Por Ing. Eduardo
Paez – Pumar, 17/05/2015
Boletín 231 AIPOP
En temporadas de
condiciones climáticas adversas como la que estamos viviendo, es cuando se le
ven las costuras al déficit en la infraestructura; particularmente en los
sectores energético, eléctrico y de suministro de agua. Entre estos tres
sectores existe una relación mucho mayor de la que la gente se imagina.
Cuando se registran
en una región del país apagones no programados, como los ocurridos en
Barquisimeto entre abril y mayo (77 apagones con 375 horas sin suministro
eléctrico en abril), dejan de funcionar los sistemas de bombeo y se requieren
24 horas para reiniciar el proceso de presurización de las tuberías; e incluso
se han quemado 13 motores valorados en Bs. 17 millones. Esta situación es peor
en Caracas donde los desniveles son mayores y el proceso es más complejo.
Al quedarse sin
agua el embalse de Canoabo, se quedó sin agua el acueducto que surte a Puerto
Cabello y que surte también, vía una tubería de 20 pulgadas, a la Central de
Planta Centro, que es la central termoeléctrica más grande del país. La
situación está tan grave que han tenido que contratar un buque tanquero con 4
millones de litros de agua para que la planta continúe operativa.
Producto de la
sequía que los análisis de predicción climática previeron a partir de mediados
del 2014, Colombia suspendió el suministro de gas a Venezuela con la finalidad
de producir más energía termoeléctrica y proteger sus embalses. El gas
colombiano alimentaba las plantas termoeléctricas Rafael Urdaneta, Ramón Laguna
y Termozulia y además a la Petroquímica El Tablazo. Como Venezuela tiene un
déficit de gas de 2.970 millones de pies cúbicos diarios, Corpoelec se vio
obligada a alimentar las centrales con combustibles líquidos que también
escasean en el país.
Pero lo más grave
que está ocurriendo, es que por existir baja disponibilidad en las centrales
termoeléctricas, se ha venido sobreexplotando a Guri, que para el viernes 15 de
este mes se encontraba 21,17 m por debajo de su nivel máximo y próximo a
alcanzar el nivel más bajo del 2010. Cuando el embalse baja en estas
proporciones se pierde la carga hidráulica y baja la eficiencia de las turbinas
lo cual produce una reducción de 1.200 Mw en la generación.
Esta baja
disponibilidad de las plantas termoeléctricas y la sobreexplotación de Guri han
llevado a la crisis eléctrica actual, la cual ha sido analizada por nosotros en
los boletines 225 y 229. La situación es tan compleja que a pesar de
presentarse una demanda de 18.200 Mw, la cual es inferior en 600 Mw a la
demanda máxima del 2013, ha sido necesario racionar el suministro en ciudades
como Maracaibo y Mérida y se ha establecido un horario reducido para las
instituciones públicas. El nivel de agua de Guri ha bajado tanto, que la Torre-
Toma que alimenta el acueducto de Upata se ha quedado con las Tomas por encima
del agua. Han tenido que improvisar instalando balsas-tomas, operando a duras
penas; por lo cual Upata no tiene agua.
En el caso del
Sistema Tuy III del Acueducto Metropolitano de Caracas, para conservar el nivel
del embalse de Camatagua, hoy a una tercera parte de su capacidad, se cerró la
descarga del río Guárico que alimenta la represa del Guárico. Al perder su
principal fuente de agua, este embalse se secó y no habrá agua para el riego de
las siembras de arroz y otros cereales. Tampoco habrá fertilizantes por la
falta de agua y gas en El Tablazo.
Como hemos visto,
la operatividad de nuestro país está muy ligada a su infraestructura y al
manejo de la energía. La experiencia de los últimos 16 años ha sido
catastrófica, a pesar de las inmensas sumas de dinero que han entrado por la
venta de petróleo. Mientras que en los 40 años de la República Civil se
construyeron 83 embalses, en los últimos 16 años solo se han terminado solo
dos. Somos el octavo país del mundo con mayores reservas probadas de gas natural
y el primero en América Latina, pero tenemos déficit de gas. Hemos invertido
grandes sumas de dinero en nueva generación termoeléctrica e hidroeléctrica,
pero con bajos resultados por contratar obras a más del doble del valor del
mercado internacional, y muchas de estas obras no se han terminado o están
paralizadas, como es el caso de la Central Hidroeléctrica de Tacoa.
La única salida
para que se inicie un cambio político que nos libere de la improvisación, la
corrupción y el desorden administrativo que está destruyendo al país, es
votando en las elecciones parlamentarias para ganar la mayoría de la Asamblea
nacional y convocar una Enmienda Constitucional que active el Art. 341 de la
Constitución Nacional, para reducir el periodo presidencial y eliminar la
reelección indefinida.
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