Macky Arenas 29 de julio de 2016
Entrevista
a Ramón Piñango. Sociólogo. Sabe, de verdad, sobre entorno social,
organizaciones y liderazgo. Coautor de “El caso Venezuela, una ilusión de
armonía” (IESA, 1985). Profesor Titular
Permanente del Centro de Gerencia y Liderazgo del IESA. Lo suyo es el comportamiento
organizacional, con particular interés en liderazgo, organizaciones positivas,
la relación entre las organizaciones y su contexto social y cultural, la
resiliencia organizacional en entornos adversos y empresas familiares. Es
acucioso e incisivo. Siempre se está preguntando lo que nadie se pregunta y él
mismo se responde lo que muchos no alcanzan a visualizar. En medio de la
tormenta, su cuestionamiento es un punto de luz.
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El país está lleno de angustia. Parece ser el estado natural de los
venezolanos… No sólo sufren las personas de a pie, también las élites del país.
El sufrimiento es lo único “democrático” que nos va quedando.
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Constato dos cosas: en primer lugar, ver cómo el país se deteriora a lo largo
de los años. Hago el ejercicio de tratar de encontrar algo que esté igual o
mejor que hace diez años y no lo consigo. Me encantaría poder encontrarlo en
cualquier ámbito pero no me ha sido posible. Lo otro es el no saber qué va a
pasar, la incertidumbre, lo cual es terrible pues afecta todo. Afecta los
negocios y, en lo personal, a cualquiera. La pregunta es qué hacer con el
dinero. Si hoy me liquidan ¿qué hago, en qué invierto? Y luego, si te preguntas
qué va a pasar, tener la turbadora sensación de que cualquier cosa puede pasar.
¿Y qué es cualquier cosa? Pues eso, cualquier cosa. ¿Quieres algo más
terrible?
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¿Se refiere al ámbito de lo político?
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En todo. Y una de las cosas que ocurre con la incertidumbre es que el horizonte
temporal se te reduce. Al planificar, antes podíamos pensar que
corto plazo es un año, mediano plazo son tres años y, de tres años en adelante,
es largo plazo. Ahora un año es largo plazo. Es difícil sobrevivir
cuando los plazos se te reducen de una manera tan significativa.
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Muchos países han tenido problemas y, sin embargo, la gente no emigra. Aún en
países en guerra la gente intenta quedarse. ¿Qué pasa que los venezolanos se
van, a sabiendas de que la experiencia puede ser fallida?
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Incertidumbre, definitivamente. Ella hace, incluso, que recurras a los
videntes. Me impresiona ver –y te reirías- si te cito personas insólitas,
intelectuales por ejemplo, pendientes de qué dice los lunes Mister Popo o
cualquier otro adivino. Y no es porque crean en eso sino porque es otra fuente
de información que hace un esfuerzo por crear certidumbre: “yo te digo lo que
va a pasar”. Lo grave es que todo esto lo lleva a uno a desconfiar de la
gente que dice: “no te preocupes que dentro de un año esto cambia”. O estás
hablando tonterías o tienes información que no tengo. Y esto está afectando a
todos los estratos sociales, hasta al mundo intelectual.
INSEGURIDAD
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¿Cree que lo que describe es causa de la indiferencia del gobierno, de que está
en una tesitura de recrudecer la represión o podría ser que la propia oposición
esté potenciando la incertidumbre?
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Hay otro factor de acoso: la inseguridad, que no es otra cosa que el aumento
sostenido de la probabilidad de morir asesinado. En eso estamos, eso es lo que
está ocurriendo. Impacta ver diariamente el reporte del número de asesinatos.
¿Cuántas personas van a la morgue por semana o mes? Y no estamos hablando de zonas
difíciles, lo estamos viendo en Chacao. Eso hace que la gente se vaya, también,
buscando seguridad. Y, si además de la inseguridad, le añado la inflación que
dicen cada vez será peor, comienza a convertirse el dejar el país en un acto
racional. Hay gente que, no obstante, decide quedarse porque, curiosamente, una
situación tan adversa abre posibilidades.
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¿Cómo cuáles?
