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lunes, 1 de febrero de 2016

“En verdad da miedo enfermarse porque en Venezuela no hay nada”


Por Corresponsales


Mayerlin Rojas tiene un hijo de 3 años de edad que es asmático. Por presentar un cuadro febril lo llevó al pediatra, quien recomendó terapias con salbutamol. En el Hospital Central de San Cristóbal le pidieron que llevara las dos soluciones que le recetaron porque el centro no las tenía. Recorrió cerca de 20 farmacias entre San Cristóbal y Táriba. De los antibióticos que le mandaron a su hijo, azitromicina y amoxicilina, solo consiguió uno. El antialérgico se lo envió por servicio de encomienda un familiar que vive en otro estado porque en Táchira no los consiguió.


William Velasco, vicepresidente de la Federación Farmacéutica Venezolana y miembro del Colegio de Farmacéuticos de Táchira, tiene una explicación: “El desabastecimiento de medicinas de uso continuo y material médico-quirúrgico en el estado supera 80%. Hay fallas en antibióticos de uso pediátrico, tratamiento para diarreas, sueros, antipiréticos, hemoderivados, antihipertensivos, analgésicos, anticonvulsivantes y anticonceptivos, entre otros”.

El abastecimiento de medicinas no mejoró con el cierre de la frontera colombo-venezolana ordenada por el presidente Nicolás Maduro, afirmó. “Ya había desabastecimiento antes de cerrarla. Lo advertimos en julio y luego en septiembre, el medicamento falla no porque esté cerrada o abierta la frontera. Falla porque no se le paga a los proveedores de  principios activos o de  medicamentos”.

Quienes no conseguían un fármaco en Táchira solían cruzar la frontera para adquirirlo en Colombia pese al diferencial cambiario. Después del cierre, el gobierno del estado dispuso que los que requirieran medicamentos para diálisis u oncológicos debían acudir con el récipe médico al Hospital Samuel Darío Maldonado, en San Antonio del Táchira, para que fuese revisado, validado y autorizado el permiso. Después podían cruzar y adquirir la medicación.

Margarita Delgado es pensionada y utiliza ramipril para el control de la presión arterial. Todos los días por farmacia que pasa pregunta por la medicina. Ha tenido que recurrir a familiares que viven en otros estados para conseguirlo porque cuando lo encuentra en San Cristóbal solo le venden una caja.

Hasta 100% de desabastecimiento. En Carabobo se vive el mismo drama. “Cada día debo destinar una o dos horas a recorrer farmacias en busca de las pastillas para la hipertensión que sufre mi papá. Voy de norte a sur en Valencia. Me anoto en listas, lo coloco en redes sociales, hago de todo hasta que las encuentro”, contó Maritza Pietro en El Trigal.

Al cierre de 2015 el Colegio de Farmacéuticos de Carabobo calculó  que la escasez de medicinas se situó en 70%. En enero pasado se elevó a  80% y en el caso de algunos fármacos llega a 100%, dijo la  presidente del gremio, Yelipza Moreno. Informó que en las farmacias del estado han  desaparecido casi por completo las pastillas anticonceptivas, los anticonvulsivantes, principios activos de antihipertensivos, soluciones fisiológicas y adrenalina e insulinas.

“Al declarar la Asamblea Nacional la crisis humanitaria se permite  a gobiernos aliados y a la Organización Mundial de la Salud traer medicamentos esenciales para preservar la salud de nuestra población”, agregó Moreno.

“Busco daflón para mi madre y aspirinas. No he conseguido ninguno, pero seguiré yendo de farmacia en farmacia. Los dueños de una farmacia llaman a otros propietarios para ver si me ayudan a conseguirlas. En verdad da miedo enfermarse porque en Venezuela no hay nada”, afirmó Luisa Pérez en el centro de Valencia.

Encargadas de farmacias dijeron que se sienten impotentes cuando los pacientes no encuentran las medicinas que requieren. “A veces la gente se queja y explota con uno, pero saben muy bien que la  responsabilidad no es nuestra. La situación va empeorando”, agregó Cecilia Méndez.

Farmacias “ahogadas”. Ignacio Rueda refirió que ha recorrido farmacias de Maracay, Turmero, Cagua e incluso viajado a entidades vecinas buscando el tratamiento que  su mamá necesita para la diabetes y la tensión, pero ha sido infructífero. “Un  conocido me envió las medicinas desde Colombia con un familiar,  pero debido al cambio del dólar me costaron tres veces más de lo que pagaría en Venezuela”.

Dulce Figallo, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Aragua, señaló que el desabastecimiento de medicinas alcanzó 80% en la entidad.  Afirmó que de las estanterías desaparecieron los antihipertensivos,  pastillas anticonceptivas, antipiréticos, estos últimos tan requeridos para tratar los virus del zika, dengue y chikungunya.  Igualmente escasean antiparasitarios, medicamentos para controlar la tiroides y la diabetes, los óvulos vaginales, vitaminas para las mujeres embarazadas y acido fólico.

Advirtió que se pudiera estar a las puertas de una crisis humanitaria a corto plazo, ya que  los laboratorios les han notificado que no cuentan con las materias primas para producir y los proveedores no están despachando.

“Los medicamentos que llegan no duran en los anaqueles ni siquiera un día”, dijo Fabián Hernández, encargado de una farmacia  en el centro de Maracay.

Los trabajadores de los expendios de medicinas señalaron que las farmacias se encuentran “ahogadas” porque no saben cómo dar  respuestas a los clientes. Dijeron que se sienten atados de manos porque las medicinas que llegan a cuentagotas no resuelven la demanda.

Emergencia humanitaria. Elsy Terán, que tiene problemas por valores bajos de hemoglobina, manifestó que ante la inexistencia de ácido fólico y multivitamínicos se ha visto obligada a consumir fresas, remolacha, mora, carnes rojas a medio cocinar y hasta hierbas para elevar de manera natural los niveles de homoglobina.

Karin Kababi, vocero del Colegio de Farmacéuticos de Portuguesa, alerto que la escasez de medicinas se sitúa en 90%. Contó que el miércoles realizaron una asamblea en Acarigua-Araure para declarar oficialmente en el estado la emergencia humanitaria debido a la casi inexistencia de unos 150 rubros de medicamentos como antihipertensivos, antiepilépticos, analgésicos, antiinflamatorios, sobre todo por los cuadros de chikungunya y zika.

Señaló que en Portuguesa aún no han cerrado farmacias por no tener medicinas que ofrecer, como si ha ocurrido en Nueva Esparta y Mérida. No obstante, dijo que en la entidad hay inventario hasta marzo.

Farmacéuticos consultados en Guanare aseguraron que ampollas muy demandadas como benzetacil y pronapen tienen más de seis meses desaparecidas; no se consiguen soluciones,  hormonas y  la insulina de lápiz;  y los digestivos y antiflatulentos no llegan desde noviembre.

María López, que es insulino dependiente, contó que ha tenido que cambiar la presentación de insulina que se administra en varias oportunidades porque nunca consigue la misma. “Esto es difícil porque todas las insulinas no se administran en la misma cantidad ni de la misma forma ni con la misma frecuencia. Esto obliga a visitar más veces al médico”, puntualizó.

 “Al declarar la Asamblea Nacional la crisis humanitaria se permite  a gobiernos aliados y a la Organización Mundial de la Salud traer medicamentos esenciales para preservar la salud de nuestra población”. 

30-01-16




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