Vladimiro Mujica 18 de junio de 2020
@MujicaVladimiro
Memorias
de Cándido:
El
artero ataque contra los partidos, primero dirigido a Voluntad Popular intentando acusar a esta
organización política de terrorista, y ahora contra Acción Democrática y
Primero Justicia, es tremendamente revelador, no solamente de la estrategia del
régimen, sino de sus debilidades. En cuanto a la estrategia, está ahora claro
que la decisión del TSJ ilegítimo de nombrar a un CNE en violación de las normas
constitucionales, es parte de una operación para construir una ficción de apoyo
popular que legitime la convocatoria a las elecciones a la AN, previstas para
el mes de diciembre. Para ello, las nuevas marionetas que el TSJ ha puesto al
frente de los partidos AD y PJ ya han revelado sus intenciones de convocar
consultas para presumiblemente auscultar el apoyo de su militancia a las
elecciones. En el mejor estilo de manipulación a la Goebbels, el ministro nazi
de Iluminación Pública y Propaganda, a los militantes de esos partidos
seguramente se les hará una pregunta embaucadora sobre la participación
electoral con la esperanza de nuevamente engañar a parte del pueblo.
Pero
a la par que la maniobra de intervención del régimen contra los partidos
ilustra el espíritu fascista que inspira sus acciones, no es menos cierto que
lo expone frente al país y la comunidad internacional. Si la operación de
nombrar al CNE alegando omisión legislativa, revelaba un manejo astuto de la
oportunidad política que podía poner en situación comprometida a la resistencia
democrática, la decisión del asalto sobre las organizaciones políticas
evidencia la desesperación de la oligarquía chavista por obtener una cierta
legitimidad en elecciones a cualquier costo que les pueda levantar el yugo de
las sanciones económicas. No es solamente la calaña de los individuos a quienes
se nombra a cargo de AD y PJ, sino que la negociación con dirigentes de segunda
línea deja desnuda la estrategia del régimen y traiciona incluso a quienes de
buena fe estaban apoyando el acuerdo para una convocatoria a elecciones en
diciembre a través del nombramiento del CNE.
Este
es, sin duda, el momento en que los venezolanos debemos expresar nuestro apoyo
a los partidos políticos sometidos al asalto del régimen. Los partidos son
organizaciones fundamentales para la democracia y no es casual que ocurra lo
que está ocurriendo. Pero más allá de eso, es el momento para que Guaidó asuma
su verdadera condición de presidente (e) legítimo y convoque a la unidad de
toda la resistencia democrática, de todo el país que sufre, y no solamente de
los factores representados en el G4. Pero el lenguaje del llamado de
Guaidó a la unidad superior de la
nación, debe admitir sin ambages que la estrategia que se expresaba en el
mantra: fin de la usurpación + gobierno de transición + elecciones libres ha sido superada por la dura realidad del
enfrentamiento político contra un régimen dictatorial y traidor de su propio
pueblo. Debe advertirse a nuestro pueblo
que se está dispuesto a corregir y a diseñar otra estrategia y que ese cambio
exige una nueva narrativa que contemple, inequívocamente, apegarse a la ley y
la Constitución como medios insuperables y legítimos para debilitar al régimen
y participar en elecciones justas.
Imaginemos
por un momento que la dirigencia de la resistencia unida, encabezada por Guaidó
llama a deslegitimar el acto electoral fraudulento y al mismo tiempo expresa su
vocación incuestionable de luchar por unas elecciones justas, con supervisión
internacional, y sin partidos bajo persecución. En uno y el mismo acto se
denunciaría la trampa abyecta del régimen y se utilizaría el llamado a
elecciones constitucionales como una convocatoria a la desobediencia civil. La
tentación fascista del régimen ha abierto una oportunidad inmensa para la causa
de la resistencia.
Para
que esta política pueda despegar, es indispensable contar con la compresión y
el apoyo de la comunidad internacional, que ya comenzó a reaccionar en contra
del régimen, a la que se debe incorporar a la movilización para deslegitimar
las elecciones fraudulentas y promover las elecciones constitucionales. Inesperadamente, si contamos con la habilidad
política del liderazgo, y el
desprendimiento de todos los factores de la resistencia para avanzar en una
estrategia unitaria, puede nacer una
nueva esperanza para Venezuela y los venezolanos. No se trata solamente de una
elección, sino de una clara estrategia para debilitar al régimen y propiciar su
caída.
Vladimiro
Mujica
@MujicaVladimiro
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