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Puede sonar cínico el que lo diga – y no lo soy- pero igual lo diré: mientras
más profesionales se van más oportunidades para los que se quedan. Uno sabe,
por personas de trabajo, que hay empresas que están invirtiendo y que no se
van. Hay gente que confía en que esto va a cambiar en algún momento, no
predecible fácilmente, pero siente que cuando esto cambie las oportunidades de
multiplicarán. Por supuesto, para los que se sostienen y tratan de fortalecerse
en la crisis.
_ Y la
gente estudia, sabiendo que no hay mercado de trabajo.
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Estudian y se están preparando. Es una apuesta dura, difícil, pero deciden
invertir en sus estudios y en la educación privada porque creen que vale la
pena. Bien para sostenerte aquí o afuera.
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Tampoco es fácil desvincularse de todo este entretejido donde uno se ha formado
y ha crecido profesionalmente para llegar a un país donde serás un número más.
El venezolano, entonces, tiene dos incertidumbres, tanto si se queda como si se
va.
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Es cierto. Hay estudios que muestran que lograr establecerse y
estabilizarse fuera lleva unos diez años, así que uno se puede ir hasta los 35
o 40 años, máximo ¿Luego qué? Conseguir trabajo después de los 50 años
en países competitivos – y casi que cualquiera lo es hoy- es muy cuesta arriba,
pero lo significativo es que se nos ha hecho difícil la cotidianidad en sus
detalles. Recibimos bofetadas a cada momento. En las afueras de un conocido
automercado de San Antonio de Los Altos, una persona cercana me relató que,
estando en cola, una señora vio palomas picando en el asfalto y brincó
para atrapar una, la metió en su bolsa y dijo: “¡Hoy como carne!”. Vivirlo y
aún contarlo es chocante. Cuesta creerlo. Es como una imagen de cine de
posguerra pero esas cosas están pasando.
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¿Cómo ve al gobierno y a la oposición?
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El gobierno se empeña en mantenerse en el poder a como dé lugar, de cualquier
manera, sin mostrar la más mínima disposición al diálogo. Habla de diálogo pero
pone presos a dos jóvenes –Márquez y San Miguel- que estaban trabajando
durante la recolección de firmas. O acosa periodistas, los retienen, le quitan
celulares y equipos al mismo tiempo que hablan de dialogo. Mientras tanto, un
vocero del Polo Patriótico dice que pedirán la anulación de la Asamblea
Nacional para convocar nuevamente a elecciones. ¿Globo de ensayo? No lo sé,
puede ser pero el hecho es que ese es el tono de quienes hoy tienen el
poder. La oposición pareciera vivir un tiempo político muy lento en
relación a los problemas que la gente está sufriendo. Si lo de hoy es
alarmante, no hay razón para pensar que en noviembre estará igual pues sería
una insensatez. Todo indica que estará peor. La oposición enfrenta el reto de
crear esperanza a gente que vive una vida cada vez peor.
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¿Con el Revocatorio?
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Obviamente el gobierno juega a crear desconfianza en que se realizará.
Amedrentan por todos lados, crean dificultades y tienen una trayectoria de comportamiento
que indica que no se puede confiar en ellos. La desconfianza en el gobierno no
es caprichosa pues han cumplido con muchas de sus amenazas.
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¿Cómo se explica que un gobierno, a todas luces pendiendo de un hilo, se
mantenga?
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No se mantiene solo por su habilidad, hay una forma de comportarse de la
sociedad que lo sostiene. Eso incluye a la sociedad civil en general y al
mundo político en particular. Pareciera que el mundo político no logra
movilizar a la sociedad civil. Todavía, con todo lo que está pasando,
que ocurra una manifestación de la sociedad civil organizada, Iglesia,
sindicatos, gremios empresariales que digan “hasta aquí, esto no puede seguir”,
no está en el panorama. Ni siquiera para algo tan puntual como exigir al
gobierno que acepte la ayuda humanitaria. No lo he visto, ni tú tampoco pues no
ha ocurrido el que se haya concretado. Eso es calle, lo que pasa es que
la gente cree que calle es patear asfalto. Calle es movilizar a la sociedad
civil.
_ Diga
eso a los dirigente políticos y se les descuadra el mundo.
