Por Víctor Salmerón
Atrás han quedado aquellos
tiempos en los que el Presidente de Venezuela acudía a las cumbres
latinoamericanas con un fajo de petrodólares para repartir donaciones,
financiamiento o millonarias importaciones. De una manera descarnada, Nicolás
Maduro ventiló las penurias de estos días cuando, al descender del avión que lo
trasladó a Ecuador, país sede de la IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno
de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), confesó:
“Vengo a plantear un conjunto de posibilidades para, desde América Latina,
atender la emergencia económica de Venezuela”.
El epicentro del temblor que
sacude a la economía venezolana es la falta de divisas. Y luce muy difícil que
los países latinoamericanos y caribeños puedan ofrecer ayuda en los montos
necesarios para acabar con la creciente escasez de productos básicos, materias
primas e insumos.
Durante las primeras tres
semanas de este año, el precio del petróleo que exporta Venezuela y provee 94
de cada 100 dólares que ingresan al país se cotizó en un promedio de 24 dólares
el barril. Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que en este
momento el escenario base de la firma es que el petróleo venezolano se cotice
en un promedio de 30 dólares durante todo 2016. Y las consecuencias son
preocupantes.
¿Cuántos dólares
requiere el país?
Asdrúbal Oliveros señala que a
un precio promedio de 30 dólares el barril Venezuela recibiría un ingreso de 22
mil 273 millones de dólares por exportaciones petroleras, mientras que los
gastos por importaciones, servicios, pagos de deuda y salida de capital suman
49 mil 487 millones. El resultado, es que para balancear las cuentas de este
año se requieren 27 mil 214 millones de dólares que aún no se sabe de dónde
provendrán.
Un detalle clave es que
esta proyección de Ecoanalítica incluye un recorte de 35% en las importaciones
de bienes y servicios realizadas en 2015, un año donde los venezolanos vivieron
bajo el sol en colas a las puertas de supermercados con anaqueles
desabastecidos, y en el que las empresas paralizaron plantas por la falta de
materia prima e insumos.
Asdrúbal Oliveros
precisa que para mantener los mismos gastos de 2015, año en que el petróleo
venezolano se cotizó en un promedio de 44,65 dólares el barril, el país
necesitaría una transfusión de 35 mil 577 millones de dólares.
Sin ahorros
El 28 de septiembre de 1999,
Hugo Chávez, entonces Presidente de la República, prometió en cadena de radio y
televisión que su gobierno no sucumbiría al deslumbramiento de la riqueza
petrolera:
“Cada vez que aquí se
incrementaba, en años anteriores, el precio del barril de petróleo, bueno, que
siga la fiesta, siga la música, siga todo el mundo en este relajo, gasto y
gasto y más gasto, sin ton ni son, sin ningún plan preconcebido y sobre todo,
sin ahorrar para el futuro, para prever dificultades futuras”
e inmediatamente agregó:
“Así que aquí se han gastado…
¡cuántos miles de millones de dólares! Dios mío, da tristeza. ¡Cuánto se perdió
aquí en estos últimos cuarenta años producto de los gobiernos del Pacto de
Punto Fijo! Nosotros, comenzando el gobierno, recuerden, hicimos una
modificación de la Ley del Fondo de Estabilización Macroeconómica, que ese
Fondo es una alcancía, es un mecanismo para ahorrar, pero nunca, ahí no había
caído nunca ni una gota de agua”
Hugo Chávez se refería al
Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM) que, como bien explicó, es la
alcancía que tiene el país para enfrentar eventuales fluctuaciones del precio
del petróleo, pero en la práctica condujo un gobierno que hizo todo lo
contrario a lo prometido ese día. La balanza de pagos del Banco Central de
Venezuela registra que, gracias a un fastuoso boom petrolero que comienza en
2004 y finaliza en 2014, las arcas de la República recibieron 746 mil millones
de dólares y de ese monto prácticamente no se ahorró nada.
El mismo Banco Central indica
que el Fondo de Estabilización sólo posee tres millones de dólares, una
cantidad ínfima, irrisoria, que contrasta con lo ahorrado por el resto de los
países petroleros. Datos del Sovereign Wealth Found Institute, por
ejemplo, indican que al cierre de diciembre de 2015 el fondo de
estabilización de Noruega contaba con 824 mil millones de dólares, el de Arabia
Saudita con 668 mil millones, el de Qatar con 256 mil millones, el de Libia con
66 mil millones, el de Irán con 62 mil millones y el de Trinidad y Tobago con 5
mil millones.
Reservas disminuidas
Las reservas internacionales,
ese tanque de dólares que administra el Banco Central de Venezuela y permite
importar, pagar deuda, cubrir contingencias y ayudar a la estabilidad del tipo
de cambio, el pasado 26 de enero se ubicó en 15 mil 557 millones de dólares,
magnitud que representa un fuerte declive de 25% en los últimos doce meses y un
monto históricamente bajo.
La estructura de las reservas
también es importante. Las divisas en efectivo, con las que el gobierno podría
cancelar importaciones y pagar deuda externa de inmediato, no superan los mil
millones de dólares y la mayor parte está conformada por barras de oro.
