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jueves, 16 de julio de 2015

La Revolución Llegó a La Charneca por Alfredo Salgado. Vía ElJoropo.com

Alfredo Salgado


Solo en socialismo es posible realizar una obra como esta.
Creo que así es como reza el afiche que vi en la estación del Metro de El Valle.
En todo caso, la idea es esa. Solo en socialismo pasan vainas buenas.
En el afiche se ve la selva de ranchos que son el signo de la actual civilización venezolana, sello de la revolución cultural que se ha llevado a cabo en este país.
Me paro delante del afiche y la verdad es que la sorpresa me ahoga: en 17 años de esta revolución de los bolívares, lo único que pueden reivindicar como obra cumbre posible-solo-en-socialismo, es el largo cable de acero con los funiculares que transportan a los habitantes de esas humildes y necesitadas barriadas.
¿Solo eso?
¿No tienen nada más guardado en la busaca muchachos?
¿No se les ocurrió nada más que el metrocable?
Después de 17 años de barril de petróleo a 100 $, después de haberse rumbeado esos dólares, después de que obligaron a Nicolás a que reconociera que de CADIVI se “perdieron” 21 mil millones de dólares ¿solo eso; un funicular para La Charneca?
Los reales se acabaron en Venezuela, se los acabaron, y poco incidió ese mega gasto en elevar la condición del venezolano. La sociedad venezolana de hoy está pervertida como nunca lo ha estado.
La brutal arremetida del hampa, que sufren todos los venezolanos, es consecuencia del festín de los dólares, del acto de magia del que somos testigos los venezolanos, que consiste en hacer desaparecer el presupuesto público y que no se vean obras ni servicios que justifiquen esa “desaparición”.
Y no hablo en pasado. Hablo en presente, porque aún sigue sucediendo.
El hampa perdió el pudor, el miedo, no tienen a quién temer y sobra quién los defienda.
Causa estupor saber que el hampa está mejor equipada que los cuerpos de seguridad, que mientras las policías portan unas pistolitas, el sindicato del hampa del país, cuenta con armas largas, armas automáticas y una extraña, muy extraña  y asombrosa provisión de municiones, que los lleva al dispendio de pólvora que escuchamos a diario.
El Estado venezolano no solo fue quebrado, el presupuesto público no solo fue privatizado al haberse trasladado los recursos fiscales de la nación a los bolsillos de unos particulares.  Más que eso, el Estado venezolano está casi extinto.
Este Estado rojo rojito, no tapa los huecos de la calle, no recoge la basura, no frena el contrabando de gasolina, no contiene la inflación, y last but not least, no tienen la capacidad de detener el malandraje desatado y sin control que nos acogota.
Con frecuencia los jerarcas del Estado rojo rojito llaman la atención por la conspiración en marcha para dar al traste con este Estado.
Les doy la razón en esas denuncias.
Estoy muy de acuerdo con las denuncias de los camaradas de la revolución en cuanto a un golpe de Estado que está en marcha. En lo que estoy en desacuerdo es en la acusación que le hacen a la oposición de ser los protagonistas de esta conspiración golpista.
La oposición venezolana no tiene capacidad de dar un golpe de Estado. Ni siquiera un empujoncito de Estado pueden dar. No pueden ponerse de acuerdo en cuanto a qué harán con el país si ganan las elecciones, ni hablar de golpe de Estado.
Los militares venezolanos mucho menos  pueden, ni quieren, dar un golpe de Estado: no se darán un golpe de Estado a sí mismos.
El golpe de Estado que está en marcha, y que están ganando los golpistas, es el golpe de Estado del hampa. Son los únicos con la capacidad de fuego, con el poder financiero, con la logística y las conexiones dentro del poder, ya que lo han infiltrado, para dar al traste con la delirante revolución de los bolívares.
Son los hampones los únicos que pueden poner en serio jaque a la sociedad venezolana.
Y lo han hecho. Nos tienen a todos encerrados.
Esta civilización, esta cultura del rancho que ha estimulado la revolución rojo rojita, ha sido el caldero en el que se ha cocido el criminal guiso en el que han metido su mano cómplice de algunos jerarcas del Estado y el hampa común.
Por eso al defender como único logro el funicular que han instalado en algunas barriadas caraqueñas, habiendo hecho pocas cosas efectivas para elevar la condición humana de sus habitantes, y teniendo como contraste el inmenso poder que el gremio  hamponil nacido de estas barriadas ha conquistado en Venezuela, están reconociendo el fracaso histórico que significa esta demencia hecha poder político y económico.
Solo que lo reconocen haciéndose los locos y colocando el funicular como símbolo de su victoria.
Es lo único que tienen a mano, mientras el hampa, cual lobos feroces, gruñe y le muestra los colmillos a los venezolanos indefensos.
A lo mejor en su inconsciencia, los hijos de Él, el Supremo, no se dan cuenta del golpe que se nos viene encima, víctimas como son de los efectos de la resaca presupuestaria que gozan.
Pero los choros están al acecho, por la toma del poder en Venezuela.
Es el fantasma del verdadero golpe de Estado que nos acecha a todos.
Solo en socialismo es posible realizar una obra como esta.

15-07-2015

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