Luis Manuel Esculpí julio de 2014
Se ha comenzado a debatir en diversos
círculos la posibilidad de una transición como la verdadera salida a la crisis
actual, el sacerdote jesuita Luis Ugalde ha contribuido con un comentado
artículo "Los sueños, sueños son" y en su más reciente entrevista
aporta nuevos elementos para resaltar la reflexión sobre tal eventualidad.
Las transiciones, como muchos
capítulos de la historia, suelen tener episodios y desenlaces inéditos, el paso
de un régimen autoritario a uno democrático, no siempre obedece a cánones y
formulaciones preestablecidas, la experiencia española, la chilena y la
nicaragüense, para sólo mencionar tres de las más conocidas; constituyen
muestras emblemáticas de lo impredecibles de estos procesos políticos.
En el desarrollo de esas
transformaciones y en su solución estuvo presente un común denominador,
impensable en sus inicios, incluso para quienes luego fueron protagonistas
principales; como fue la presencia de algunas figuras importantes del régimen
autoritario que se sustituía en el tránsito hacia la democracia.
Es así como el paso del franquismo al
nuevo régimen cuenta con el papel decisivo de Adolfo Suárez y el Rey Juan
Carlos, la sustitución de la dictadura de Pinochet, quien sale en un proceso
electoral (referéndum) lo mantiene por un tiempo como Senador aunque después es
enjuiciado, y en Nicaragua cuando Daniel Ortega es derrotado en un proceso
electoral por Violeta Chamorro, su hermano Humberto, también Comandante
Sandinista permanece al frente del ejército. En un plano distinto, por
supuesto, en nuestro país el tránsito del gomecismo y del perezjimenismo,
presentaron algunas semejanzas, en el primer caso fue evidente y en la primera
Junta de Gobierno presidida por Larrazabal participaron personajes
representativos del gobierno anterior.
El debate es pertinente, si asumimos
la incompetencia del gobierno para poder resolver la grave crisis económica,
social y política que confrontamos, estimación que no se limita al campo de la
oposición, sino que abarca también importantes sectores del oficialismo,
quienes no ven en lo inmediato una salida y a la vez consideran inviable
continuar así hasta el 2019. Ni Henrique Capriles, ni algún dirigente de la
oposición ha sostenido que hay que esperar pasivamente hasta el próximo proceso
electoral presidencial.
Si bien es cierto, las salidas
democráticas, pacíficas y electorales formalmente planteadas hasta ahora
(Constituyente, renuncia, revocatorio) están contempladas en la Constitución,
sin olvidar que las elecciones parlamentarias son las próximas establecidas con
fecha fija, la experiencia histórica nos indica lo imprevisible de estos
tránsitos, de tal manera que considerar como un escenario posible "un
gobierno de transición salido del chavismo" como se ha señalado
públicamente, no resulta para nada descartable y podría perfectamente también
ser una alternativa Constitucional y pacífica que hasta ahora no había sido
examinada en profundidad. Lo cierto es que cualquier salida tiene
necesariamente que tomar muy en cuenta la presencia de las fuerzas alternativas
y no sólo pensar en una transición de la esfera dominante ignorando las
presentes exigencias de cambio en la sociedad.
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