Edgar Rivero mayo de 2015
He querido titular así este artículo
para expresar mi regocijo y el de todos los factores democráticos, por el
despertar de los portugueseños. Fue un largo letargo que mantuvo a buena parte
de los portugueseños, desconectados de la realidad. Ya Portuguesa despertó y se
dio cuenta de que no podemos seguir transitando por Caminos de Equivocación,
porque en poco tiempo no tendríamos nada que dejar a nuestros hijos, más que la
vergüenza de no haber hecho nada por impedirlo. De allí, nuestra determinación
para impulsar y sentar bases firmes para los profundos cambios democráticos que
requiere Portuguesa y Venezuela entera.
La recién concluida jornada electoral de
la alternativa democrática como primer paso, demuestra cómo poco a poco podemos
ir ganando los espacios perdidos. Ya está terminando el oscurantismo y
vislumbramos la luz al final del túnel. Basta con este proceso interno de primarias,
para avivar en toda Portuguesa ese clamor colectivo que exige un futuro seguro
y Portuguesa sabe que esto sólo lo ofrecen las organizaciones políticas
democráticas y el resto de la sociedad civil organizada. Un futuro donde el
respeto a la vida no sea un mito, donde ser independientes, conseguir
alimentos, medicinas, electricidad y la posibilidad de tener un hogar propio no
sean lujos impensables.
Sin dudas, hemos dado en el clavo. Hemos
generado conjuntamente con el esfuerzo de muchos, en especial de los
precandidatos participantes, un efecto positivo de conciencia social, que anima
a la sociedad volver a transitar por la vía democrática cívica y pacífica;
donde el elemento del voto, se convierte en el instrumento para estimular a los
más afectados por la crisis económica, a organizarse de forma integrada y en
apego al respeto de la Constitución de la República; crear los espacios de
rebeldía y transformación del actual régimen, por nuestro antiguo, seguro y
confiable sistema democrático.
La crisis económica y moral sin
precedente que vive nuestra nación, generada por la insuperable incapacidad del
desprestigiado régimen dictatorial, nos obliga a plantearle al país una
alternativa de cambio a tan grave situación en la que está sumido nuestro país.
Una alternativa que pasa por afianzar y consolidar el concepto de la Unidad,
que nos permita participar y ganar con fuerza y determinación las elecciones
parlamentarias, para conformar una verdadera y digna Asamblea Nacional, en
garantía de poderes públicos independientes, al tiempo de ir limpiando todo el
desastre, ocasionado por tantos delitos cometidos contra el país.
Por ello, es imperativo, continuar
avanzando; dejar de un lado cualquier vestigio de individualismo. Después de
este gran paso dado al frente en aras del cambio, es prudente mejorar la
comunicación, el acercamiento, los acuerdos, el respeto y la tolerancia para
dilucidar los mejores caminos, superando posibles y humanas diferencias, en
aras de consolidar la Unidad en la esfera política de nuestra entidad, pero
privilegiando el respeto al pluralismo y diversidad, que ha caracterizado a los
factores que pertenecen a la Mesa de la Unidad Democrática.
Tenemos el deber moral de rescatar esa
Venezuela que nos robaron, que nos arruinaron. Venezuela no quiere estar en
colas, no quiere seguir reducida a una economía de “bachaqueros”. Venezuela
quiere confianza para invertir y ofrecer pleno empleo. Portuguesa quiere
sembrar y producir alimentos. Ese país que éramos hace unos 15 años y que
nuestros hijos menores de edad no conocieron, ahora con una política vinculada
más a lo social y bienestar común, lo podemos recuperar y será mejor que antes,
porque sin lugar a dudas, aprendimos la lección.
Por todas estas razones generadas de
esta nueva y exitosa experiencia política – electoral, puedo afirmar sin temor
a equivocarme que el futuro para Portuguesa ya comenzó. Es crucial continuar
mejorando sobre la marcha, implementar nuevas ideas, acciones, estrategias que
le garanticen al electorado que sí le vamos a dar un vuelco a nuestra realidad
numérica y que esta vez sí obtendremos un número representativo de nuevos
diputados demócratas.
Finalmente, ya no hay excusas; tampoco
vuelta atrás. A este tren de la reconstrucción, Dios mediante, no lo detiene
nadie. El futuro ya empezó para Portuguesa, porque comenzó la recuperación de
la democracia y la dignidad venezolana. Ahora más que nunca recobra fuerza la
premisa: si nosotros cambiamos, cambia Portuguesa y por ende esta patria
llamada Venezuela. Adelante, Portuguesa que el futuro ya empezó.
riveroeeea@gmail.com
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