Por Miguel López Trocelt
El oficialismo es un
hervidero de dudas, angustias, preocupaciones y hasta nerviosismo. Nada le sale
bien. Más de 30 enchufados sentados en un gabinete comentan que las partidas no
alcanzan, que necesitan recursos pero que no hay, que mucho se ha ido en pago
de buses, comidas y “sablazos” para los marchistas, y compras más caras de
afiches, pancartas y franelas, que ya mucha gente no quiere ponerse.
Mientras, de los
medicamentos y repuestos solo quedan el recuerdo, de los desaparecidos
alimentos los precios de ahora, en comparación con los de antes, la inseguridad
perpetua, los consabidos gastos y errores que han conllevado al fracaso del
XXI, y ese pequeño detalle que todos los días aparece como de la nada en las
portadas de los diarios, en fuertes declaraciones, en investigaciones y en fin:
hasta en las marquesinas de los teatros, como lo es la corrupción.
Y esta última es de todo
tipo. Y raro es, que con tantas pruebas y evidencias, siga gente muy campante
paseándose por allí, como si se hubiera sacado la lotería y nadie lo supiera. A
todas estas los organismos fiscales, contralores, procuradores y defensores no
han dado con el proceso legal, que se apreste a imponer los castigos judiciales
que se merecen.
En los viajecitos al
exterior y las ahora compras ocasionales, se derrochan las pocas reservas de
los “verdes”, que escasean por la caída de los barriles, además que nadie
quiere pagar. Los albanos se hacen los locos, los de las islas se han vuelto
verdaderos caribes, cada vez que se les pasa la factura, y los sureños no
aflojan la “guita”, y menos ahora que se fueron los amigos. Han sacado las
garras.
A las reuniones del partido,
a las que nadie quiere ir ya, los cuatro gatos que se aparecen (a ver que consiguen,
porque las bolsas no alcanzan), dejan flotar sus temores: ¿Qué se supo?, ¿Si
sentarán a hablar?, ¿Cómo pararán las votaciones?, ¿Y ahora que viene?, ¿No
saben si nos enviarán más reales?
Hay un perturbado, que
aunque tiene el trabajo hereje por la basura, los huecos, quebradas sin
embaular, deslizamientos de tierra y resquebrajamiento de calles, además de
pésimos servicios públicos de la ciudad, solo vive pensando cómo detener a los
que no piensan igual que él, sin importarle si se caen las paredes, o se
paraliza la capital.
Solo imparte órdenes, para
que sus mercenarios salgan a calles y avenidas urbanas, a poner cuanta traba u
obstáculo se les atraviese, para que no hayan protestas o manifestaciones de
los “otros”, sin importar si hay heridos o maltratados, y eso si muy “mosca”,
para tomar prisioneros así sea por silbar.
Si necesidad de consultar a
cuanto babalawo cubano, agorero, tarotista, vidente, santero, o predicador de
oficio, es de hecho que la gestión actual está condenada al fracaso rotundo,
sin que nada pueda evitarlo, dado que si se le otorgan todos los créditos y
préstamos necesarios para salir de la crisis, (que no es guerra económica), el
dinero se desperdigará o desaparecerá como por arte de magia.
27-07-16
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