Por Piero Trepiccione
Políticamente hablando y con
consecuencias sociales y económicas para toda la región, tenemos en el
epicentro del continente a Venezuela. Más allá, existe paralelamente una
convergencias de crisis y desafíos que recorren cada uno de los países que
integran esta vasta región del planeta.
Tuve la oportunidad de estar
en un encuentro virtual de la Red de Centros Sociales de los Jesuitas en América Latina
y el Caribe. Allí compartí tribuna virtual con Ismael
Moreno. Él, un sacerdote jesuita, defensor de derechos humanos, director de
Radio Progreso y del centro de investigaciones sociales Eric de
Tegucigalpa, en Honduras. Moreno compartió durante su exposición una
explicación sobre las crisis y desafíos que afrontamos en este tiempo de
complejidades profundas. Explicaciones que tomo para compartir en este
artículo.
Decía Moreno que América
Latina y el Caribe están inmersos en la actualidad en tres crisis. La primera
de ellas tiene que ver con “la profundización de las desigualdades”. No es
mentira que nuestro continente es el que mayor desigualdad tiene entre pobres y
ricos. La brecha ha ido creciendo a un ritmo inusitado, especialmente durante
las últimas décadas. Cifras del Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) entre otros organismos, así lo han venido reflejando
en sus informes anuales.
Esta particular situación
trastoca la convivencia. La segunda se relaciona con la “profundización del
deterioro y degradación ambiental-ecológica” que genera consecuencias terribles
en nuestro entorno. El abuso indiscriminado del extracción minera sigue
provocando enormes daños en nuestros pulmones de vida vegetal. Y una tercera
crisis asociada a la “profundización del deterioro y degradación de las
democracias y el estado de derecho”, que acentúan las violaciones a los
derechos humanos y la devaluación institucional que padecemos.
Estas tres crisis, explica
Moreno, abren tres enormes desafíos sobre los cuales debemos articularnos para
trascender durante los próximos años.
Desafíos que enfrenta la
región
El primer desafío se
relaciona con “tocar la llaga de los modelos de desarrollo que tenemos, los
cuales vienen produciendo la desigualdad en términos industriales”. Estos
modelos han estado orientados a favorecer los intereses de pequeños grupos que
acechan los recursos públicos para beneficio propio.
El siguiente desafío está
asociado al compromiso “con la protección del ambiente y los derechos de la
naturaleza y con las comunidades amenazadas o desplazadas” que es vital si
queremos contrarrestar rápidamente los efectos perversos del calentamiento
global que afectan a todas y todos, pero con más fuerza a las poblaciones más
pobres o vulnerables.
Y el último desafío tiene
que ver con “la identificación de los factores responsables del deterioro de la
institucionalidad” que en las últimas décadas, reiteradamente han ido dando al
traste el balance de pesos y contrapesos necesarios para mantener vivo el
concepto de democracia. Culminó señalando Moreno que “hay que tocar de frente
el problema del poder”. Y es que, la forma de procesar los conflictos por el
poder se han ido violentando con mucha fuerza en los últimos tiempos
haciéndonos retroceder a estadios ya superados de la edad media y el
absolutismo. Con la aparición de los “neo-autoritarismos” y el fenómeno del
“híperliderazgo”, el poder ahora regresa a estar por encima de la
ley y sin límites institucionales que valgan para regularlo.
Adquirir conciencia cuanto
antes de estas tres crisis nos permitirá abordar los desafíos que nos plantea
el Padre Moreno para nuestra región. Visualizar los problemas nacionales para
abordarlos de manera articulada regionalmente, sin duda, será una metodología
que tendrá mucho que ver con nuestro futuro.
28-06-20
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