Emilio Nouel 12 de junio de 2020
@ENouelV
La
ruin maquinación que conduce a montar un tinglado comicial fraudulento para
elegir los nuevos integrantes del parlamento venezolano ya se comenzaba a
asomar meses atrás; aunque ha sido un plan que arrancó desde el mismo momento
en que se eligió la actual Asamblea Nacional en 2015.
Ciertamente,
desde entonces todos los exabruptos constitucionales y legales que pudieran
urdirse contra aquella elección popular se pusieron en práctica, con la
complicidad manifiesta de un Tribunal Supremo, perrito faldero del poder
tiránico que nos oprime.
La
más reciente vulneración de la Carta Magna, la última arbitrariedad, es la que
declara una absurda omisión legislativa en la designación del CNE, decisión que
fue impulsada nada menos y nada más -¿por qué no lo hizo el gobierno
directamente?- que por los cómplices de la llamada ‘mesita’; como si esta
acción fuera una prueba que puso la tiranía para que demostraran su lealtad y
compromiso con el régimen.
Hace
unas semanas dije que ese grupo de colaboracionistas sin respaldo popular
alguno, iban a generar ex profeso una mayor abstención electoral en la
ciudadanía venezolana, porque nadie iba a salir a votar en ese sainete
ilegítimo y tramposo, articulado por Miraflores y sus compinches “opositores”.
La
abstención, decía, será enorme porque solo participarán como candidatos los
políticos y los partidos que el régimen permita. Y de nada valdrán evocaciones
al apego al voto arraigado en el venezolano, ni
argumentaciones cuidadosamente elaboradas, ni voluntariosos llamados a
votar, mientras esas condiciones sean las que imponga la dictadura.
El
propósito fraudulento e inconstitucional está hoy más claro con la eventual
designación por el TSJ de un nuevo CNE espurio,
a la medida del gobierno de facto.
Ir
a votar en los comicios que organizará eventualmente el régimen autoritario no
significará elegir, ni mucho menos elegir con libertad y con la garantía de que
el voto será contado y declarado. Y el venezolano lo sabe perfectamente.
Con
una abstención alta, la tiranía, con cualquier cantidad de votos que saque
realmente o que forjen en la trastienda del CNE, saldría vencedora. Por otro lado, los de la “oposición” que ha
engendrado a su gusto, pescando en rio revuelto, tendrán también las migajas
que le echen sus amos, y que les permitirán medrar a la sombra del poder hoy
usurpado y sacar provecho de ello, con el menor esfuerzo y mediando una
bribonada política.
De
esta manera, podrán pretenderán presentarse frente al mundo como demócratas que
se habrían sometido al veredicto del pueblo.
Para
las plumas al servicio del colaboracionismo y en consecuencia de la tiranía,
esta maniobra desvergonzada y repugnante es considerada como “hacer política”.
Lanzan opiniones y elogios diversos, con argumentos y frases ampulosas de
exhibicionismo intelectual, en twitter y
otros medios, todo con el propósito de
darle respaldo ante una opinión pública que no se comerá ese cuento.
Será
en vano todo lo que hagan. NI dentro ni fuera del país los acompañarán la
Venezuela democrática decente ni las democracias del mundo. Al contrario, los
seguirán repudiando y aislando, porque no gozan ni gozarán de legitimidad
alguna.
La
enorme crisis que vivimos no se resolverá con ese burdo chanchullo, más bien se
agravará.
Solo
espero que los venezolanos, en su gran mayoría, sean contundentes en el rechazo
a esos politiqueros amortizados y gorrones, que mucho daño han hecho y le hacen
a la actividad política, y al país.
Emilio
Nouel
@ENouelV
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