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domingo, 31 de julio de 2016

Asdrúbal Baptista: “Aquí nadie crece si no es matando a quien lo sostiene”


Por Hugo Prieto


Las relaciones, los vínculos, entre los intelectuales y el poder son, por lo general, una caja de Pandora. Las manecillas del reloj de un político que ejerza la Presidencia de la República corren a una velocidad diferente a las de cualquier mortal, incluido quienes acuden, previa convocatoria, al palacio de Miraflores a ofrecer sus puntos de vista, sus miradas, sus conocimientos sobre el conocimiento que han cultivado a lo largo de su vida, como razón de ser, como formas de vida.

Uno de esos temas, que a simple vista pareciera para los venezolanos es el petróleo. Uno de los hombres que más sabe del asunto es Asdrúbal Baptista, profesor del Iesa y de la Cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge, Inglaterra. El dato puede ser un número y vaya si los tiene en una base de datos labrada a lo largo de los años. El segundo tomo de su obra “El itinerario por la economía política”, acaba de salir de la imprenta.

Si sus conocimientos han tenido eco, más allá de las aulas, de la formación de generaciones y generaciones de venezolanos, es cosa que no acepta escrutinio. Su trayectoria lo avala. ¿Pero han tenido eco en la política? Para nada. Y es una pérdida, una pérdida irreparable, porque poco o nada sabemos del negocio petrolero. “Si no sabes lo que es la renta, pecas por negligente, no voy a nombra a nadie, pero unos cuantos rostros me vienen a la memoria”. Hasta allí ha llegado el desamparo. “Somos petroleros a la fuerza”, aunque estamos sentados sobre 300 millardos de barriles, en reservas cuantificadas. ¿Qué mayor desencuentro se puede advertir?


Desde las esferas del gobierno prometen acabar con el modelo rentístico. Más que decirlo, proponérselo y empeñarse en ello, ¿no podría significar eso el fin de una economía petrolera, que es la única que tenemos? En Cuba, el Che Guevara dijo que había que acabar con el azúcar y acabaron con la economía cubana. Políticamente se pueden tomar unas decisiones y eso puede ocurrir. ¿Usted qué piensa?

Estrictamente hablando, en la pregunta hay afirmaciones, postulaciones, contra afirmaciones. Comienzo por lo más importante. El modelo rentístico. ¡Se acabó el modelo rentístico! Simplemente, valdría la pena ir al puerto de La Guaira o al puerto de Puerto Cabello, averiguar cuántos barcos hay allí. ¿Qué se está importando? ¿Quién está importando?, para ver si se acabó. Es decir, aquí tenemos una severísima confusión en lo que concierne al tema del petróleo. Pero hagamos una precisión en el comienzo. Sacar un barril de petróleo en Estados Unidos cuesta alrededor de 55 dólares el barril. Estados Unidos fija el precio del mercado mundial. Lo que sucede allí ocurre en todo el resto del mundo.

Ha sido así históricamente.

¿Por qué? Porque Estados Unidos es el principal país “petrolero” en cuanto consumidor de petróleo. Más petróleo que Estados Unidos produce Rusia. Pero Rusia consume muchísimo menos petróleo que Estados Unidos. Mucho más petróleo produce Arabia Saudita, pero Arabia Saudita escasamente consume petróleo. Entonces, ¿por qué Estados Unidos es el principal país petrolero? Porque la suma entre lo que produce más lo que importa da 20 millones de barriles al día. Y la producción mundial son 80, 85 millones. Casi el 25% del petróleo que en el mundo se saca lo consume Estados Unidos. Eso les da a ellos la condición de ser la marca para ver el precio del petróleo. 

Supón que el petróleo se vende a 45 dólares el barril en 2016, ¿cuánto cuesta sacar un barril de petróleo en Venezuela actualmente? Respondo por las cifras de 2012, 2013 (alrededor de 18 ó 20 dólares). Pongamos que eso ha crecido cinco dólares. Entonces, por cada barril que nosotros sacamos pagamos 25 dólares en mano de obra, en costo de capital, en depreciación, etc, etc, y lo vendemos en 50. El modelo rentístico se acaba cuando los venezolanos, su gobierno, o quienes quiera que sea, dice no vamos a vender en 50, vamos a vender en 25. ¿Se acabó el modelo rentístico?

