Por Héctor Luis Pérez
Marcano
Dentro de unos días los
venezolanos nos enfrentaremos a un nuevo reto: derrotar la política del régimen
que tiene como objetivo –aprovechando el reflujo que priva en la oposición-
crear un clima electoral que le permita controlar una nueva “legalidad” al elegir
una nueva Asamblea Nacional controlada por el régimen y así dar paso a
maniobras políticas y económicas que le den un nuevo oxígeno al régimen para
conservar el poder varios años más. Podrá lograrlo si la oposición repite
el suicidio del 2005 que le entregó la Asamblea Nacional al régimen y Chávez
pudo aprobar todas las leyes que hoy son el entramado legal para construir el
Estado Comunal, objetivo estratégico que nunca han abandonado y que le
permitirá fortalecer el control de la sociedad venezolana y eternizar a la
mafia cívico-militar en el usufructo del poder.
Ello irá acompañado de
una política económica que cancelará definitivamente el planteamiento del
socialismo del siglo XX1 y tendrá como objetivo hacerse de fondos para
sobrevivir y mantenerse en el poder protegiendo todo lo que se han robado.
Procederán a desestatizar todo lo que Chávez expropió y rematarán todo el
entramado de empresas que se forjaron alrededor de PDVSA, es decir, mandarán al
carajo el socialismo del siglo XXI y la revolución bolivariana.
Vendrán nuevas
contradicciones generadas por la rebatiña de la nueva clase generada por la
política de los enchufados Para ponerle la mano a las empresas que serán
rematadas a precio de gallina flaca. Pretenderán extender hasta el 2021 la cuarentena
y el confinamiento que les permite tener controlada a la sociedad.
Pero ya no tendrán
recursos para continuar haciendo populismo Si la oposición se unifica y se dota
de una política movilizadora podremos derrotar el clima electoral que el
régimen pretenderá imponer. No podemos seguir esperando que el Departamento de
Estado de USA nos resuelva el problema. Cuba y Corea del Norte demuestran que
los bloqueos se pueden burlar, lo han hecho durante seis décadas.
La oposición tiene que
dotarse de una política que tenga sentido estratégico. No será la primera vez
que del reflujo pasaremos a la movilización. En 1957 teníamos un reflujo
paralizante por las debilidades de Acción Democrática y el Partido Comunista
duramente golpeados por la represión.
El reflujo impedía la
unidad. En AD tuvimos que derrotar nada menos que a Rómulo Betancourt quien
desde Nueva York no aceptaba la participación del Partido Comunista en la Junta
Patriótica.
Betancourt no entendía
el contenido movilizador de la unidad.
Ahora algunos sectores
de la oposición actúan igual que Betancourt en 1957.
Tenemos que dotarnos de
una unidad estratégica y movilizadora.
No podemos, ni debemos,
seguir esperando que el Departamento de Estado de USA nos resuelva el problema.
Está demostrado que la política del estrangulamiento y el boicot no resuelven
el problema de la crisis venezolana. El régimen tiene socios poderosos y se
inscribió en un cuadro geopolítico que le permite tener socios poderosos que lo
ayudan a burlar los bloqueos. No podemos tampoco seguir esperando que el
Departamento de Estado de USA decida enviar a los marines. 1958 nos enseña que
sí se puede y que el pueblo unido puede ser más poderoso que los AR-15 de los
marines.
El primer objetivo con
potencialidad movilizadora es lograr un proceso electoral transparente y
confiable. El régimen va a intentar imponer un proceso electoral cuyo resultado
pueda controlar. Algunos sectores de la oposición serán ganados para cohonestar
la política del régimen. Nos toca entonces actuar unidos para pasar del reflujo
a la movilización unitaria. Solo con una política unitaria podremos derrotar a
la mafia militar que controla el poder.
En 1957 el régimen
contaba con el apoyo de las Fuerzas Armadas. El primero de enero de 1958 los
Coroneles Trejo y Martín Parada intentaron un golpe de estado con el Ejército y
la Aviación, el resto de las Fuerzas Armadas apoyó a Pérez Jiménez y
derrotó el golpe que no tenía ninguna conexión con la oposición clandestina que
encabezaba la Junta Patriótica.
Aquí la oposición ha
hecho llamados al Alto Mando Militar y este ha ignorado el planteamiento de
sustituir a Maduro por un gobierno de emergencia nacional. En 1958 con el
pueblo movilizado las Fuerzas Armadas apoyaron el esfuerzo popular y a
diferencia del primero de enero le exigieron a Pérez Jiménez que abandonara el
poder. La diferencia entre una política unitaria y movilizadora es obvia. Necesitamos
el cese de las disputas y descalificaciones paralizantes.
No debemos, desde
ahora, decretar la abstención. Primero tenemos que luchar por un proceso
electoral transparente y confiable. Solo después de luchar por un proceso
transparente podríamos decretar la abstención.
15-06-20
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