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viernes, 29 de julio de 2016

Estatizar Empresas Polar sería quebrarlas por @oscarbastidas25


Por Oscar Bastidas-Delgado


Maduro desarrolla una política de violaciones sistemáticas de los derechos de propiedad privada soportada sobre la amenaza de expropiar toda empresa de ciudadanos no afectos al régimen. Si a este panorama se agrega la reciente e inconstitucional Ley de Emergencia Económica, pareciera que las expropiaciones, apropiaciones permanentes y temporales de empresas y activos, intervenciones, invasiones y supuestos rescates de tierras aumentarán las amenazas a las empresas, constante gubernamental contra Empresas Polar.

Empresas Polar, denominada así desde 1991, es una corporación industrial con 75 años de presencia en el país y actividades diversas en los sectores de alimentos, bebidas alcohólicas y productos de consumo masivo, que desde 1943, 1951 y 1960 produce tres de los más apreciados productos del consumidor venezolano: Cerveza Polar, Maltín Polar y Harina PAN, amén de otra variedad que van desde bebidas no alcohólicas a base de malta, vinos, sangrías, bebidas gaseosas, jugos, té frío, agua mineral, bebidas deportivas, bebidas energéticas y otras gasificadas, pasando por procesadoras de arroz, avena, harina precocida, aceite, fabricas de pastas, margarinas, vinagres, mayonesa, salsas, alimentos del mar, mermeladas, bebida achocolatada y helados hasta alimentos balanceados para animales, jabones, detergentes y suavizantes de ropa.


Desde los 50s inició actividades en lo social mediante la Asociación Civil y en 1977 se crea la Fundación Polar, conocida desde el 2006 como Fundación Empresas Polar. En 1991construye el Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania), institución se especializa en el manejo interdisciplinario de la malnutrición infantil; y desde el 2009 posee el Centro de Desarrollo Deportivo Empresas Polar el Edo. Carabobo para disciplinas deportivas por niños y jóvenes.

La calidad y cantidad de puestos de trabajo de Empresas Polar hacen de ellas un sector apetecible para laborar para un alto porcentaje de venezolanos; si se añade el reconocimiento a los esfuerzos del grupo por llegar a los hogares pese a la crisis y constantes controles y obstáculos gubernamentales, y una Responsabilidad Social expresada en una amplia gama de programas sociales entre los que destacan los deportivos y la labor de la Fundación Polar, es obvio que el costo político de estatizarlas sea muy alto.

Encuestas recientes de Datanálisis señalan que al menos el 80% de los venezolanos declara “sentirse cercano a Empresas Polar”; 98% tener confianza en sus productos; 78% que es la institución empresarial más prestigiosa, y 92% evalúa positivamente su gestión “por el bienestar del país”. Dato adicional: 92% considera que la solución de los problemas del país “pasa por un acuerdo entre el sector privado y el sector público, basado en el respeto mutuo y la racionalidad de las políticas aplicadas para atender la crisis”.

Maduro pareciera no observar el alto costo político de esa acción. De expropiarla ¿con cuál equipo interventor lo haría? Toda intervención, así fuese una simple inspección de carácter tributario o legal, interrumpe la normalidad organizacional. Si ella impacta el concepto y la direccionalidad de la empresa, sus niveles directivos y estratégicos, el eje Proveedores ↔ Operaciones ↔ Clientes, la confianza y los sentidos de propiedad y de pertenencia de sus actores, el tren empresarial se descarrila e ipso facto se inicia la agonía y muerte de la intervenida. En el país tenemos excelentes profesionales de la administración y la gerencia pero no basta, es necesaria la experiencia aplicada a ese complejo tan especializado cuya marcha solo será posible con el mismo equipo actual, no existe otro capaz de conjugar los múltiples roles que sus variadas actividades exigen; mantener los atributos de empresas exitosas no pareciera ser la intención de un gobierno acostumbrado a estatizar al estilo borrón y cuenta nueva.

Es de ingenuos pensar que el tejido humano construido a lo largo de la existencia de estas empresas se conservará intacto y a favor del interventor; los despidos y las renuncias estarán en la agenda; también lo es que directivos y trabajadores obedecerán sumisamente órdenes intervencionistas y que la ciudadanía beneficiaria de sus programas sociales guardará silencio. No es de ingenuos pensar que las nominas engordarán con militantes del PSUV y se multiplicarán por tres como sucedió con PDVSA.

No serán precisamente los gerentes de los fracasados consejos obreros de Sidor y de las quebradas empresas de café quienes mantendrán a flote estas empresas, tampoco quienes llevaron a PDVSA a la obesidad laboral y al endeudamiento actual; menos serán los militares que en materia empresarial tienen cero uno (01) y aceptarían solo por cumplir órdenes. A todos estos ellos les quedará grande esa labor.

Deseos de venganza con resentimientos sociales no son buenos consejeros. Estatizar Empresas Polar es condenarlas al cierre y sería el más estruendoso y visible fracaso del gobierno; esa acción no tiene justificación salvo la de construir una cortina de humo sobre los problemas generados por el harakiri gubernamental y los frustrados intentos de Maduro por cerrar filas entre sus menguados seguidores. Con ese seguro fracaso, el harakiri económico del gobierno quedaría más desnudo y hasta los mismos oficialistas extrañarían las arepas de Harina Pan y las polarcitas bien frías previas a sus obligadas marchas.

Afortunadamente las reservas morales de la amplísima mayoría de los venezolanos fortalecen una resistencia cabal encauzada en la ruta democrática, por ella continuaremos.


29-07-16




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