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Sí, porque argumentan que eso es lanzar a la gente como carne de cañón, pero lo
cierto es que no hay disposición, no han querido, o no han podido movilizar a
la sociedad. Repito, para cosas puntuales como lograr que se acepte la ayuda
humanitaria. Faltan medicinas muy importantes, por ejemplo, para la gente que
convulsiona, que sufre distintas dolencias. Hemos escuchado declaraciones
aisladas, pero no hay movimiento. Hay ofertas importantes de ayuda humanitaria
desde el exterior y la sociedad incapaz de moverse, ni siquiera el liderazgo. Y
el gobierno se niega a hacerlo para no reconocer de manera indirecta que hay un
grave problema en este país.
EL MILAGRO
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¿Qué cree que falta para que dejemos el “…y no pasa nada”, lo que se dice como
si se estuviera ubicado lejos del problema, como si fuera responsabilidad de
otros?
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La gente sigue esperando un hecho milagroso, grandioso, que cambie el estado de
cosas, que los militares actúen, que se produzca una explosión social. Como van
las cosas pareciera que son dos las posibilidades: que continúela debacle, pues
hay gente que apuesta por un deterioro tan tremendo que conduzca a un cambio de
gobierno. El problema es que cuando sea mucho mayor, hacer algo será cada vez
más difícil. O tendrán la razón quienes piensan que se avecina una gran
calamidad que ocurriría repentinamente, lo que llevaría a una crisis
definitiva.
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El problema es que se percibe un pugilato de ambas partes –gobierno y
oposición- por el desgaste del otro y quien sufre es el pueblo
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Cierto. A veces da esa impresión. De ser así, espero que no todo el país
apueste a lo mismo. Sería una falta de ética tremenda en el juego de
poder. La actuación política no puede jugar con la necesidad del otro. Estamos
hablando de muertos, de dolor, de sufrimiento de la gente. Uno no
cuenta el tiempo que falta para el revocatorio en términos de meses, semanas o
días, sino de número de muertos. La pregunta que uno se hace es muy cruel:
“¿a cuántos muertos estamos del revocatorio?”.
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Dentro del barajo ¿qué es lo mejor que le podría pasar al país?
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No tengo ningún elemento para decir que ocurrirá, pero sería la renuncia. Hasta
donde nos da la vista, no se vislumbra ninguna actuación política de la
oposición para generar la renuncia. De hecho, algunas figuras del mundo
político opositor jugaron a eso y todavía insisten… Pero es una retórica sin
mayor impacto. Es obvio que están poniendo los huevos en una sola cesta: el
revocatorio.
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¿Y eso no es bueno?
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Creo que debíamos estar jugando en más de un tablero. El juego político es más
amplio. Debe haber contacto entre políticos de distintos mundos. No tengo
ninguna información de que eso se esté haciendo.
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La primera desinformada es la sociedad civil en cuanto a lo que aquí se está
ventilando. El día entero hay que hacer conjeturas y jugar adivinanzas
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Descubramos en nosotros mismos lo que le está pasando a muchos. Todo ciudadano
es actor en esta sociedad. Hay días en que uno amanece con más optimismo que
otros y días en que amanecemos muy pesimistas. De repente hay pequeños detalles
que inclinan la balanza pero ello lo que te indica es la fragilidad en que
estamos viviendo. Afecta el ánimo. Carecemos completamente de información
sobre ámbitos importantes del país, no sabemos realmente lo que
está pasando en el PSUV, en el mundo militar, todo lo que hay son rumores y
especulaciones. Incluso, es mucha la gente que no entiende cómo está jugando el
juego la dirigencia opositora.
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Nadie quiere pagar un costo político.
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Las cosas siempre pueden ser mucho peores. Tenemos un gobierno incapaz de dar
respuestas y una oposición que no logra orientar a la gente. Todas las investigaciones
revelan que del liderazgo se esperan tres cosas: dirección, protección y orden.
Que alguien diga hacia dónde y cómo vamos. Que aseguren mi vida, que es
protección. Y generen posibilidades, que es el orden. Si pones al ciudadano a
escoger entre el sistema político y la vida, optan por la vida. Es allí
donde puede emerger otro actor, que puede ser cualquiera y es lo peligroso. Hay
gente por ahí que quiere representar una tercera opción ¿Será eso? ¿Quién sabe?
Es un riesgo. Y si ocurre un revocatorio, se abre una caja de Pandora. El mito
dice que en el fondo de la caja hay esperanza, puede ser, pero no sabemos cuán
profunda es la caja para llegar al fondo.-
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