La administración de Nicolás
Maduro ya ha colocado parte del oro en garantía para obtener financiamiento.
Pero incluso utilizando todas las barras doradas como garantía, el déficit
de dólares seguiría siendo muy elevado y la percepción del mercado sería que su
gobierno, presa de la desesperación, camina hacia la insolvencia.
¿Por qué Venezuela no emite
bonos?
Los inversionistas observan un
altísimo riesgo en Venezuela y, por tanto, la Nación tendría que pagar una tasa
de interés sideral para emitir nuevos bonos y obtener recursos que permitan
pagar los vencimientos de deuda de este año, que ya suman 10 mil 500 millones
de dólares.
Si Venezuela emite bonos en el
exterior para obtener financiamiento tendría que cancelar una tasa de interés
de 37 puntos porcentuales por encima de lo que paga Estados Unidos, que es la
Nación que se financia al menor costo. Esto contrasta abiertamente con otros
países de la región como Colombia, que paga un diferencial de 3,7 puntos,
o Brasil que paga 5 puntos. El promedio de los países emergentes es de
apenas 4,5 puntos.
Cuatro semanas atrás el
Presidente Nicolás Maduro afirmó que “Venezuela desde hace tres años no puede
refinanciar su deuda porque aumentan el riesgo país. Nos ponen en
una situación peor a cualquier país en guerra o en condiciones de tragedia
histórica. ¿Saben por qué? Porque es un bloqueo indirecto”.
Sin embargo, operadores de
deuda explican que el Presidente debe comprender que el mercado observa el
futuro y cuando lo hace detecta a un país sin un fondo de estabilización, pocas
reservas y con un creciente desbalance entre sus ingresos y gastos en
dólares.
El monoexportador
El 30 de agosto de 2005 el
gobierno creó el Fondo de Desarrollo Nacional: el Fonden. Una estructura que
recibió un generoso chorro de petrodólares proveniente de PDVSA y del Banco
Central de Venezuela con el fin de impulsar “la transformación del sistema
económico, en función de la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo
el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo
socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas”.
La Memoria y Cuenta del
Ministerio de Finanzas correspondiente a 2014 precisa que, para alcanzar sus
objetivos, el Fonden desembolsó 103 mil millones de dólares para financiar 419
proyectos y además comprometió otros 67 mil 309 millones de dólares que debían
fluir paulatinamente para otros 348 proyectos en ejecución. En total se trata
de 170 mil millones de dólares, una cifra que duplica al ingreso proveniente de
las exportaciones petroleras en 2013, año en que el barril se cotizó a un
precio promedio de 99 dólares.
La muestra palpable de que los
proyectos financiados por el Fonden no han contribuido a diversificar la
economía es que las exportaciones no petroleras se ubican en niveles ínfimos.
La balanza de pagos del BCV registra que durante los tres primeros
trimestres de 2015 las exportaciones no asociadas al petróleo sumaron 1.694
millones de dólares, una magnitud que es menos de la mitad de lo obtenido
durante el mismo lapso en 2003, año en que por razones políticas las
empresas privadas paralizaron sus actividades.
El gobierno comenzó una serie
de reuniones con empresas que tienen potencial para exportar, a fin de acordar
algunas medidas que permitan revivir al sector. Pero evidentemente ésta no será
la solución mágica para aumentar de manera sustancial el ingreso de divisas.
Basta con observar que en sus mejores momentos las exportaciones no petroleras
del país se ubicaron en torno a los 5 mil millones de dólares.
¿China al rescate?
El gobierno ha enviado
distintas delegaciones a China para negociar un crédito de 20 mil millones de
dólares que alivie de manera sustancial el déficit de divisas. No obstante, el
pasado 4 de enero Barclays emitió un reporte afirmando que en medio de la
actual inestabilidad política y económica es poco probable que el gigante
asiático esté dispuesto a incrementar su exposición.
La oposición ha tomado el
control de la Asamblea Nacional y la Comisión de Finanzas se prepara para
exigir un informe detallado con las condiciones impuesta por China para
financiar a Venezuela a través de distintos mecanismos, algo que no había
ocurrido en los últimos seis años.
Una Asamblea Nacional que
ejerza con mayor fuerza el rol de controlar al gobierno es un factor nuevo en
la relación entre Venezuela y China. Está por verse cómo se comportarán los
actores de ahora en adelante.
Las perspectivas
Todo indica que para disminuir
el déficit de divisas de manera sustancial la administración de Nicolás Maduro
tendría que realizar un ajuste integral que genere suficiente confianza en que
Venezuela superará el problema actual. Entonces, se abriría la posibilidad de
realizar un refinanciamiento de la deuda y emitir bonos a un menor costo.
Asimismo, el gobierno tendría
que negociar la ayuda de organismos multilaterales que exigirían una agenda de
reformas.
Hasta ahora, Nicolás
Maduro no ha dado señales de querer marchar en esta dirección.
28-01-16
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