Carmen Beatriz Fernández 09 de mayo de 2013
Ser más raro que un perro verde es una
expresión castiza, que denomina algo extraordinario y poco común. Una especie
de las que no se encuentran. Un bicho raro, un morrocoy que vuela, como el
morro-gallo. O aún más claro: un madurista no chavista. Algo así.
Una de las tareas de un consultor
político, y de las que particularmente yo más disfruto, es hablar aquí y allá
con unos y otros. Es tarea imprescindible si se quiere desarrollar lo que
Noelle-Nauman llamaba “la piel social”. Ese sexto sentido cuasi-estadístico que
permite entender a la opinión pública, sus segmentos, sus razones y sus
motivos, a los argumentos de unos y los contra-argumentos de otros. Leer
encuestas es importante, también hacer grupos focales, pero nada tan grato como
hilar frases sueltas, de aquí y allá, que permiten terminar armando el puzle de
la opinión pública y entender el comportamiento electoral como un todo.
Antes de la elección del pasado 14 de
Abril habíamos identificado cuatro tipos de votantes oficialistas:
El primero es el votante
oficialista que no cuestionó la candidatura de Maduro. Convencido de las
bondades de la Revolución y su trascendencia se disponía a seguir
obedientementeel mandato del presidente Chavez y votar por Maduro, sin ningún
inconveniente. El segundo tipo es el chavista disciplinado, no le
gustaba Maduro pero con un pañuelo en la nariz iba a votar por él. El
tercero es el chavista que dijo BASTA!: dispuesto a cruzar la acera
y votar por Henrique Capriles. Y el cuarto es ese elector chavista que no
coincidía con Maduro y en protesta el 14A iba a quedarse en casa y engrosar la
cifra de abstencionistas.
Pero los resultados oficiales del CNE
afirman que hay un quinto tipo de elector de Maduro: los perros
verdes. Unos electores que no eran chavistas, pero que votaron por Maduro.
Existen casi 4000 mesas electorales
distribuidas en todo el país (o un 10% del total) en las que Nicolás Maduro
sacó proporcionalmente más votos que Chavez en Octubre. Esto es algo
verdaderamente dificil de entender. Esas mesas son evidentemente muy raras
porque ni yo, ni usted que me lee, conocemos ni un solo caso de un elector que
no le gustara Chavez pero que le guste Maduro. Pero los resultados oficiales
dicen que los perros verdes existen por decenas de miles. Acaso cientos de
miles.
Por otro lado, históricamente el
chavismo descontento se había sumado a la abstención. Cuando algo no les
gustaba, o cuando no participaba directamente el presidente Chavez, el chavismo
remolón ejercía una suerte de voto protesta, absteniéndose de participar. Y he
aquí otro resultado muy raro de la elección de Abril: resulta que CASI TODOS
los electores de Chavez que estaban descontentos con Maduro cruzaron la acera y
se cambiaron de bando.
Por Capriles votaron 770 mil electores
más en Abril de los que lo hicieron en Octubre. Y por Maduro votaron 605 mil
menos de los quevotaron por Chavez unos meses antes. Es decir casi NINGUNO de
los muchos electores de Chavez a los que disgustaba Maduro se quedó en su casa
sin votar, como mecanismo de protesta. Es evidencia de que algo MUY raro pasó
en estas elecciones: la psicología electoral contraviene lo que ha sido
elcomportamiento del elector venezolano, y particularmente del elector
chavista. Por primera vez en la historia electoral del país no hubo abstención
como voto-protesta.
Con estos datos de psicología
electoral podemos ya tener una hipótesis de qué fue lo que pasó en ciertas
mesas el 14 deAbril. Estos datos hablan con tanta claridad porque ocurrió una
votación muy masiva. Si la oposición se hubiera abstenido, como ha pasado en
otros procesos, las dudas no serían tan elocuentes.
En criminalística se usan varias
técnicas científicas que ayudan a descubrir un crimen, la dactiloscopia y la
grafología son dos de las más importantes. Igualmente puede haber una
criminalística electoral que ayude a descubrir un fraude, usando estas mismas técnicas.
La dactiloscopia permitiría saber si existen huellas repetidas. O sea, y es
sólo una hipótesis, que la maquina capta-huella haya sido deliberadamente
reseteada para permitir votar varias veces a una pesona. Y una persona en cada
una de esas mesas sospechosas pudo votar muchas veces. Tambien la grafología es
una herramienta poderosa en criminalística que en nuestra elección podría
verificar los cuadernos de votación, y saber si una misma persona firmó varias
veces en las mesas “raras”.
Pero el árbitro electoral no ha
permitido que en la auditoría se revisen ni los cuadernos ni los reportes de
incidencias con las captahuellas. Por ello, cuando la incompleta auditoría
oficial está por concluir afirmando un 99.98%
de efectividad y ante dos evidencias tan francas, propongo una
auditoría ciudadana singular, que consista en buscar e identificar perros
verdes. Los datos del CNE afirman que se cuentan por decenas de miles y en todo
el país. Preguntemos entre nuestros amigos, familiares, conocidos, entre
nuestros adversarios políticos... Hagamos un esfuerzo por encontrar a esos
electores tan raros como para que ser maduristas sin haber sido chavistas.
Si no los encontramos estaremos
seguros, aún sin dactiloscopia ni grafología, que las elecciones de Abril
fueron vil y groseramente manipuladas.
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