Por Pacífico Sánchez
El Gobierno puede hacer
triquiñuelas tramposas contra la Asamblea Nacional; pero, no con el
hambre y la falta de medicinas, que afectan a los chavistas y no
chavistas.
Al hacer tal afirmación el
padre Luis Ugalde indica que en estos momentos esas necesidades son
los principales actores políticos: los que pueden cambiar este
gobierno.
En visita a EL IMPULSO,
donde fue atendido por el jefe de Redacción, José Ángel Ocanto, el
académico y ex rector de la Universidad Andrés Bello,
expresó convencido de que el co-Presidente de la República, Vladimir
Padrino López, no resolverá esos problemas porque los militares no están
preparados para la gestión pública.
Se militarice o no el país,
la crisis no tiene solución sino se cambian las políticas de
fondo, sentencia. Es por ello que se hace necesario el diálogo,
para el cual el Ejecutivo Nacional tiene que hacer concesiones; no la
oposición.
Gobierno desesperado
-¿Cómo ve usted que Nicolás
Maduro tenga ahora un súper ministro militar, que va a compartir con
él las responsabilidades del Ejecutivo Nacional. Ahora los ministros y
ministras tendrán que rendirle cuentas a Vladimir Padrino López, el
titular de la Defensa, encargado del abastecimiento del país?
– Hace mucho tiempo que este
es un Gobierno militar. Antes, la mitad de las gobernaciones,
ministerios, institutos y empresas del Estado han estado
en manos militares. Los resultados son conocidos por todos: un
fracaso total.
Ahora, si se busca
represión, no hay solución. La población está desesperada, pero
el Gobierno no sabe qué hacer para responder a las
necesidades porque está totalmente desbordado. Desesperado. Los
problemas de fondo son la inseguridad, la falta de alimentos y medicinas,
la inflación que vuelve sal y agua el salario. Todos estos problemas
afectan a chavistas y no chavistas. Se militarice o no el país, no
hay solución. Hay que cambiar las políticas de fondo.
Ahora hay una militarización
más explícita. Pero, no va tener ningún éxito si no se reconocen los
errores cometidos, que vayan a un cambio real.
Insiste en su propia mentira
-¿Cree que el gobierno
abrirá la frontera con Colombia ante la desesperación que mostraron
las personas que pasaron a Cúcuta para comprar lo que aquí no
consigue?
-La apertura de la frontera
es una necesidad enorme, el país está desesperado. Lo que se gana
no alcanza para hacer mercado. La inmensa mayoría no puede hacer tres
comidas. Las soluciones implican negociaciones internas e internacionales.
Las embajadas están ofreciendo ayudas. Acaba la Conferencia Episcopal
en insistir que Cáritas puede hacerlo como se hizo en Chile y en otros
países. También la Cruz Roja y la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, el Gobierno insiste en su propia mentira de que este es un
país feliz y que la crisis es inventada. La verdad verdadera es que
el Gobierno no quiere reconocer que fracasó.
Una duda muy grande
-¿La decisión de Maduro de
nombrar a Padrino López de súper ministro estará dirigida a que éste sea
nombrado vice-presidente y asuma la Presidencia al darse el revocatorio?
-Mi duda es que sea una
decisión de Maduro o de un grupo de militares que se la impusieron.
La situación es dura para el país y para la mayoría de los militares,
no para los militares millonarios y corruptos que está en el poder. Que
nombren al ministro de la Defensa para que se ocupe de la comida no
es ninguna esperanza de que se llenen los anaqueles. Todos sabemos que la
semana que viene va a ser peor. Y la otra, mucho peor. Es por eso
que los obispos dicen que no se puede echar para atrás el referendo
revocatorio. Es una cosa que se inventó para esta Constitución: cuando un
Presidente o determinado cargo lo está haciendo mal, se le consulta a
la población si quiere que se vaya.
