Por Jesús Chuo
Torrealba, 31/05/2015
Hace 8 meses y 5
cinco días, un 23 de septiembre de 2014, los partidos que integran la Unidad
Democrática nos pidieron ayuda. Nos solicitaron que asumiéramos la Secretaría
Ejecutiva de la Unidad Democrática. La alianza experimentaba entonces una
situación muy complicada: Desencuentros entre distintas fuerzas habían
originado enfrentamientos muy duros. Tras siete meses de discrepancias, se
produce la renuncia del Secretario Ejecutivo de la alianza, el 30 de julio de
ese año. Nueve semanas tardó la alianza para ponerse de acuerdo y escoger, con
aceptación unánime, un nuevo vocero. Empezó entonces un arduo trabajo en
dos frentes: la reconstrucción de la confianza interna, y el relanzamiento de
la esperanza de cambio hacia el país.
"NO HAY
NEGOCIACIÓN, HAY CONSTITUCIÒN"
Han pasado 33
semanas desde entonces. Lo hecho en ese lapso seguramente no es óptimo, ni
siquiera suficiente. Pero algunos logros son relevantes, porque son de todos:
En diciembre la oposición se opuso en bloque, sin fisuras, a la maniobra de
confiscación de los poderes públicos realizada por la mayoría oficialista de la
Asamblea Nacional. Cuando muchos especulaban sobre “negociaciones
secretas”, “maniobras de trastienda”, “agendas ocultas” y divisiones
disimuladas, finalmente la bancada de la unidad opositora se opuso siempre,
votación tras votación, a la violación de la Constitución, dando una
demostración sólida de unidad y haciendo algo más importante: Sentando el
precedente que permitirá a la próxima Asamblea Nacional con mayoría democrática
relegitimar esos poderes respetando el procedimiento establecido en la
Constitución Nacional, dándole al país una Contraloría que controle, una
Defensoría que defienda, una Fiscalía que fiscalice, un Consejo Nacional
Electoral que organice elecciones de manera confiable y un Tribunal Supremo que
administre justicia independiente. Todo eso es un logro de aquel momento en que
la Secretaría Ejecutiva de la Unidad dijo en voz clara y alta: “¡Aquí no hay
negociación, aquí hay Constitución!”, expresando el parecer de todos los
miembros de la alianza.
LOGRANDO "LA
FOTO IMPOSIBLE"...
Luego, el 23 de
Enero de 2015, en el aniversario del derrocamiento de la penúltima dictadura,
hubo otro logro colectivo relevante: la dirigencia opositora, que desde los
sucesos de febrero-mayo del 2014 no había logrado mostrarse unida ante el país,
lo hizo y en grande: todos los líderes, todas las organizaciones, se
presentaron juntos en un acto en que expusieron un documento que mostró una
visión compartida de la crisis y los trazos gruesos de un proyecto de país
alternativo. Allí estuvieron Henrique Capriles y Antonio Ledezma, María Corina
Machado y Julio Borges, Delsa Solórzano y Freddy Guevara en representación de
Leopoldo López, entre muchos otros destacados dirigentes de la esperanza
democrática. Nuevamente quedaron decepcionados quienes apostaban a la división.
Pudo más el empeño unitario que los malos augurios.
LAS PRIMARIAS, O
COMO EL PUEBLO VENCIÓ AL MIEDO
Así llegamos a la
jornada del 17M, las muy exitosas elecciones primarias de la oposición
venezolana. Prácticamente desde su anuncio, las primarias opositoras fueron
víctima de un bombardeo inclemente: “Chucutas, insuficientes”, decían algunos,
pretendiendo ignorar que en 2010 se hicieron primarias en 16 circuitos y que en
2015 se hicieron en 37; “Allí no va a votar nadie”, profetizaron otros,
pensando que la hegemonía comunicacional del régimen y la amenazante presencia
de las captahuellas alejaría a los electores de las urnas. Cuando ya muchos, en
el gobierno y no sólo allí, estaban listos para “festejar” lo que esperaban sería
un “fracaso”, resulta que el pueblo acudió en forma masiva, protagonizando una
jornada estelar, desafiando al miedo y a la desesperanza aprendida, colocando
la asistencia a estos comicios internos en una cifra cercana a los 600 mil
electores, muchísimos mas que los 316 mil que acudieron a las primarias
legislativas opositoras de 2010.
