Por Froilan
Barrios, 15/07/2015
Cuando estamos a
solo un mes de la inscripción de candidatos a diputados a las elecciones a
Asamblea Nacional 2015, vemos cuán poco se ha aprendido en el terreno opositor al
momento de lograr un gran acuerdo nacional que aglutine a la mayoría de las
expresiones políticas, frente a un régimen que ha asolado a un país en su
provecho.
Definitivamente la
amplitud y la comprensión del terrible trance que padecemos ha sido echado al
cesto de la basura, sustituido por el sectarismo mas rastrero y el
desconocimiento de nuestra historia, actitudes que no se compadecen con la
inteligencia de aquella clase política que postulaba parlamentarios por su
experiencia, conocimientos y no solo por el obligatorio carnet del partido.
Diputados independientes de la talla de Reinaldo Cervini, Miguel Henrique
Otero, Maza Zavala, Rafael Pizani, Carmelo Lauría, Lolita Aniyar, entre otros,
eran propuestos por socialdemócratas, socialcristianos e izquierdistas, quienes
compartían en sus bancadas sus aportes al debate parlamentario.
Si bien es cierto
que queremos salir de esta pesadilla que desgobierna y maltrata al país, al
mismo tiempo es fundamental que se exija un código de ética al parlamentario opositor
electo, por ejemplo respetar al elector y no utilizar el cargo para aspirar de
inmediato a cuanto cargo se le atraviese en el horizonte, sea a alcalde,
gobernador. Como fuera el bochornoso espectáculo de 2010 donde el 50% de los
diputados opositores abandonaran sus curules para optar a cargos ejecutivos
municipales y regionales.
¿Cuántos de los
diputados electos en 2010 por circuitos o lista en nombre de la Unidad han
presentado balance de su gestión al elector?, ¿cuántos han justificado las
vergonzosas inasistencias, que ameritaban hasta perder el cargo? Incluso, hubo
algunos que jamás tomaron la palabra en el parlamento y hoy sin rubor alguno
aspiran de nuevo a ser diputados a la Asamblea Nacional 2015-2020.
Seguir presentando
candidatos a diputados sin liderazgo reconocido, solo con el argumento que la
gente votará por la oposición ante el hastío producido, evidentemente por el
peor gobierno de nuestra historia, es subestimar y burlarse de un electorado
que está cansado, fatigado de tantas promesas incumplidas y del abandono del
diputado que eligió alguna vez.
Si la oposición
aborda este proceso con la irresponsabilidad de otrora, sin una agenda
parlamentaria factible, estará labrando el terreno a la desmovilización y a la
frustración popular, para de esta manera facilitarle al régimen el control
absoluto de una población que sufre la precarización, la manipulación y la
superexplotación más feroz que haya conocido de quienes han ejercido el poder
en este país.
Lograr la unidad
nacional es un compromiso histórico no solo de quienes militen en partidos
políticos, también es una obligación de quienes están en las diferentes
expresiones de la sociedad civil. Para ello requiere que los primeros abran los
espacios de participación, de lo contrario serán las últimas elecciones donde
los partidos políticos expropian al resto de la población del derecho a ser
representados legítimamente.
Movimiento
Laborista
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