Por Rubén
Contreras, 07/07/2015
Cada día que ha
pasado desde el 2 de febrero de 1999, cuando Venezuela entró en el sendero del
despotismo destructor preconizado por el felón de Sabaneta, las noticias que
recibimos y las impresiones que tenemos en nuestros viajes, nos indican que el
país se aleja insistentemente de los estándares del progreso que rigen el mundo
actual.
Es sorprendente
observar cuando viajamos al exterior y entramos en un Centro Comercial o
un auto mercado y apreciamos productos provenientes de diversos países
latinoamericanos, cuestión que nos pone a dudar acerca de la capacidad de
producir que tenemos los venezolanos, o nos entra la duda en cuanto a que
esos países son más competitivos que el nuestro.
Esto lo decimos
dado que en una oportunidad tuve la ocasión de estar en la costa oeste de los
estados unidos y visité las ciudades de Los Ángeles, San Francisco, San Diego y
Las Vegas y quedamos sorprendidos por la presencia de negocios de comida
mexicana y auto mercados con productos exclusivamente mexicanos, incluyendo
variedades de cerveza y tequila y no hablemos de la diversidad de chiles y
granos.
En otras
oportunidades estando en New York, Washington, Denver, Miami, Orlando y
Chicago, también apreciamos lo cosmopolita de dichas ciudades y las
variedades de productos latinoamericanos, dentro de los cuales destaca el café
colombiano y costarricense, ya que son famosas las cafeterías de Juan
Valdez, las carteras de Mario Hernández, así como los tabacos dominicanos
y nicaragüenses, el ron dominicano, puertorriqueño, colombiano, de las Bahamas,
de Jamaica, la tequila en todas sus marcas, él pisco peruano y pare
usted de contar.
Ahora por segunda
vez, tuve la oportunidad de visitar a Denver, ciudad en la cual tengo unos
familiares y pude estar con cierta holgura de tiempo, pero con las limitaciones
económicas impuestas por los déspotas que destruyen a Venezuela, al cercenarnos
la posibilidad de utilizar nuestros recursos propios, y depender apenas de 700
dólares para un viaje a USA, circunstancia que nos limitó dado que nosotros en
condición de funcionarios jubilados de un ente del estado venezolano,
disponemos apenas de nuestra jubilación y no hemos tenido la suerte de contar
con un Antonini que nos dispense maletines de dólares, como los entregado a los
Kirchner para su campaña electoral, o tener cuentas millonarias en dólares en
diversos bancos del mundo, como los hijos del finado de Sabaneta.
El caso es que en
esta oportunidad, visitando algunos centros comerciales, pude apreciar
productos manufacturados en Nicaragua, Guatemala, Costa Rica, El Salvador,
Panamá, Ecuador, Santo Domingo, Bahamas, Perú, Bolivia, Chile, Brasil, así como
de Colombia y México en cantidades industriales y exponenciales, y pude
estar en un negocio en el cual expenden puros productos mexicanos como
legumbres, hortalizas, verduras, granos de todo tipo, carnes, tequila y harina
pan de Empresas Polar producida en el imperio mismo, ya que Lorenzo Mendoza,
con esa visión emprendedora, heredada de sus ancestros, ha instalado plantas de
producción de harina de maíz, tanto en Colombia como en USA. Aunque también
pude apreciar en dicho negocio llamado Latín Market Mi Pueblo, en el cual
compramos también hojas de plátano para hacer hallacas, otra harina de maíz,
producida también en USA, con el nombre de harina de maíz Venezuela.
También
pudimos apreciar diversas manufacturas elaboradas en los países conocidos como
los tigres asiáticos, Taiwán, Bangladesh, Vietnam, Hong Kong, Corea del
Sur, La India y por supuesto China.
En ninguno de los
sitios visitados conseguí algún producto venezolano, a pesar que en
nuestro país se produce un excelente ron que ha ganado últimamente concursos
internacionales en Europa, región en la cual se cotiza muy bien dicha bebida,
ya que en Londres, en el barrio Chelsea hay un bodegón que se precia de vender
ron venezolano, al igual que en Madrid que se da la misma circunstancia, pero
da cierto escozor cuando uno ve productos del mar chilenos y peruanos y
recuerda las conservas enlatadas de sardinas y atún venezolano, que muy bien
pudieran competir en esos mercados con dichos productos, o con los tabacos que
en los últimos tiempos han ganado espacios por su calidad, como el Crispín
Patiño.
Esta situación es
preocupante ya que no vemos productos venezolanos en el mercado
internacional, por el cerco que le ha impuesto el actual gobierno
al desarrollo en sus distintos órdenes, porque ha sido tal la tozudez comunista
a no permitir la producción de los diversos rubros criollos, que hará cosa de
unos dos meses fuimos noticia dado que empresas trasnacionales que trabajan el
cacao venezolano en países como Suiza, Bélgica, Alemania, Austria, Italia,
Canadá y otras le estaban exigiendo al gobierno venezolano que aprobase las
licencias de exportación para que estos países compraran el cacao a los
productores nacionales.
La diversificación
de la economía se basa en el desarrollo de sus industrias y en el crecimiento y
expansión de bienes en todos sus órdenes, y si queremos diversificar la misma
hay que estimular el aparato productivo con emprendedores y el mejor ejemplo es
ese señor llamado Lorenzo Mendoza, quien ha exportado a Colombia y a USA, su
capacidad de trabajo, instalando plantas productoras de ese producto orgullo de
Venezuela, llamado harina Pan.
De igual manera se
pudiera hacer lo mismo con otros productos y manufacturas, ya que si
venezolanos en otros tiempos pudieron diseñar y construir el bisturí de
diamantes y trabajar en La Nasa, desarrollar la Orimulsión como sustituto del
carbón y producir la vacuna contra la lepra, y tener ahorita mismo a un
venezolano como rector presidente de la 3ra. Universidad del mundo, como
es el Instituto Tecnológico de Massachusetts, e investigadores que están
trabajando en asuntos inmunológicos para detener el cáncer, que nos
detiene en nuestra capacidad de crear.
Aunque nos duela
decirlo, nos detiene circunstancialmente el hecho de tener un gobierno
retrogrado, con una visión primitiva de la política anclada en el pasado, que
no estimula la investigación ni el estudio y coarta la capacidad de
trabajo.
Pero eso puede y
debe cambiar con el concurso de .los venezolanos de buena voluntad que pensemos
en la necesidad de salir de este marasmo en que estamos inmersos, abriendo los
ojos e internalizando el terrible daño que se le ha hecho a nuestro país en
estos 16 años de gobierno militarista, que ha tenido como fin el
enriquecimiento de una casta militar putrefacta, que ha utilizado los
estamentos del estado venezolano para sus fines personales.
Este 6 de diciembre
podemos retomar parte de nuestros espacios con el voto y tener una asamblea
nacional al servicio de los venezolanos. Esa es una instancia invalorable que
debe trabajar para el bien del país y si contagiamos a todos con nuestro
optimismo y salimos a votar ese día, seguro que el horizonte venezolano
cambiará.
rubencontrerasg@gmail.com
@RubenContreras
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