En la faja del Orinoco hay reservas cuantificadas que suman 300 millardos de barriles. Y alrededor de ese petróleo hay fuerzas políticas, tanto locales como internacionales, que tienen interés en sacarlo. ¿Qué puede decir de esas fuerzas?

¿Las de afuera? Muchísimo más listas, preparadas, avezadas, con conciencia de lo que eso significa, probablemente más que las fuerzas nacionales que están mirando a su bolsillo.

¿Todas?

Yo diría que todas, menos una.

¿Cuál sería esa?

Alguien que esté por allí, en un sanatorio mental, parcialmente dormido.

¿Cuándo se refiere a las fuerzas internacionales, tiene en mente a una entidad política y económica en particular? ¿Digamos, a una empresa o a un país?

Desde luego está el capital, el capital en un sentido muy concreto, universal, que termina allanando cada intersticio. El capital, como totalidad, para irnos aproximando al camino de lo que puede ser la verdad de esto, necesita toda la libertad de movimiento, toda. Poder comprar y vender libremente. La propiedad sobre el petróleo es un obstáculo. Resulta que la propiedad sobre el petróleo, en el mundo en que vivimos es de Estados nacionales. No son individuos. Cuando este problema, en su momento histórico, en circunstancias muy distintas, se plantea, la respuesta es facilísima: El capital se las ingenia para asegurar que toda la ganancia de los dueños de la tierra (siglo XIX), iba a estar sujeta a impuestos. Impuestos que acababan con la propiedad territorial. En el caso del petróleo, ¿quién le va a poner impuestos a los Estados, si los Estados son los que ponen impuestos? No hay un Estado mundial. De modo que el desarrollo del mundo moderno se consiguió con un obstáculo que nadie nunca pudo imaginar. No pudo imaginárselo quien se imaginó el mundo casi en detalles, que fue Marx, a quien hay que concederle que advirtió, en la distancia histórica, claridades que el resto del mundo no pudo ver. Eso era invisible en su momento. Marx no vió que iban a aparecer Estados propietarios. Y los Estados propietarios son una piedra en el zapato.

                                                                        Asdrúbal Baptista retratado por Roberto Mata

¿Es en ese punto donde las fuerzas internacionales están más pendientes, más avezadas, como lo señaló anteriormente?

Para el desarrollo del capitalismo mundial, y el tema se abre en una dirección compleja, pero fascinante, la propiedad sobre el recurso petrolero es un obstáculo. De modo que cuando digo que hay fuerzas internacionales pendientes de ver para dónde coge este asunto, estoy pensando en esto. Domésticamente, creo que en estos años queda la conciencia de que del petróleo se pueden sacar ventajas individuales. Los venezolanos, que sabían de ésto en los años 60, eran muy poquitos. Y lo puedes sacar por el número de pasaportes que había en esos años. A mí se me ocurrió hacer este número una vez y es sumamente ilustrativo. En los años 60 no había un número de pasaportes que excediera el 5% de la población, en total. Tú ves la cifra de pasaportes vigentes en 2014 (la cifra más reciente) y hay más de 22 millones. 

La cantidad de venezolanos que sacaron pasaportes a cuenta del petróleo para sus tarjetas de crédito, la asociación la puede ver una persona avisada. La gente sacaba pasaporte porque el tipo nos va a dar. El Banco Bicentenario, todo el mundo para allá. El Bicentenario era el espacio, en última instancia, donde la decisión del presidente, en consejo de ministros, vía Banco Central, era repartir 5 mil millones de dólares o lo que fuera entre los tarjetahabientes y sus viajes, eran muchos eslabones. Hoy, quizás, la gente los ha borrado. Y la relación que hacen es precios altos del petróleo, tarjeta de crédito habilitada por Cadivi. Valga decir, en Aruba, gastando. Cuando digo tarjetas de crédito es la parte chiquita de la historia, la parte gruesa es otra.

Pudiera ser el impulso de cualquier venezolano que desee tener una tarjeta de crédito, ¿pero esto, digamos, en términos políticos, no obliga a la sociedad venezolana a que no se comporte como el loquito que está en el manicomio medio dormido?

