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domingo, 14 de febrero de 2016

El peregrino del tiempo por sobre el espacio, por @redonoso



Rodrigo Donoso 13 de febrero de 2016

¿A qué va el Papa a México? Con honestidad y sinceridad puede que muchas personas se estén haciendo esta pregunta. ¿Cuál es el sentido? Y el Papa, con su cercanía y sencillez que le caracteriza, responde: “Voy a México como un peregrino”, “quiero estar un ratito a solas con la Madre”.


Pero, ¿simplemente va a eso? Aparentemente, no. Si observamos, se ha organizado una apretada agenda que da cuenta que aprovechará cada minuto de la visita, compartiendo en lugares claves en del país, espacios simbólicos, para dar un mensaje de esperanza a muchas realidades que aquejan no tan solamente a los aztecas, sino que lamentablemente, en casi toda Latinoamérica.

En efecto, uno de los puntos más importantes que desde hace años nos está enseñando Francisco, es que “el tiempo es superior al espacio”. ¿Qué quiere decir esto? En palabras sencillas, estamos frente a un principio propuesto por él, que le ha permitido trabajar mirando el horizonte, sin obsesionarse con el corto plazo, ni enredarse en reduccionismos que buscan sólo resultados inmediatos. La sociedad contemporánea nos dice: “Voy a esto para conseguir aquello”, “Hago esto sólo en la medida que obtenga lo otro”. El “quid pro quo” es un típico razonamiento que mantiene vivo el siglo XXI.  Sin embargo, el Papa nos enseña que los procesos son más importantes que los resultados, que las cosas que están pensadas en un sentido temporal sincrónico son superiores a las diacrónicas. No hay que aferrarse a los espacios, como por ejemplo, los espacios de poder, sino que privilegiar los tiempos, pensar y actuar para el largo plazo y no los resultados para hoy. Nos motiva a que, de una vez por todas, dejemos ese sonsonete contemporáneo largo y aburrido, para muchos motivos de obsesión compulsiva, de pensar en los resultados, aquí y ahora. El mundo contemporáneo nos dice: “¿largo plazo? ¡Qué va, eso es para perdedores!”, Francisco nos motiva a pensar todo lo contrario: a privilegiar el tiempo por sobre el espacio.

El Papa va a México “simplemente” como un peregrino. Pero como hemos visto, eso ya es un gran objetivo. Una meta de tiempo, no de espacio. Esto puede que al mundo le cueste entender. Ayudemos a cambiar esta mirada y también a cambiar la nuestra: ¿Qué privilegiamos en cada una de las cosas que emprendemos en nuestras vidas: el tiempo o el espacio?

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