El filósofo, novelista y
semiólogo italiano Umberto Eco, que intrigó, desconcertó y deleitó a lectores
de todo el mundo con la vastedad de sus conocimientos y reflexiones sobre la
semiótica, estética medieval o filosofía, falleció el viernes en la noche, tras
haber luchado contra un cáncer, aunque Lori Glazer, vocera de la editorial
estadounidense de Eco, Houghton Mifflin Harcourt, dijo a The Associated Press
que el escritor murió el viernes. No confirmó de inmediato la causa del
fallecimiento ni el lugar.
Autor de una amplia gama de
libros, Eco estaba fascinado por lo oscuro y lo mundano, y sus libros son tanto
narraciones atractivas como ejercicios filosóficos e intelectuales. Su vasta
obra incluye ensayos sobre la teoría de signos y símbolos en el lenguaje,
estudios sobre iconos de la cultura popular como James Bond y Superman,
problemas de traducción y los lenguajes técnicos del internet.
Eco era una celebridad en el
mundo académico cuando publicó en 1980 "El nombre de la rosa", una
novela de misterio ambientada en un monasterio medieval, llevada al cine en
1986 con Sean Connery interpretando al protagonista, el monje detective
Guillermo de Baskerville. Traducido a varios idiomas, el libro - lleno de citas
latinas a traducidas parcialmente y reflexiones desconcertantes sobre la
naturaleza de los símbolos - vendió millones de ejemplares.
A una pregunta sobre la fuente
de inspiración para la novela, Eco respondió con la ironía que lo
caracterizaba: "Empecé a escribir... acicateado por una idea seminal:
tenía ganas de envenenar a un monje".
Su segunda novela, "El
péndulo de Foucault" (1988), un relato bizantino sobre editores
conspiradores y sectas secretas, también tuvo un gran éxito. Y esto a pesar de
que era tan complicado que incluía una guía para ayudar al lector a seguir la
trama.
En el 2000, al otorgarle el
prestigioso Premio Príncipe de Asturias en el ámbito de las comunicaciones y
las humanidades, el jurado sostuvo que "sus trabajos, de universal
difusión y profundo influjo, son ya clásicos en el pensamiento
contemporáneo".
Eco nació el 5 de enero de 1932
en Alessandria, al este de Turín. Dijo alguna vez que la cultura del lugar fue
una fuente de su "visión del mundo: el escepticismo y el disgusto por la
retórica". Se graduó de la facultad de filosofía de la Universidad de
Turín, donde adquirió su fascinación por la Edad Media y la estética del texto.
Más adelante definió la semiótica como "una filosofía del lenguaje".
Siempre le gustó contra
historias y en su adolescencia escribió cómics y novelas de fantasía. "Era
un perfeccionista y quería hacer que pareciese que ya estaban impresos, así que
los escribí en letra mayúscula y coloqué títulos de páginas, sumarios e
ilustraciones", dijo a The Paris Review en 1988.
"Fue tan agotador que
nunca llegué a terminar ninguno. En ese momento era un gran escritor de obras
maestras incompletas".
Eco siguió vinculado al mundo académico, convirtiéndose en el primer profesor de semiótica de la Universidad de Bolonia en 1971. Impartió clases y conferencias en diversas instituciones académicas de todo el mundo, incluidas las universidades de Oxford y Columbia. Para el 2000 tenía doctorados honorarios de 23 instituciones.
Pero Eco también era capaz de
saltar el abismo entre la alta cultura y la cultura popular, y publicaba
columnas de opinión en diarios y en el semanario de mayor venta en Italia,
L'Espresso.
Se inició en el periodismo en
1950, en la televisión estatal italiana RAI. Sus columnas empezaron a aparecer
en diarios en la década de 1960. También escribió libros para niños, como
"La Bomba y el General" ("La Bomba e il Generale").
En el 2003 publicó una
recopilación de conferencias sobre la traducción, "Mouse or Rat?
Translation as Negotiation", y un año después publicó la novela "La
misteriosa llama de la reina Loana", sobre un librero anticuario que
pierde la memoria.
Sus obras más recientes
incluyen "De la línea al laberinto", un ensayo sobre semiótica y
lenguaje publicado en 2007, y "Construir al enemigo", una colección
de ensayos sobre varios temas, desde las recientes guerras de Irak y Afganistán,
al antisemitismo o su acérrima crítica al gobierno conservador de Silvio
Berlusconi.
Su novela más reciente,
"Numero Zero", se publicó el año pasado y recuerda un escándalo
político de la década de 1990 que ayudó al ascenso del ex presidente italiano.
En una entrevista con el
diario británico The Guardian en 2011, Eco explicó como alguien tan
"fuertemente anti-intelectual" como Berlusconi se convirtió en una
fuerza política en Italia, cuna del Renacentismo. "Había miedo a lo
intelectual como un poder crítico, y en este sentido hubo un enfrentamiento
entre Berlusconi y el mundo intelectual", dijo. "Pero Italia no es un
país intelectual. En el metro de Tokio todo el mundo lee. En Italia no. No
valoremos a Italia por haber producido a Raphael y Miguel Ángel".
En la misma entrevista, Eco
restó importancia a los críticos que lo consideraban "demasiado erudito y
filosófico, demasiado difícil" diciendo que escribía "para
masoquistas". "Solo los editores y algunos periodistas creen que
la gente quiere cosas sencillas", dijo Eco. "La gente está cansada de
cosas simples. Quieren ser retados".
20-02-16
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