Por Oscar Bastidas-Delgado
Maduro desarrolla una
política de violaciones sistemáticas de los derechos de propiedad privada
soportada sobre la amenaza de expropiar toda empresa de ciudadanos no afectos
al régimen. Si a este panorama se agrega la reciente e inconstitucional Ley de
Emergencia Económica, pareciera que las expropiaciones, apropiaciones
permanentes y temporales de empresas y activos, intervenciones, invasiones y
supuestos rescates de tierras aumentarán las amenazas a las empresas, constante
gubernamental contra Empresas Polar.
Empresas Polar, denominada
así desde 1991, es una corporación industrial con 75 años de presencia en el
país y actividades diversas en los sectores de alimentos, bebidas alcohólicas y
productos de consumo masivo, que desde 1943, 1951 y 1960 produce tres de los
más apreciados productos del consumidor venezolano: Cerveza Polar, Maltín Polar
y Harina PAN, amén de otra variedad que van desde bebidas no alcohólicas a base
de malta, vinos, sangrías, bebidas gaseosas, jugos, té frío, agua mineral,
bebidas deportivas, bebidas energéticas y otras gasificadas, pasando por
procesadoras de arroz, avena, harina precocida, aceite, fabricas de pastas,
margarinas, vinagres, mayonesa, salsas, alimentos del mar, mermeladas, bebida
achocolatada y helados hasta alimentos balanceados para animales, jabones,
detergentes y suavizantes de ropa.
Desde los 50s inició
actividades en lo social mediante la Asociación Civil y en 1977 se crea la Fundación
Polar, conocida desde el 2006 como Fundación Empresas Polar. En 1991construye
el Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania), institución se
especializa en el manejo interdisciplinario de la malnutrición infantil; y
desde el 2009 posee el Centro de Desarrollo Deportivo Empresas Polar el Edo. Carabobo
para disciplinas deportivas por niños y jóvenes.
La calidad y cantidad de
puestos de trabajo de Empresas Polar hacen de ellas un sector apetecible para
laborar para un alto porcentaje de venezolanos; si se añade el reconocimiento a
los esfuerzos del grupo por llegar a los hogares pese a la crisis y constantes
controles y obstáculos gubernamentales, y una Responsabilidad Social expresada
en una amplia gama de programas sociales entre los que destacan los deportivos
y la labor de la Fundación Polar, es obvio que el costo político de
estatizarlas sea muy alto.
Encuestas recientes de
Datanálisis señalan que al menos el 80% de los venezolanos declara
“sentirse cercano a Empresas Polar”; 98% tener confianza en sus productos;
78% que es la institución empresarial más prestigiosa, y 92% evalúa
positivamente su gestión “por el bienestar del país”. Dato adicional: 92%
considera que la solución de los problemas del país “pasa por un acuerdo entre
el sector privado y el sector público, basado en el respeto mutuo y la
racionalidad de las políticas aplicadas para atender la crisis”.
Maduro pareciera no observar
el alto costo político de esa acción. De expropiarla ¿con cuál equipo
interventor lo haría? Toda intervención, así fuese una simple inspección de
carácter tributario o legal, interrumpe la normalidad organizacional. Si ella
impacta el concepto y la direccionalidad de la empresa, sus niveles directivos
y estratégicos, el eje Proveedores ↔ Operaciones ↔ Clientes, la confianza y los
sentidos de propiedad y de pertenencia de sus actores, el tren empresarial se
descarrila e ipso facto se inicia la agonía y muerte de la
intervenida. En el país tenemos excelentes profesionales de la administración y
la gerencia pero no basta, es necesaria la experiencia aplicada a ese complejo
tan especializado cuya marcha solo será posible con el mismo equipo actual, no
existe otro capaz de conjugar los múltiples roles que sus variadas actividades
exigen; mantener los atributos de empresas exitosas no pareciera ser la
intención de un gobierno acostumbrado a estatizar al estilo borrón y cuenta
nueva.
Es de ingenuos pensar que el
tejido humano construido a lo largo de la existencia de estas empresas se
conservará intacto y a favor del interventor; los despidos y las renuncias
estarán en la agenda; también lo es que directivos y trabajadores obedecerán
sumisamente órdenes intervencionistas y que la ciudadanía beneficiaria de sus
programas sociales guardará silencio. No es de ingenuos pensar que las nominas
engordarán con militantes del PSUV y se multiplicarán por tres como sucedió con
PDVSA.
No serán precisamente los
gerentes de los fracasados consejos obreros de Sidor y de las quebradas
empresas de café quienes mantendrán a flote estas empresas, tampoco quienes
llevaron a PDVSA a la obesidad laboral y al endeudamiento actual; menos serán
los militares que en materia empresarial tienen cero uno (01) y aceptarían solo
por cumplir órdenes. A todos estos ellos les quedará grande esa labor.
Deseos de venganza con
resentimientos sociales no son buenos consejeros. Estatizar Empresas Polar es
condenarlas al cierre y sería el más estruendoso y visible fracaso del
gobierno; esa acción no tiene justificación salvo la de construir una cortina
de humo sobre los problemas generados por el harakiri gubernamental y los
frustrados intentos de Maduro por cerrar filas entre sus menguados seguidores.
Con ese seguro fracaso, el harakiri económico del gobierno quedaría más desnudo
y hasta los mismos oficialistas extrañarían las arepas de Harina Pan y las
polarcitas bien frías previas a sus obligadas marchas.
Afortunadamente las reservas
morales de la amplísima mayoría de los venezolanos fortalecen una resistencia
cabal encauzada en la ruta democrática, por ella continuaremos.
29-07-16
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