Por Mabel
Sarmiento Garmendia
Cerca de 2.2 millones de
venezolanos están regados por el mundo. Ya no solo son Estados Unidos,
Colombia, Panamá o España los destinos más buscados. También hay paisanos en
ocho países africanos, Nueva Zelanda, Croacia y en el Medio Oriente.
Según Iván de La Vega
-sociólogo, profesor de la Universidad Simón Bolívar, magister en Política y
Gestión de la Innovación Tecnológica, integrante del Centro de Estudios del
Desarrollo (Cendes-UCV) e investigador del movimiento
migratorio- hay venezolanos en 96 de los 196 países que la Organización de Naciones
Unidas (ONU) tiene refrendados.
De La Vega dijo que cada vez
es más complejo este proceso migratorio, pues hay factores que influyen muy
marcadamente. “Ya no solo es el tema económico o las repercusiones políticas
los que motivan a las personas irse. Además en estos momentos se manejan
escenarios culturales y sociales que privan a la hora de tomar la decisión de
partir”.
En este sentido explicó que,
para finales del siglo XX la inmigración presentaba condiciones favorables,
pero para la gente proveniente de distintas partes del mundo que venía al país.
“Ese movimiento inmigratorio cambia a finales
de los ’70 cuando no solo llegan ciudadanos del sur de Europa, sino que
vinieron después lo que llamamos ‘inmigraciones remolque’, es decir, los que
ingresaron al país porque las familias los mandaban a buscar, o porque ya les
tenían un empleo, por ejemplo”.
El asunto es que las
condiciones generales de Venezuela a principios de los ‘80 marcaron un hito: Se
produce el Viernes
Negro y luego ocurre el Caracazo.
“Eso genera cambios.
Venezuela fue un país atípico en la región. Era considerado como un destino por
ciudadanos de otras naciones que sufrían problemas dictatoriales, guerras,
hambrunas, conflictos armados (como el caso de Colombia). Ahora este suelo es
el que ve una emigración sostenida y creciente en los últimos años. Y lo
paradójico es que la gente comenzó a irse cuando teníamos la renta petrolera
más alta de la historia. En estos 17 años el país recibió más dinero que en
todos los años del siglo XX”.
¿Entonces por qué el éxodo,
si el problema no era económico?
-Por lo mal que se han hecho
las cosas, y ahora más de dos millones de personas decidieron emigrar por
distintas circunstancias: Por la inseguridad en principio y, desde el último
año y medio, por la escasez de alimentos, la disminución de los ingresos y de
los trabajos productivos. Hay un nivel de deterioro y un proceso inflacionario
que motivan al éxodo, ahora no solo de la clase media alta, sino también de los
barrios. La gente está buscando salir por todos los medios, vía aérea, marítima
o terrestre.
Hacia dónde se van
El investigador señaló que
contrario a lo que mucha gente piensa (hacia los Estados Unidos), el venezolano
se está yendo hacia Colombia.
Y basó su argumento en los
más de 4 millones de colombianos que se han residenciado en el país en los
últimos 40 años. “Esas personas tienen aquí segunda, tercera e incluso cuarta
generación, que tienen la doble nacionalidad. La canciller colombiana María
Holguín habló hace poco de aproximadamente 600.000 compatriotas en ese
territorio. Y puede ser posible”, destacó.
El principal problema que
hay para saber del movimiento migratorio, comentó, es que no hay datos
oficiales desde el año 2000. “La Organización Internacional de Migración obliga
a los países a dar esos saldos y Venezuela no lo hace. Lo que obtenemos los
investigadores es a través de consulados, embajadas, universidades.
Sabemos que se está dando una saturación en el ámbito comercial y laboral en
ciertos países. En Colombia por ejemplo hay en exceso de periodistas y la clase
media de Bogotá se queja porque han aumentado los precios de los condominios
debido a la alta demanda”.
También citó el caso de los
Estados Unidos, donde se reportan cerca de 269.000 venezolanos en situación de
ilegales. “En esa nación hay 12 millones de personas ilegales, la mayoría
mexicanos, pero los venezolanos está escalando de forma muy rápida y eso es un
problema para ese gobierno. Igual sucede en Panamá. Otros países cercanos como
Trinidad y Tobago, Aruba, Bonaire están tomando cartas en el asunto para que la
penetración de venezolanos no impacte de manera negativa. Incluso en Guyana ya
están aplicando políticas restrictivas”, informó.
