Carlos Tablante 22 de junio de 2020
@TablanteOficial
No
cabe duda que con la detención de Alex Saab en Cabo Verde, Maduro se hunde en
la cloaca de la corrupción en medio de conspiraciones y traiciones. Todos los
que hacen parte de la cleptocracia que se adueñó de Miraflores están bajo
sospecha y vigilados por la lupa de G2 cubano.
Los
allanamientos de oficinas y viviendas familiares, las retenciones por horas,
por días, sin protocolo judicial y sin información pública, conforman parte de
la estructura criminal de la disputa por el botín en el que han convertido al
patrimonio de todos los venezolanos.
El
pasado jueves, luego de dos días de rumores, confirmamos por la vía de varias
fuentes confiables la retención y “alojamiento”, en una casa de Caracas
utilizada por el Dgcim, de Simón Zerpa, vice presidente de Economía y Finanzas,
presidente del BANDES, director externo de Pdvsa, ex secretario ejecutivo del
FONDEN y ex comisionado para el Fondo Chino Venezolano.
Durante
la “entrevista” de varias horas que le realizaron los funcionarios, los temas
habrían sido varios, entre otros, Pdvsa y Alex Saab. En cuanto a este último,
al parecer, las preguntas fueron sobre un supuesto comentario imprudente que
habría realizado el vicepresidente de Finanzas sobre el viaje secreto que Saab
estaba realizando cuando fue arrestado en Cabo Verde.
Quiero
recordar la estrecha relación que existe entre Saab y Zerpa. Estamos hablando,
por un lado, del principal proveedor y contratista de Maduro y por el otro, de
quien paga las facturas, que conoce muy bien el mapa financiero del régimen y
por lo tanto, tenía información de las rutas y medios utilizados por Saab para
vender los recursos de Venezuela (petróleo, oro, coltán, diamantes, etc.) a
precio de remate y al mismo tiempo realizar compras especulativas de productos
de mala calidad, cercanos a su caducidad y/o a altos precios (gasolina,
alimentos, medicamentos, etc.). Alex Saab era el contratista vende tutti, el
que compraba y vendía de todo, al tiempo que repartía comisiones, sobornos e
inclusive parte del negocio.
Sin
entrar en detalles, Saab, como proveedor exclusivo y principal contratista del
Estado delincuente, así como operador financiero y testaferro de Maduro, es un
componente clave de la estructura de poder en la que se soporta el régimen. De
manera que su extradición a EEUU y su enjuiciamiento, que se concretarían en
los próximos días y que Maduro está tratando de evitar a como dé lugar, sería
un golpe decisivo.
Las
detenciones extrajudiciales con fines de extorsión política y/o económica que
realizan los organismos de seguridad e inteligencia de régimen sobre altos
funcionarios y sus enchufados o testaferros ya es común en el paisaje de la
cleptocracia venezolana. Voy a recordar otros casos.
Una
de las primeras detenciones exprés se produjo el 11 de diciembre de 2016. En
horas de la noche de ese domingo se conoció de manera extraoficial que un
banquero cercano al régimen – conocido como “el banquero rojo” – había sido
detenido en Maiquetía e interrogado en la sede del Sebin en Caracas por más de
dos horas antes de ser liberado. Según los periodistas que revelaron la
información a través de redes sociales, la “entrevista” versó sobre aspectos
pendientes en la intermediación del banquero en el intento del régimen de
comprar una de las últimas televisoras independientes. En el pasado se había
señalado su papel en la adquisición de otros medios como la Cadena Capriles
(Últimas Noticias, El Mundo, Líder), para ponerla al servicio de la hegemonía
comunicacional del autócrata Maduro.
En
diciembre de 2017, una comisión de Dgcim por orden de Tarek W. Saab mantuvo
retenido en el aeropuerto de Maiquetía a Alejandro Betancourt López, uno de los
grandes beneficiarios de los ilícitos cambiarios de Pdvsa y los contratos de la
emergencia eléctrica, cuando se disponía a salir del país. El presidente del
TSJ ilegítimo, Maikel Moreno, en conjunto con Raúl Gorrín, intercedieron a
favor del jefe del grupo conocido como los boli-chicos. Previamente, el
organismo militar había allanado las oficinas de Betancourt quien finalmente
logró huir a Madrid.
El
15 febrero este año, se produjo la detención de Francisco Convit, otro
boli-chico, también en el aeropuerto de Maiquetía desde donde pretendía viajar
a la Isla de Margarita. Luego de dos días retenido en el Sebin, fue liberado y
aún permanece en Venezuela de donde no puede salir porque tiene una orden de
captura de la justicia de EEUU por su implicación en causas relacionadas con el
lavado de dinero y la violación de la Ley de Prácticas Corruptas de ese país.
Otra
detención peculiar, más no exprés, es el caso de Diego Salazar Carreño,
operador de la red de corrupción que estableció en Pdvsa Rafael Ramírez, ahora
enemigo de Maduro, que luego de varias horas de ruleteo por parte de los
organismos de seguridad del régimen, terminó detenido en El Helicoide donde
continúa preso.
Más
recientemente, Franklin Durán quien estuvo involucrado en el caso del maletín
de Antonini Wilson, convertido en uno de los operadores financieros de Maduro,
fue detenido en extrañas circunstancias y acusado de ser un doble agente, de
conspirar y traicionar a la “revolución” y por su supuesta financiación de la
llamada Operación Gedeón.
Las
detenciones exprés son utilizadas por Maduro y su entorno como parte de los
ajustes de cuenta necesarios para mantener el control autoritario y hegemónico
de Venezuela donde la institucionalidad democrática y la transparencia, que es
su esencia, han sido aplastadas por la mentira de esta dictadura del hambre y la
corrupción.
Carlos
Tablante
@TablanteOficial
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