¿Tú no te acuerdas de aquel candidato que ofreció que a cada venezolano le iba a dar una tarjeta de crédito para que sacara y metiera los dólares del petróleo? Un candidato muy importante que el país tuvo a la Presidencia de la República. ¿No te acuerdas de eso? La tarjeta Mi Negra… La verdad es que el petróleo ha sido la vida del país. El petróleo es la vida del país en muchos sentidos.

¿Qué conflictos podrían plantearse alrededor de esos 300 millardos de barriles de petróleo?

Tenemos en el horizonte una decisión que, en algún momento, el país tiene que planteárselo. Con seriedad. Hay un decreto de la Presidencia de la República, por el cual le concede al estamento militar el derecho de extraer petróleo y gas.

Antes de abordar ese tema, sobre el cual tengo una interrogante, quisiera plantear lo siguiente. Escribe Asdrúbal Baptista y cito textualmente: “Al conquistar el control nacional y soberano sobre la renta (se alcanza) la plenitud del capitalismo rentístico, iniciándose allí su decadencia y superación”. ¿Se podría decir que el tránsito hacia una Venezuela pos petrolera, pos rentística, se inició en 1976, digamos, para mencionar un hito de la historicidad del petróleo?

Para honrar la verdad de mi propio trabajo científico, yo hoy esa frase no la suscribiría. No era falsa, pero era parcialmente falsa. ¿Por qué?, porque faltaba un segundo gran hito. Y anda tú a ver si hay un segundo no hay un tercero. Y este punto vale la pena elaborarlo, aunque sea de manera muy concisa. Mi trabajo científico ‘La teoría económica del capitalismo rentístico’, el colapso del cual hablo allí, que lo suscribo íntegramente, y que se produce a finales de los años 70, la historia termina demostrándome que era una variedad del colapso. La segunda variedad y, probablemente, allí se agota la lista es el colapso actual, que es de una naturaleza totalmente distinta al primero. Naturalezas que dan orígenes a consecuencias distintísimas. Aquél fue un colapso inversionístico, empresarístico, y éste fue un colapso consumista, populista.

¿Cómo se llega a esa paradoja? ¿A esa misma imagen, si se quiere, reflejada, desde polos opuestos?

El equilibrio económico supone lo más elemental de la vida. Si vas a incrementar tu capacidad de producir, tú tienes que incrementar tu capacidad de consumir. Tienes la cantidad de capital, de maquinarias y de fábricas echando humo, pero no hay quien compre. Ahí se produce un desequilibrio que puede terminar de romper el desempeño económico. Efectivamente, tú ves los números tomados de informes oficiales, y adviertes que la tasa a la cual se expandió la inversión es sencillamente descomunal, en tanto que el salario real, que es la demanda (el consumo) por excelencia, creció pero muchísimo menos. En los últimos siete, ocho, diez años, ocurrió exactamente al revés. La inversión no creció, pero el consumo sí y de una forma descomunal. Claro, cuando yo escribo acerca del colapso del capitalismo rentístico de finales de los 70, ni en la imaginación más febril podría haberme trazado, porque además no tengo imaginación novelística, que hubiera pasado algo similar, pero con sentido inverso. La práctica me lo demostró.

La renta decrece por diversos factores económicos y, a propósito de ese hecho inevitable, sugieres que “en el futuro la gran preocupación de la política económica será utilizar la renta para que la estructura económica pueda resistir una redefinición radical para ajustarse a las cambiantes y distintas circunstancias”. ¿Ese proceso ya se inició y no hemos tomado conciencia de ello?

La renta del petróleo no es el ingreso petrolero, es una parte del ingreso petrolero. ¿Y cuál parte? Aquella que corresponde estrictamente a la propiedad sobre el recurso. ¿Y eso se puede determinar? Estadísticamente hay maneras de llegarle, eficientes, en el buen sentido científico de la palabra.

