EWALD SCHARFENBERG 22 de julio de 2016
Venezuela
está en bancarrota. Aunque no se trata de una quiebra cualquiera. “Es una
regresión brutal y sin precedentes, en términos de crecimiento, en términos de
caída de la actividad económica, difícil de registrar en un país fuera de
tiempos de guerra, así como es un proceso de aceleración inflacionaria y de
empobrecimiento que no tiene precedentes en países petroleros”, diagnostica el
economista venezolano Miguel Ángel Santos desde su oficina en el Centro de
Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, en Cambridge
(Massachussets, EE UU). En uno de los principales centros de generación de
conocimiento del mundo desarrollado, Santos puede verificar que la involución
única de la economía venezolana ha suscitado un interés enorme
que la lleva “a estar sobrerrepresentada en la prensa y en el mundo académico”.
Desde
hace tiempo Santos estudia el colapso de la economía venezolana, ya al borde de
la crisis humanitaria, no con el ánimo del taxidermista que se enfrenta a un
espécimen raro en su laboratorio, sino con el propósito práctico de ayudar.
Está coordinando desde Estados Unidos a un grupo de 40 especialistas —entre los
que menciona a los economistas Ricardo Hausmann y Ricardo Villasmil— que
preparan, con el propósito de producir “un bien público”, un diagnóstico y un
plan de acción para orientar los correctivos a aplicar para sacar a Venezuela
de la crisis.
Santos
aclara que el proyecto no es de la Universidad de Harvard, aunque se apalanca
en el esfuerzo que su Centro de Desarrollo Internacional ha hecho para generar
estadísticas que llenen algunos de los protuberantes vacíos de información que
hay sobre la economía venezolana. “Esto no nos lo paga nadie, es algo
que hacemos en nuestros ratos libres”, dice.
Aunque
todavía el grupo no supera la fase de diagnóstico, hace algunas semanas hizo
circular por Internet un documento llamado Bases para el diseño de un
programa de reconstrucción nacional que, admite Santos, “fue difundido
como un aporte a la discusión y para subrayar que Venezuela está en una
situación grave que no se corrige con modificar la tasa de cambio, pedir otro
préstamo a China y aumentar la producción petrolera”. El documento demuestra cómo en
2006 Venezuela podía pagar su deuda externa con unos meses de exportaciones;
ahora le harían falta cinco años.
“Estamos
en una crisis que es sistémica y es integral. La OPEP asegura que en mayo
Venezuela perdió 120.000 barriles-día de producción, que es la mayor caída que
jamás se haya reportado para un país en un mes. Y respecto al mismo mes del año
pasado, la caída es de 300.000 barriles. La idea era generar la impresión de
que estamos ante una crisis mayor que requiere de un enfoque mucho más
integral, con un cambio de modelo y apoyo internacional masivo en el corto
plazo”, insiste.
Estado
y sociedad
A
juicio de Santos, una ventaja de la situación actual es que lo peor ya está
ocurriendo: “No conozco ningún programa de ajustes de organismo multilaterales
que haya sometido a la población a vivir algo similar a lo que los venezolanos
ahora enfrentan”. Por el contrario, cualquier programa macroeconómico tendrá
que ser expansivo, para recuperar las importaciones, el consumo, el empleo y la producción. Eso sí, advierte,
esto pasará por una liberación del sistema de precios y una ayuda internacional
que califica de “masiva”. “Porque, si no, ¿cuál es la alternativa? ¿Lo que está
haciendo el Gobierno ahora? ¿Recortar las importaciones a 16.000 millones de
dólares para pagar 10.300 millones de dólares de servicio de la deuda, y crear
una crisis humanitaria, porque no tenemos capacidad para abrir los mercados
internacionales? ¿Decretar aumentos de salario de solo 30% cuando la inflación
anda rodando por 300%? ¡Esos son los verdaderos mecanismos de ajuste fiscal de
este Gobierno! ¡Y son ajustes salvajes!”.
Santos
asegura que la moraleja es que “no existe ninguna posibilidad de que el Estado
pueda sustituir a la sociedad, ni al sistema de precios y de mercado como
mecanismo de organización de los esfuerzos de una sociedad. Ese intento ha
conducido a Venezuela a la ruina”.
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