Fernando Mires 25 de mayo de 2015
No es la primera vez que acontecimientos
ocurridos en un país latinoamericano juegan un rol activo en la política de un
país europeo. La revolución cubana fue en los sesenta un símbolo de los
movimientos estudiantiles. El golpe de Estado en Chile levantó olas de
solidaridad en los setenta. Los sandinistas encandilaron el tercermundismo
europeo en los ochenta.
No debe extrañar entonces que la
“revolución bolivariana” también tenga repercusiones en Europa. Pero esta vez
en sentido negativo. Pocas veces un gobierno latinoamericano ha sido mirado con
tantas desconfianza en Europa como el de Maduro. Sin el propósito de comparar a
Maduro con Pinochet –son fenómenos muy distintos– lo cierto es que desde la
época del dictador chileno ningún gobierno latinoamericano ha provocado tanta
aversión en la política europea como el de Maduro.
A diferencias del joven Fidel Castro
quien supo llegar al corazón de las socialdemocracias, a Maduro lo rehuyen como
gato con tiña. Cierto, Pinochet tenía a su Thatcher así como Maduro a su Putin.
Pero las “amistades peligrosas” en lugar de abrir puertas suelen provocar
portazos.
Lo dicho es importante: Pocas veces un
gobierno latinoamericano ha tenido tanta incidencia en un país europeo como
Maduro en las elecciones comunales del 24. 05. 2015 en España.
Por de pronto, Maduro se convirtió en el
mejor colaborador del PP y de Rajoy.
Cuando el tema de la corrupción
arreciaba y el desprestigio del PP era enorme, Maduro insultó al gobierno
hispano acusándolo de conspiración y terrorismo. La reacción de la opinión
pública española no se hizo esperar. Una cosa es que la oposición ataque a su
gobierno y otra es que ese gobierno sea atacado por otro gobierno. Rajoy, sin
mover un dedo, logró que incluso sus contrarios lo apoyaran frente a las agresiones
de Maduro.
Aún más agradecidos con Maduro deben
estar los del PSOE. El desastre electoral que se les avecinaba parecía
imparable. Pero a última hora, gracias a Maduro, el PSOE logró frenar la
crisis. Más allá de que Felipe Gonzáles ha sido siempre un político
comprometido por los derechos humanos, Maduro le brindó la posibilidad de matar
a tres pájaros de un tiro.
Primero: al asumir la defensa de
Leopoldo López y Antonio Ledezma, González devolvió al PSOE una parte de su
identidad democrática perdida gracias a la complacencia de la fracción
Zapatero-Moratinos.
Segundo: logró desplazar al PP y sobre
todo a Aznar como actores principales en la lucha por la democracia
internacional.
Tercero: logró descolocar a Podemos
desatando una controversia interna entre “duros”, cuyas filiaciones con el
gobierno de Venezuela son evidentes, y “centristas” que buscan una expansión de
tipo socialdemócrata.
Naturalmente, el rol de Maduro no fue
determinante –elecciones comunales no pueden ser ganadas con temas
internacionales- pero sí, influyente. La crisis del PSOE es estructural y el
espacio que ha encontrado Podemos para transitar es muy grande. Podemos obtuvo
una alta votación, pero no fue apoteósica como podría haber sido si el “factor
Maduro” no hubiera intervenido en su contra.
No se sabe bien si son solo los cubanos
quienes aconsejan a Maduro. Lo que sí se sabe es que su gobierno pasará a la
historia como uno de los que más esfuerzos ha hecho para trabajar en contra de
sí mismo.
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