Yo me empeñé en esto en los últimos 10 ó 15 años con muchísima vehemencia. Porque tú pregunta es irrespondible, si tú no sabes cuál es el monto de la renta. Tú necesitas saber cuánto puedes gastar de la renta. La renta es un excedente de suyo, porque ya has cubierto los costos. Tú tienes que cubrir los costos para que el negocio siga y no solamente cubrirlos sino tomar de esta renta una parte para acrecentar las capacidades de hacer negocios. O tienes que endeudarte. La renta te permite a ti jugar en ambas direcciones. Aprovechar, disfrutar, en el sentido social y político de la palabra, y preservar tu negocio. Esto sólo es posible si tú tienes el numerito. De modo que hay una dimensión cuantitativa contable imprescindible en este asunto. Yo debo confesar que yo fracasé allí. En el buen sentido de que no fui capaz de convencer a quienes podían tomar la iniciativa de hacer las mediciones y de darle a esto importancia y beligerancia. De manera que tu pregunta tiene una respuesta posible, sólo si la renta se mide. Si la renta no se mide estamos en el aire. De allí probablemente entonces que buena parte de las cosas que el país está viviendo, de terribles desajustes, entre otras cosas, porque la oferta y la demanda se desencontraron, tienen que ver, viendo las cosas en perspectiva, en que no se supo cuánto se podía gastar, se pensaba que todo lo que entraba . No. Y este sería mi mensaje más importante al cabo de mis tiempos. Hay que medir exactamente cuánto es lo que es libre de uso rentístico y cuanto no lo es.
Ante la caída de la renta, un hecho ya comprobado, se hace un hallazgo inquietante en su trabajo ‘Itinerario por la economía política’. Advierte usted: “si la sociedad venezolana no logra formular un proyecto positivo frente al estancamiento o la caída decreciente del ingreso, puede que se agote en luchas internas, con el resultado de una involución en todos los órdenes de la vida social”. ¿No se encargó el devenir del tiempo histórico de confirmar sus palabras? Valga el registro de más de veinte mil homicidios al año y los crecientes linchamientos. Por no hablar del canibalismo político.

Esto es tremendo y a la vez decisivo. Ese tema está en mis labios y en mis escritos desde los años 80. Yo creí, en mi pasantía por la política, que eso lo podía plasmar en algo. Nada. Tuve una reunión en 2008 (15 de diciembre), con lo más alto del gobierno venezolano, faltaba el presidente Chávez, pero era lo más alto del gobierno.

¿Y no pasó nada?

Estamos en 2016, tú me dirás.

                                                                         Asdrúbal Baptista retratado por Roberto Mata

Su exposición fue más visible durante el gobierno de Caldera. ¿Realmente hay o hubo interés en buscar ese ‘proyecto positivo’?

Aquí viene una cosa notable de la vida política venezolana. Voy a hablar en la larga distancia histórica y con toda la responsabilidad del caso. En la vida venezolana ha habido pocos logros políticos mayores que la reforma de 1942. Acción Democrática la destruye para sobre sus cenizas ella vencer. Se mata un gran logro histórico. AD nace sobre las cenizas de lo que pudo ser una semilla. Caldera llega en el 94 sobre las cenizas de lo que ha sido toda su creación democrática. ¿Y sobre qué llega el actual gobierno? Sobre las cenizas del ‘pobre’ pasado. Si tú (liderazgo) no estás dispuesto a reconocer que estás de pie sobre un presente cargado de méritos que el pasado tiene, pero si tu plataforma de apoyo es la torta que pusieron tus predecesores, no vas para ningún lado. Esa es la historia venezolana. Yo miro para atrás y no hago sino ver eso. Aquí nadie crece si no es a costa de matar a quien te sostiene. Somos parricidas en ese sentido.

Cenizas sobre cenizas.

Y desde luego, sorpresas con Chávez. Detrás de mí el diluvio, todo esto es nuevo. No. El asunto tiene visos como si la mente colectiva tuviera esa tendencia. ¿Cuál ha sido el gran proyecto petrolero? Dejar de ser petroleros. Ese es el pobre Uslar. Hagamos todo lo posible para un buen día dejar de ser petroleros. Sembrar el petróleo para dejar de ser petroleros. De la asunción política plena de esta condición, no vas a encontrar a ningún  venezolano que te hable. Y ahí es donde viene entonces la imposibilidad de tú formular una visión del país petrolera positiva.

