Por René Núñez, 25/05/2015
NO nos sigue
gustando este país. Y no nos puede seguir gustando porque no nos sentimos
incluidos ni identificados con las políticas públicas aplicadas por el régimen
de turno en estos últimos dieciséis años; amparadas bajo la excusa de una
revolución que supuestamente iba a garantizarnos como venezolanos la mayor suma
de felicidad social.
La oferta electoral
de Hugo Rafael Chávez Frías en 1998, contemplaba acabar con la
corrupción, la impunidad, sacar los niños de la calle, mejorar la seguridad, la
educación, la salud, aumentar la productividad con apoyo del sector privado,
generar mayores niveles de empleos, reducir la inflación y mejorar el poder
adquisitivo; en resumen, un mejor país inclusivo, decente, con prosperidad
económica y social donde “no habría ni atropellos ni persecuciones ni abusos ni
irrespeto a la libertad de expresión o de pensamiento”.
A esta propuesta de
“futuro edén”, la mayoría del pueblo venezolano apostó su esperanza
convirtiendo a Chávez en su nuevo gobernante; a pesar de su intento de
golpe de Estado fallido del 4 de febrero de 1992 contra el entonces presidente
constitucional Carlos Andrés Pérez.
Sin embargo, el
Chávez que acudió en enero de 1999 al otrora Congreso Nacional para la toma de
posesión e imposición de la banda presidencial, fue otro. Pues sin dilación
mostró sus pretensiones autoritarias cuando se negó a recibir del presidente
Caldera el lienzo presidencial y, de enseguida, declarar moribunda la
constitución nacional del 61; en la que se apoyó para lograr su objetivo de
mando.
Vino después la
constituyente con la cual aseguró la reelección indefinida y el alargue a 6
años del período de gobierno. Y para que no quedara duda alguna de lo que tenía
como proyecto político ideológico “in pectore”, hizo aquella infeliz
declaración “Cuba es el mar de la felicidad. Hacia allá va Venezuela".
Desde entonces, la “Vene Cuba” ha estado en construcción, cada vez nos
parecemos a los cubanos en los sufrimientos y estragos de la escasez, de las
colas para conseguir alimentos y medicinas, del desempleo, del bajo poder
adquisitivo, de los controles que se ejercen sobre los derechos ciudadanos y
humanos, de las restricciones de libertades; amén de las amenazas y del terror
provocado contra quienes lleven la contraria al gobierno revolucionario.
El proyecto de
socialismo del siglo XXI que fue rechazado con el referendo del 2 de diciembre
de 2007 por la mayoría del electorado, y que Chávez después de reconocer los
resultados prometió hacerlo realidad -vía Asamblea Nacional- se ha venido
ejecutando poco a poco con la anuencia de la bancada legislativa oficialista.
La ironía histórica
es que mientras hoy Cuba adelanta un proceso de normalización de sus relaciones
diplomáticas con los Estados Unidos; nuestra república insiste en una política
exterior e internacional anti norteamericana; siendo nuestro primer socio comercial
y mejor cliente que paga a tiempo y a precio de mercado el barril del crudo
criollo.
La actual situación
económica, social y financiera de la Venezuela de hoy, es sumamente crítica no
solo en lo económico sino en lo humanitario. Ésta se refleja en la inflación
(este año 200% según FMI), la escasez de divisas, la casi diaria devaluación
del bolívar, la impunidad (92%), 77 muertos por cien mil habitantes, una
creciente deuda externa e interna que los economistas más pesimistas no dejan
de estimarla por el orden de los 250 mil millones de dólares.
El dilema y la
incertidumbre de país es que si bien es cierto hay un descontento generalizado
por el régimen excluyente, injusto y autoritario; no es menos
cierto hay una Oposición que -hasta ahora- ha sido incapaz de convertirse en
una alternativa democrática creíble y renovadora de esperanzas para un pueblo
mayoritario empobrecido que se resiste a renunciar a sus derechos de calidad de
vida y de justicia.
Da tristeza ajena
como algunos regentes opositores están más preocupados y ocupados por sus
posiciones de dominio en el próximo mapa político con ocasión de las venideras
elecciones legislativas que el restablecimiento del orden, la justicia, las
libertades, el progreso y desarrollo humano. Se complica la situación por la
aparición de nuevos grupos partidistas minoritarios aliados fuera de la
MUD dispuestos a participar por separado en los comicios parlamentarios.
Se cansa uno de la misma mediocridad política. Desunidos será muy difícil
lograr una victoria contundente. Hora de los mejores y decentes.
@renenunez51
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