Alfredo
Salgado
Solo en
socialismo es posible realizar una obra como esta.
Creo que
así es como reza el afiche que vi en la estación del Metro de El Valle.
En todo
caso, la idea es esa. Solo en socialismo pasan vainas buenas.
En el
afiche se ve la selva de ranchos que son el signo de la actual civilización
venezolana, sello de la revolución cultural que se ha llevado a cabo en este
país.
Me paro
delante del afiche y la verdad es que la sorpresa me ahoga: en 17 años de esta
revolución de los bolívares, lo único que pueden reivindicar como obra cumbre
posible-solo-en-socialismo, es el largo cable de acero con los funiculares que
transportan a los habitantes de esas humildes y necesitadas barriadas.
¿Solo eso?
¿No tienen
nada más guardado en la busaca muchachos?
¿No se les
ocurrió nada más que el metrocable?
Después de
17 años de barril de petróleo a 100 $, después de haberse rumbeado esos
dólares, después de que obligaron a Nicolás a que reconociera que de CADIVI se
“perdieron” 21 mil millones de dólares ¿solo eso; un funicular para La
Charneca?
Los reales
se acabaron en Venezuela, se los acabaron, y poco incidió ese mega gasto en
elevar la condición del venezolano. La sociedad venezolana de hoy está
pervertida como nunca lo ha estado.
La brutal
arremetida del hampa, que sufren todos los venezolanos, es consecuencia del
festín de los dólares, del acto de magia del que somos testigos los
venezolanos, que consiste en hacer desaparecer el presupuesto público y que no
se vean obras ni servicios que justifiquen esa “desaparición”.
Y no hablo
en pasado. Hablo en presente, porque aún sigue sucediendo.
El hampa
perdió el pudor, el miedo, no tienen a quién temer y sobra quién los defienda.
Causa
estupor saber que el hampa está mejor equipada que los cuerpos de seguridad,
que mientras las policías portan unas pistolitas, el sindicato del hampa del
país, cuenta con armas largas, armas automáticas y una extraña, muy
extraña y asombrosa provisión de municiones, que los lleva al dispendio
de pólvora que escuchamos a diario.
El Estado
venezolano no solo fue quebrado, el presupuesto público no solo fue privatizado
al haberse trasladado los recursos fiscales de la nación a los bolsillos de
unos particulares. Más que eso, el Estado venezolano está casi extinto.
Este
Estado rojo rojito, no tapa los huecos de la calle, no recoge la basura, no
frena el contrabando de gasolina, no contiene la inflación, y last but not
least, no tienen la capacidad de detener el malandraje desatado y sin control
que nos acogota.
Con
frecuencia los jerarcas del Estado rojo rojito llaman la atención por la
conspiración en marcha para dar al traste con este Estado.
Les doy la
razón en esas denuncias.
Estoy muy
de acuerdo con las denuncias de los camaradas de la revolución en cuanto a un
golpe de Estado que está en marcha. En lo que estoy en desacuerdo es en la
acusación que le hacen a la oposición de ser los protagonistas de esta
conspiración golpista.
La
oposición venezolana no tiene capacidad de dar un golpe de Estado. Ni siquiera
un empujoncito de Estado pueden dar. No pueden ponerse de acuerdo en cuanto a
qué harán con el país si ganan las elecciones, ni hablar de golpe de Estado.
Los
militares venezolanos mucho menos pueden, ni quieren, dar un golpe de
Estado: no se darán un golpe de Estado a sí mismos.
El golpe
de Estado que está en marcha, y que están ganando los golpistas, es el golpe de
Estado del hampa. Son los únicos con la capacidad de fuego, con el poder
financiero, con la logística y las conexiones dentro del poder, ya que lo han
infiltrado, para dar al traste con la delirante revolución de los bolívares.
Son los
hampones los únicos que pueden poner en serio jaque a la sociedad venezolana.
Y lo han
hecho. Nos tienen a todos encerrados.
Esta
civilización, esta cultura del rancho que ha estimulado la revolución rojo
rojita, ha sido el caldero en el que se ha cocido el criminal guiso en el que
han metido su mano cómplice de algunos jerarcas del Estado y el hampa común.
Por eso al
defender como único logro el funicular que han instalado en algunas barriadas
caraqueñas, habiendo hecho pocas cosas efectivas para elevar la condición
humana de sus habitantes, y teniendo como contraste el inmenso poder que el
gremio hamponil nacido de estas barriadas ha conquistado en Venezuela,
están reconociendo el fracaso histórico que significa esta demencia hecha poder
político y económico.
Solo que
lo reconocen haciéndose los locos y colocando el funicular como símbolo de su
victoria.
Es lo
único que tienen a mano, mientras el hampa, cual lobos feroces, gruñe y le
muestra los colmillos a los venezolanos indefensos.
A lo mejor
en su inconsciencia, los hijos de Él, el Supremo, no se dan cuenta del golpe
que se nos viene encima, víctimas como son de los efectos de la resaca
presupuestaria que gozan.
Pero los
choros están al acecho, por la toma del poder en Venezuela.
Es el
fantasma del verdadero golpe de Estado que nos acecha a todos.
Solo en
socialismo es posible realizar una obra como esta.
15-07-2015
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