Ese sí es un problema de liderazgo.

¡Ah! Desde luego.

Saber que esto se dijo hace 30 años y todavía no hemos podido construir una visión positiva alrededor del petróleo. Sabiendo, además, que el país cuenta con reservas por 300 millardos de barriles.

Valga decir: Somos petroleros a la fuerza. Tú tienes la renta, en el pasado y en el horizonte. Eso no te lo puedes sacudir. ¿Vamos a abandonar el rentismo?, pero cómo hacemos si mamá era puta y de eso nos formamos todos. El lado positivo. Pero es que la cara negativa del rentismo es terrorífico, porque es que tú nunca has sabido de qué se trata el negocio. Porque si tú dices que el petróleo es de todos los venezolanos, si tú estás consciente de que la renta es finita, que tú no la produces sino que la captas (del mercado mundial), si tú estás consciente de que hay maneras de gastar la renta, que sean provechosas colectivamente, por qué no levantas un poquito la mirada y te das cuenta de que así como hay la posibilidad de raspar cupos individuales, también las hay de que la renta se apropie colectivamente, ¿por qué no te forjas esa idea en la mente? ¿Y cómo lo haces? Produciendo bienes de consumo público. Todo aquello que la gente, sin diferencias, pueda utilizar.

¿Sería salud, educación?

Carreteras, infraestructuras. Yo me reconozco progenitor de la idea de construir viviendas, con la renta que estaba entrando en 2008. De esto hay testigos. Eso no estaba en la mente de nadie. Eso se lo digo a (Jorge) Giordani en primera persona. 15 de diciembre. Y le añadí, ministro, ¿usted por qué no aprovecha estos ingresos que van a entrar para empezar a construir nuevos espacios urbanos en Venezuela, nuevas vías carreteras hacia ellos? Incentívelos. Dicho y hecho. Al mes siguiente estaban construyendo edificios en el centro de la ciudad. Y Fruto Vivas, tan inteligente y tan listo, es el arquitecto. No me jodas. Coño, no me jodas.

¿Qué implicaciones tiene la creación de la Compañía Anónima Militar Petrolera y de Gas? De este tema, invisibilizado por la escasez generalizada de alimentos y medicinas y la difícil cotidianidad del momento, se ha dicho muy poco. Cito a Edgardo Lander: “Le concede a los militares un poder aún mayor dentro de la estructura del Estado venezolano y con ello su lealtad al gobierno bolivariano”. ¿Esto no forma parte del proyecto donde el Estado y el gobierno es lo mismo?

La propiedad del petróleo es nacional. Valga decir que si el Estado es la personificación jurídica de la nación y la nación es el territorio donde está asentada la población, pues la población venezolana, asentada en este territorio, es la propietaria, personificada en el Estado. Así el petróleo se construye. Esta decisión del actual gobierno de permitirle a un estamento de la vida del país entrar al negocio petrolero, como estamento, parte en dos la historia del petróleo en Venezuela. ¿Adónde va esto? No lo sé. ¿Está esto debidamente macerado y pensado? Quisiera pensar que sí, porque la decisión es de alta trascendencia. No puede haber sido un dislate, una ocurrencia de madrugada. ¿Qué significa esto? Está por verse. Pero hasta donde mi mirada es capaz de ver, advierto que se partió en dos la historia del país en relación con el petróleo. Hasta hoy es una propiedad nacional. Mañana no lo sé, porque el Estado habla y yo me siento, con todas las resistencias que pudiera aludir, representado por el Estado. Pero a mí no me representa ningún otro estamento o grupo, sino el Estado en general.

¿Lo ve como algo grave?

Bueno, finalmente, en 100 años de historia petrolera, nunca había ocurrido que un estamento, un grupo, una parcialidad de la vida venezolana, tuviera a título propio injerencia en el negocio. Siempre fue nacional, PDVSA nacional. 

Las compañías concesionarias ante el Ministerio de Energía y Minas, que representaba a la Nación. En este momento, no.

31-07-16

http://prodavinci.com/2016/07/31/actualidad/asdrubal-baptista-aqui-nadie-crece-si-no-es-matando-a-quien-lo-sostiene-por-hugo-prieto/


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