Stalin González mayo de 2015
No es primera vez que el Estado deja ver
sus costuras en cuanto a la existencia de ciudadanos de distintos tipos.
Cuántos venezolanos esperan por el sistema judicial? Cuántos ciudadanos esperan
un pronunciamiento por parte de la defensoría, Cuántos venezolanos esperan por
“una pronta respuesta” sin conseguir por parte de las instituciones
absolutamente nada. Hoy vemos como el Estado que se ha vuelto uno solo, con una
rapidez increíble da respuesta, se pronuncia categóricamente en solidaridad por
las acusaciones hacia un individuo.
No merecemos todos los venezolanos ser
tratados de igual forma? No es el principio de la igualdad lo que más se ha
reivindicado en este gobierno? No es el legado que tanto se defiende? Por qué
entonces el Estado se comporta de diferentes maneras frente a las demandas de
los ciudadanos? Tenemos frente a nosotros un Estado que no solo no tiene
separación de poderes sino que además opera con discrecionalidad frente a la
procedencia política de cada venezolano.
Los derechos no son respetados de la
misma forma, los cuerpos de seguridad no actúan de la misma manera frente a
todos las protestas, las opciones de recibir prebendas (y digo prebendas y no
políticas sociales porque no lo son) no son igual para todos los venezolanos,
siempre está el filtro del color por el que se vota. Siempre el ojo del que
tiene el poder protegiendo, ayudando, amparando – no al desprotegido, como nos
han hecho creer – sino al que apoya esto, que ya no queda claro si es revolución,
si es estado, si es gobierno.
Este hibrido que se presenta como héroes
de los más pobres pero que poco hace por cuidarlos de la inseguridad, de la
falta de empleos, de la escasez. Si en Venezuela desde que se profundizo “el
proceso” existen ciudadanos de primera, aquellos que no hacen colas, que tienen
guardaespaldas, que no viajan con CADIVI, que trabajan cómodamente en la
estructura del Estado, que no necesitan boleto para salir del país porque
viajan en las avionetas privadas, aquellos que reciben por parte de todo el
Estado la solidaridad plena y a protección máxima.
Luego están los de segunda y tercera,
los que se levantan hacer colas de acuerdo al terminal de su cedula para poder
comprar alimentos, esos que deben cuidarse ellos mismos la espalda porque si no
acaban siendo parte de las estadísticas de muerte porque de las de robo ya son,
esos que no tienen posibilidad alguna de salir del país porque no tienen
tarjeta de crédito de algún banco del gobierno, o ese que tiene 4 años
esperando una sentencia porque habido retardo procesal, esos que al Estado solo
les importa cuando se acercan las elecciones.
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