Por Oscar
Bastidas Delgado, 22/05/2015
El movimiento
cooperativo en general y las cooperativas de ahorro y crédito y de consumo en particular, sufren las embestidas de la crisis que sacude al
país y que se incrementa en la medida en que los impuestos suman sus estragos. En
las de consumo las consecuencias son visibles, están marcadas por la
disminución del poder adquisitivo de los asociados que aún con dinero nada
pueden hacer ante la escasez. En el caso de las de ahorro y crédito, hay una desaceleración creciente en
los ahorros que son la base para el otorgamiento de créditos y de los gastos de
funcionamiento; esa desaceleración es consecuencia del alto costo de la vida por
la estanflación y la disminución del poder adquisitivo.
La crisis provoca
desempleo y que el asociado ahorre menos; en paralelo que retire ahorros para
consumos corrientes y solicite más créditos para sobrevivir presionando a la cooperativa
para que aumente los montos destinados a créditos y disminuya los trámites para
otorgarlos; así el asociado entra en una espiral: pide más dinero, no cancela, la
morosidad y las cuentas incobrables de la cooperativa aumentan, la cooperativa
aumenta sus previsiones, hay menos dinero para préstamos, disminuye el sentido
de pertenencia, aumentan las renuncias.
En esa espiral,
los prestamos crecen nominalmente ya que los intereses que cobra la cooperativa
están por debajo de una inflación que está prevista en más del 150 % para este
año, basta comparar la tasa pasiva que cobra la cooperativa con el índice de
inflación de estos cuatro meses para observarlo. Los anticipos societarios de
los trabajadores – asociados, el salario de los trabajadores contratados, y el
dinero ahorrado se vuelven papelillo de un día al otro.
A la
incertidumbre política – económica se suma las amenazas de bancos privados que
se expanden hacia el interior del país y lanzan anzuelos a nuestro asociados apoyados
en fuerte publicidad, y los banco públicos con su monopolio de tarjetas de
crédito para divisas a viajeros lo que obligaa migrar a ellos.Panorama oscuro
para nuestro cooperativismo.
A la
situación nacional no se le ve fin, la incertidumbre es común denominador, en
las cooperativas se impone creatividad e innovación. Se debe apuntar a las
causas de la estanflación y también a sus consecuencias. Como las soluciones a
los problemas deben ser mayores que ellos para arroparlos y evitar que alguna
arista descubierta les permita renacer, las cooperativas se encuentran en una
disyuntiva: o enfrentan problemas con criterios y herramientas apropiadas o van
directo al cementerio de más de 320.000 cooperativas de este desgobierno.
¿Qué hacer?.
Las soluciones deben abarcar todo el espectro cooperativo desde los asociados, la
cooperativa misma, y los asociados y comunidades que se benefician de ella. Se
debe diagnosticar la situación integral de cada cooperativa: 1.- Los asociados
como sector más valioso, sin ellos ella no existiría; 2.- Las cooperativas con presupuestos
sinceros y ajustados a la cobija: ¿todos deben estar?, mantenimiento de
locales, uso de vehículos, “pérdidas y distracciones en inventarios”, reuniones
con pago de dietas; y 3.- beneficiarios que no retribuyen la solidaridad
recibida.
Para no hay
mejor práctica que una buena teoría, se impone estudiar los procesos económicos
que afectan a las cooperativas como la inflación y la estanflación, control del
dinero, flujo de caja, administración, gerencia, proyectos, programas, y
presupuestos, así como desarrollo humano, actividades y perfil de los
trabajadores, análisis de competencias, escalas salariales y anticipos justos,
horarios y tiempos de trabajo, y la Ley Orgánica de Trabajo para un trato justo
de los contratados; y Responsabilidad Social y Balance Social.
La educación
debe atacar vacíos con talleres como: Diagnóstico organizacional, dinero e
inflación, gestión de cooperativas, productividad, coordinación, participación,
y movilización; emprendimiento
individual y colectivo, planes de negocios, presupuesto familiar,
finanzas personales, y otros que impulsen
la economía del asociado y de los suyos.
Como lo
urgente no debe marginar lo fundamental, debe reforzarse la Identidad
Cooperativa y el cooperativismo, los valores y los principios, e impulsar
generaciones de relevo con niños y jóvenes; y prestar atención a los problemas
que se avecina pues el futuro será peor. Por ello las cooperativas deben
declarase en emergencia, mirar en alto hacia al futuro y a los lados para
buscar aliados.
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