EFE 18 de junio de 2020
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Los refugiados y desplazados en el mundo aumentaron en
2019 hasta los 79,5 millones de personas, y Venezuela es, tras Siria, el
principal origen de esta población, según el informe anual que el alto
comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, analiza en una
entrevista con Efe.
El informe, que se publica hoy como antesala del Día
Mundial del Refugiado -el 20 de junio-, también vislumbra grandes desafíos para
las comunidades desplazadas en este año marcado por la pandemia.
Según los datos que aporta, Colombia es el segundo
país de acogida más importante (1,8 millones de personas), detrás de Turquía
(3,6 millones).
LOS DESPLAZADOS, EL 1% DE LA POBLACIÓN MUNDIAL
LOS DESPLAZADOS, EL 1% DE LA POBLACIÓN MUNDIAL
PREGUNTA: El
informe muestra un aumento interanual de casi nueve millones de desplazados
(70,8 millones en 2018). ¿Qué factores lo explican? ¿Seguirá el aumento en un
año tan atípico como el actual?
RESPUESTA: El
principal factor es que más personas han dejado sus hogares debido a la guerra,
la persecución, la discriminación y la violencia. Menos gente ha podido
retornar a sus hogares, porque muchas crisis no han terminado, y todo ello ha
contribuido a casi 80 millones de desplazados, el 1 por ciento de la humanidad.
Desde 2012 hemos reportado cada año mayores cifras que
en el ejercicio anterior. No sabemos qué nos deparará el futuro, pero si la
comunidad internacional no es más eficaz a la hora de resolver las diferentes
crisis el número seguirá creciendo en los próximos años.
P: ¿Qué
características tuvo el éxodo venezolano durante el año 2019 y cómo afrontan
estos desplazados un 2020 marcado por la COVID-19?
R: La huida de
venezolanos continuó el pasado año, con 4,5 millones de desplazados en países
de la región, siendo Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil los que acogen un
mayor número de ellos. La región está ahora en el epicentro de la pandemia y
eso ha hecho más vulnerables a los venezolanos, muchos de ellos dependientes de
jornales en trabajos temporales que han desaparecido por los confinamientos,
así que la situación es muy grave. A causa de ello algunos venezolanos, no
sabemos la cifra exacta pero podría estar entre los 30.000 y los 50.000,
decidieron regresar a su país, algo que supone cierto riesgo sanitario. Estamos
ayudando a estas personas, pues es necesario no sólo desde el punto de vista
sanitario, sino también humanitario.
P: ¿Ha
aumentado la discriminación contra los desplazados venezolanos durante la
pandemia?
R: Hasta cierto
punto sí, pero no excesivamente. La xenofobia siempre ha sido un problema en la
región, pero hemos trabajado estrechamente para intentar reducirla. Por
ejemplo, mediante el programa “Somos panas Colombia”, e iniciativas similares
en países como Perú y Ecuador. Lo que nos preocupa es que el impacto económico
pueda golpear especialmente a comunidades pobres en zonas fronterizas, y en la
competición por recursos escasos los sentimientos negativos que siempre
aparecen en las crisis podrían volverse contra los venezolanos, así como contra
comunidades de otras zonas del mundo. Hemos visto en los últimos cinco o seis
años a políticos sin escrúpulos explotar este tipo de sentimientos, así que
debemos estar atentos a la vertiente socioeconómica de la crisis.
“QUIEREN VOLVER A SU HOGAR LO ANTES POSIBLE”
P: El informe
en este sentido da muchos argumentos contra esa política contraria hacia los
refugiados, que en su mayoría se quedan en países vecinos al suyo.
R: Exacto, el
85 por ciento de ellos vive en países de ingresos bajos o medios, y el 73 por
ciento busca refugio en el país más próximo al suyo porque quieren volver a su
hogar lo antes posible. Todos estos datos deberían poner fin a esa falsa
retórica en la que se dice que toda esta población desplazada quiere llegar a
países ricos, “robando” trabajos o llevando inseguridad. La realidad es que los
países (de acogida) que necesitan más ayuda son los que menos recursos tienen,
por lo que es crucial que continúe el apoyo humanitario.
P: Las
poblaciones desplazadas han sido incluidas en los programas sanitarios contra
la COVID-19, pero ¿serán olvidadas en los planes contra la crisis económica que
se avecina?
R: Eso es algo
que nos preocupa. Los Estados comprendieron que las personas desplazadas tenían
que ser incluidas en la respuesta sanitaria, porque dejar cualquier grupo fuera
significaba facilitar la expansión de la pandemia. Será más difícil en los
planes de recuperación económica, porque los Estados tendrán que destinar
muchos recursos y podrían no tener suficientes para los refugiados, u optar por
dejarlos fuera por no considerarlos su responsabilidad. Por ello estamos
trabajando directamente con estas poblaciones afectadas, intensificando las
transferencias de dinero, pero también colaborando con organizaciones que están
respondiendo de manera positiva, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo.
“LA PANDEMIA HIZO MAS DIFICIL EL TRABAJO HUMANITARIO”
P: El año
2020 va a cambiar muchas cosas en el mundo, ¿también cambiarán los flujos de
refugiados? ¿Nacerán nuevas rutas de desplazados?
R: En esto
tenemos dos preocupaciones, la primera es que la pandemia ha hecho aún más
difícil el trabajo humanitario en zonas en conflicto como por ejemplo Yemen,
Siria, Libia. Luego está el impacto económico de refugiados y desplazados,
gente muy vulnerable, que puede generar inestabilidad y situaciones
desesperadas en las que la gente opte por moverse a otros lugares para conseguir
el apoyo que necesitan. Por eso estamos pidiendo a países donantes, incluso
muchos especialmente golpeados por la pandemia, que no olviden a Estados con
menos recursos, ya que hacerlo puede crear mayores problemas de movilidad
humana incontrolada.
P: El informe
muestra a España como el quinto país del mundo en recepción de solicitudes de
asilo (118.300 en 2019) ¿Cuál es su contribución en la cuestión de los
refugiados?
R: Ya en años
anteriores han buscado asilo en territorio español comunidades como la
venezolana, también personas procedentes de África subsahariana… La Oficina de
la ONU para los Refugiados (ACNUR) tiene una excelente relación con el Gobierno
español, que hace unas semanas organizó con bastante éxito una conferencia para
sensibilizar a la comunidad internacional sobre las necesidades humanitarias de
los desplazados venezolanos. Para España es una cuestión importante, no sólo
por la población de Venezuela que recibe, sino también por sus vínculos
históricos con la región, así que renuevo mi agradecimiento al gobierno por
esta creciente cooperación.
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