron tocando la puerta de la pobreza. El viraje frustrado se fundaba a medias en informes de emanados de la secretaría general de Comercio y Desarrollo de la ONU, encabezada entonces por Raúl Prebisch. Recomendaban cambios sin los cuales nunca se cumplirían las modestas metas de crecimiento de las áreas subdesarrolladas y periféricas del mundo. En su conjunto podía pensarse que en el fondo solo Estados fuertes y de signo intervencionista estarían en capacidad de acometer aquel viraje. Sobre esa convicción se montó el nuevo socialismo hasta que la realidad lo obligó a liberalizar la economía y el mercado, en países como la sobre-estatizada Venezuela. El viraje presionó las políticas de shock que disolvieron, durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, la esperanza de muchos en la democracia y el ajuste. En el horizonte asomó el rostro de Hugo Chávez.

El regreso en oleada de la democracia pasará por el fin de un ciclo especialmente trágico, y podría enviar al demonio la era de las armas. Será la victoria de la razón sobre las pasiones desmadradas, una vez retirado el último dictador milagrero, fantasías y mitos a cuestas.

¡Y ojalá sin una gota más de la sangre que han derramado a torrentes!

Américo Martín

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