LA ESCOGENCIA:
AVANCE UNITARIO O RETROCESO A LA DIVISIÓN Y LA DERROTA
Este rápido repaso
de adonde venimos debe servir para ilustrar hacia adonde vamos. El éxito
interno de las primarias se ve acompañado por el éxito externo en las encuestas
y sondeos de opinión: Todas las encuestas revelan que la Unidad duplica y hasta
triplica al oficialismo en intención de voto de cara a las elecciones
parlamentarias, lo que revela no solo que el régimen sigue en caída sino
además que la Unidad, con un discurso que privilegia la construcción de empatía
con los sectores sociales golpeados por la crisis económica y la inseguridad,
ha logrado capitalizar parte importante de ese descontento hasta transformarlo
en intención de voto por el cambio. La oportunidad de victoria, entonces, está
allí. Toca ahora a los factores que integran a la Unidad Democrática, a toda la
ciudadanía opositora, decidir que hacer con ella: Si actuamos responsable y
unitariamente, y convertimos la posibilidad de victoria en victoria cierta, o
si una vez más fracturamos la unidad y nos desgastamos en inútiles pugnas por
el liderazgo, perdiendo de esa manera una oportunidad de victoria que
parece evidente.
En efecto, las
opciones que tiene la oposición democrática por delante son claras: O
retrocedemos al camino de enfrentamientos internos que desde febrero hasta
septiembre de 2014 nos condujo a la derrota y la división, o continuamos y
fortalecemos el camino unitario que desde el 23 de septiembre de 2014 hasta el
17 de mayo de 2015 nos condujo al fortalecimiento de la Unidad y a ser
reconocidos por el país como una fuerza política y social con una clara
posibilidad de victoria.
¡LO QUE ESTA EN
JUEGO NO ES EL "LIDERAZGO", ES EL PAIS!
Aquí lo que está en
juego no es “el liderazgo de la oposición”, sino el Poder. Aquí lo que importa
al país no es dilucidar quién es el primer o segundo partido de la oposición,
sino que esos y todos los demás partidos hoy opositores se transformen en
partidos de gobierno. Para eso es necesario derrotar al régimen, para
derrotar al régimen es indispensable estar unidos, y para estar unidos es
fundamental respetar las reglas del juego: las decisiones se toman por
unanimidad, consenso o amplia mayoría, se consultan entre todos y entre todos
se ejecutan. Cada integrante de la alianza tiene derecho a desarrollar
iniciativas particulares, siempre y cuando estén enmarcadas en la política
general de la Unidad. Nadie tiene derecho a imponer sus iniciativas
particulares al resto del conjunto. Son reglas sencillas, claras. Pero de ellas
depende la victoria.
Tal y como culmina
el más reciente comunicado de la Secretaria Ejecutiva de la Unidad, “Los éxitos
que hemos obtenido han sido frutos de la unidad de acción, palabra y obra;
Unidad en el diseño de la estrategia y en la instrumentación de la táctica,
unidad de idea y lucha, unidad de voto y calle. Hoy, cuando el régimen
corrupto, ineficiente y totalitario está en el fondo del desprestigio y el
rechazo popular, quienes integramos la Unidad Democrática tenemos el deber de
estar a la altura del mandato que hace apenas días nos dieron más de medio millón
de venezolanos: El cambio es urgente, el camino es electoral y la Unidad es
obligatoria. El régimen intenta revivir la polarización política para
tratar de reagrupar sus perdidos seguidores; los demócratas debemos poner de
relieve la polarización social, pues la única división real que hay en
Venezuela es entre la mayoría que es víctima de la crisis y el régimen para el
que la crisis es un criminal negocio.Sigamos juntos, fortaleciendo la UNIDAD DE
LOS DEMÓCRATAS para que esta sea capaz de capaz de convocar, articular y
movilizar la UNIDAD NACIONAL”.
¡Palante!
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