Miguel González M. 03 de febrero de 2021
@migonzalezm
La propuesta de reagrupar; bajo el gobierno del
Distrito Capital a los municipios Baruta, Chacao, El Hatillo y Sucre y,
separarlos del estado Miranda no solo se convirtió en estos días en un
reactivador de sus movimientos vecinales; sino que por retruque colocó además
sobre la mesa un asunto de importancia capital, como es la necesidad de abordar
el tema de la administración territorial y de servicios del Área Metropolitana
de Caracas.
En esta oportunidad, la idea de impulsar una recentralización político-territorial fue de Jacqueline Farías y, esa idea vagamente esbozada le costó su puesto como Jefa del Distrito Capital. Mientras, el gobernador del estado Miranda Héctor Rodríguez (una vez conocida la destitución de la ingeniera Farías) declaró que: “a Miranda no la dividía nadie”. En realidad, el gobernador no podía aspirar a una reelección con el hándicap de haber aceptado con indiferencia la desmembración de la entidad federal donde ejerce el gobierno. Otra situación ocurrió con las delegaciones municipales del PSUV que guardaron un silencio -más sumiso que cómplice-, frente al desarrollo de los acontecimientos desatados por la propuesta Farías.
Desde los municipios afectados; tanto autoridades
públicas como la vocería de los movimientos sociales y vecinales expresaron su
rechazo a la idea de la recentralización político-administrativa del Área
Metropolitana de Caracas. Así, los alcaldes de los municipios Baruta, Chacao,
El Hatillo y Los Salias expresaron su formal rechazo a la intención del PSUV.
Mientras en el municipio Baruta se constituía una alianza entre las
organizaciones vecinales y los partidos políticos para la defensa del
municipio. Esta iniciativa fue replicada posteriormente en el municipio Chacao.
Se inició de esta manera, un sendero unitario; por demás interesante y
beneficioso entre los factores democráticos, justo y quizás en el ámbito
territorial más adecuado: el municipio.
En realidad, hay una clara intención ideológica del
PSUV y su régimen de ejecutar un reordenamiento territorial basado en el
centralismo político-administrativo ya presentado al país en el proyecto de
reforma constitucional del año 2007, el cual fue derrotado política y
electoralmente en esa oportunidad. Sin embargo, la idea de un estado
centralizado, con una nueva base territorial (comunas, ciudades comunales,
distritos motores; entre otras) y sobre la base de una economía colectivizada y
con una participación tutelada, sigue presente en el ideario del bloque
oficialista. Y esa ideación totalitaria tiene nombre: el Estado comunal.
En ese contexto, la problemática del Área
Metropolitana de Caracas no puede ser obviada. Los déficits en la prestación de
servicios públicos; así como la incertidumbre sobre su crecimiento, (por citar
solo dos aspectos) requieren de una reflexión programática; pero también
democrática e incluyente. Esa es una tarea que a los sectores comprometidos con
el cambio político les corresponde acometer. La Alcaldía Metropolitana dejó una
serie de estudios y experiencias que podrían ser aprovechados en conjunto, con
propósitos constructivos y en unidad; tanto por los sectores políticos como por
la ciudadanía y, así fortalecer la opción de cambio. Al respecto cabe recordar
que, la unidad democrática será siempre más fuerte con base a acuerdos
programáticos entre sus componentes.
Me parece importante realizar un comentario adicional
sobre los movimientos vecinales y comunitarios. Y es que estas entidades
siempre han estado del lado de la defensa de las reivindicaciones inmediatas y
de las luchas democráticas en Venezuela. Desde su aparición en los años veinte
y, por medio de sus diversas manifestaciones (Ligas de Colonos, Juntas
Profomento, Juntas Promejora, Juntas Vecinales, Asociaciones de Propietarios y
Residentes y, por supuesto, las Asociaciones de Vecinos) los movimientos de
base se han hecho sentir en la lucha por la elección directa de gobernadores y
alcaldes, la democratización de los municipios y la descentralización; así como
también con su firme defensa del medio ambiente. Es decir, en nuestro país, los
movimientos vecinales son parte de nuestra cultura democrática y, por ende,
representan una reserva para emprender los cambios políticos que nuestra
realidad exige.
La idea de establecer y formalizar puentes entre los
distintos sectores sociales y comunitarios del Área Metropolitana de Caracas
puede ser un elemento aglutinador que contribuya a la creación de una vecindad
metropolitana basada en la defensa de los derechos ciudadanos y de la
descentralización y la autonomía municipal. Después de todo, la amenaza
totalitaria está allí y, se fortalece con la dispersión y la desunión de los
demócratas.
Miguel
González M.
@migonzalezm
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