Para De La Vega esto suma
otros problemas y es que el Gobierno venezolano desasistió por completo a toda
esa gente, no le ha hecho seguimiento, no sabe dónde están, en qué trabajan, si
están en situaciones de vulnerabilidad y no les da asistencia
económica. Más bien, manifestó, cierra consulados y no permite ni
siquiera la inscripción en el Registro Electoral.
“De esos 2.2 millones de
personas, que son el 6% de la población, hay entre 92 y 93% que no están
inscritos y a los que les generan todas las trabas políticas para evitar que lo
hagan”, completó.
Ahora bien, en el terreno y
con las condiciones actuales, el docente tiene la percepción de que el éxodo
seguirá creciendo y con picos altos hacia Colombia, EE.UU., Canadá, Costa Rica,
Panamá, República Dominicana, Chile, Ecuador y Perú.
Aunque también hay
movimientos hacia España, Italia, Portugal, Francia, Reino Unido,
Alemania, países nórdicos, Suecia, Noruega. Incluso en Grecia, a pesar de la
crisis económica, hay venezolanos instalados.
Otros tantos se fueron para
la República Checa, Croacia, Rusia, África, China, Japón, Corea del Sur, Medio
Oriente, Australia y, en menor grado, hacia Nueva Zelanda.
“Se están yendo hacia los
cinco continentes, quizás ahora habrá limitaciones parque cada vez hay menos
aerolíneas, pero las intenciones de migrar se mantienen”, acotó.
Recuperar el capital humano
Oscar Hernández, director
del Centro de Capacitación Migratoria,
coincidió con De La Vega en que hay un flujo constante de venezolanos que
se están yendo del país. “Lo trágico es que eso ya no corresponde a la clase
media profesional, ahora son muchos los que tiene un oficio o algún saber, que
son de sectores populares, los que se están marchando. No es raro encontrar en
un barrio a las madres diciendo que quieren sacar a sus hijos”.
También resaltó que el
número más alto de los inmigrantes se fue para Colombia y destacó que eso tiene
que ver con que muchos tienen raíces allá y, por la cercanía y el idioma.
“Irse a otras partes tiene otros problemas migratorios como la visa. Aunque
igual parten hacia Estados Unidos, el recurso del asilo no está funcionando
mucho y no es una manera muy efectiva quedarse allá de forma legal. Por ello
algunos están regresando”.
Lo que Hernández calificó
como grave es el hecho de que Venezuela es el país que más inmigrantes
profesionales está generando. “Aquí tenemos niveles académicos muy altos, más
que en otros países, y en la historia de la diáspora, recibimos gente que huía
de la hambruna y de las guerras, gente que llegó sin siquiera conocer un
oficio. Paradójicamente muchos de los venezolanos que emigran como vía de
escape, están preparados intelectualmente hablando, y cuando lo hacen solo
toman en cuenta los factores emotivos. Quizás ésa no era la decisión más
apropiada, por tanto a veces terminan fracasando”.
Ante estos elementos,
informó que presentaron ante la Comisión de Política Interior de la Asamblea
Nacional una propuesta de Ley de Migración y de Retorno Voluntario. “Ese puede
ser un mecanismo legal para ayudar a los venezolanos que en algún momento
pretenden regresar. Es una forma de asistencia, dado el déficit de atención que
el Estado presta a esta población, a la que incluso le ha cerrado consulados”.
Dijo que hoy día hay menos
embajadas y consulados de las que estaban habilitados en los años ’80, “y
eso es grave porque vulnera los derechos de ciudadanía de las personas. Por
ejemplo hay niños que emigraron con sus familias y no han podido sacarse la
cédula. El Gobierno no sabe si hay trata de personas, si tienen problemas
legales”, señalo.
Hernández explicó que solo
en EE.UU. hay 600.000 venezolanos y la cifra de ilegales casi que la equipara.
Además hay una población flotante que va y viene, y a los que se le debe
amparar y atender sus derechos constitucionales.
“Esa es una realidad que no estaba
visible hace 15 años y que hoy debe ser tomada en cuenta. Pero en vez de eso
tenemos un sistema consular fracasado y que no responde a las necesidades de
ese contingente, que se seguirá yendo en la medida que no se tomen decisiones
objetivas como país. Sabemos que irse, dejar su país, es la decisión más dura
que una personan puede tomar, pero no hay políticas visibles para recuperar ese
capital humano, eso será muy difícil”, sentenció.
Foto: Cristian Hernández
07-07-16
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