Al hambre no se le hace
trampas
-Pero, padre, esta
Constitución le da la oportunidad al perdedor de que antes de irse nombre
al vicepresidente para que sea presidente. ¿No seguimos en lo mismo?
-A partir de mediados de
enero puede ser así. Pero, aún así, aquí los grandes actores políticos
en este momento son el hambre y la falta de medicinas. Existen los
partidos como Voluntad Popular, Primero Justicia, AD y los otros, sí; son
importantes, pero el hambre y la escasez son quienes impulsarán
la transformación, porque ellas afectan a chavistas y no
chavistas. Esta decisión compromete al ministerio de la Defensa. No
creo que se haya hecho pensando en el revocatorio. El Gobierno
sigue apostando a que no lo van a hacer. Ellos lo han dicho muy
claramente: aunque sea un derecho constitucional, haremos lo
posible y lo imposible, lo legal y lo ilegal, para que no se dé
el revocatorio.
El papel de los militares
-Sobre los militares se han
producido denuncias de que dirigen el Cártel de los Soles, el Cártel de
la Guajira y, en fin, de estar en el negocio de la droga. ¿Estos no
podrán influir?
-Cuando hay militares
corruptos en cualquier país, los militares sanos sufren. Es como
cuando alguien tiene en su casa un problema de vergüenza. Acerca de
los que están en cárteles hay pruebas internas e internacionales. Pero, la
mayoría, que no están dañados, sufren por eso. No tienen la
culpa. Son servidores honrados.
Del mismo modo molestan y
perjudican quienes afirman pertenecer a un partido político y se
declaran marxistas, socialistas y revolucionarios en actos públicos y
privados.
La democracia necesita de
militares que tengan criterio de cuál es su papel, que por lo demás
está en la Constitución muy bien definido.
Nos encontramos como
mendigos
-Usted ha planteado que al
producirse la transición, el gobierno debe ser con chavistas. ¿No son
los responsables de esta crisis?
-He hablado de personas que
son chavistas, pero que no son ciegos. Quienes han sido capaces de
ver el fracaso y reconocerlo. Hay algunos que fueron ministros, como
el de Planificación, que hablan de la realidad. Cómo esos existen muchos.
No me estoy refiriendo a los que le echan la culpa al imperio, a los
empresarios y a los demás de su fracaso, sino a los que comprenden que se
debe cambiar el modelo. Hay que hacer un gobierno de salvación
nacional. Este país llegó a recibir más de un millón de millones de
dólares y al final nos encontramos de mendigos y tapándonos con una mano
adelante y la otra atrás.
Me preguntará si soy
optimista en cuanto al futuro de Venezuela. El presente tiene
dificultades. Hay demasiada ceguera. Existe la ilusión de que esto
se va a resolver sin hacer nada. Pero, sin hacer nada, no se
resuelve. Tiene que haber un cambio. No soy golpista. Un golpe militar no
tendría apoyo de la derecha ni de la izquierda. Por eso hay que
buscar el diálogo y lograr el gobierno de salvación nacional.
La oposición anda bien
Para el padre Luis Ugalde la
oposición está muy clara. Anda por los caminos constitucionales y
busca que éstos sean transitados por el Gobierno.
Hay gente que le cae a la
oposición, que considera debe ser más aguerrida, que logre
los cambios rápidamente. Pero hacer política en esta situación en que
vivimos, con todas las dificultades que le coloca el Gobierno, es
muy duro y arriesgado. Todo lo que lleva a cabo la oposición está
dentro de la Constitución. Es su arma.
Son muchos los que están en
la tribuna y quieren que el torero haga la faena como ellos piensan.
O los que están en el estadio y quieren que su equipo meta los goles que
ellos desean. La democracia no es así. La democracia exige que todos
seamos ciudadanos y no espectadores.
El referendo revocatorio al
mandato presidencial de Nicolás Maduro lo lanzó Henrique Capriles. La
solicitud fue firmada por Leopoldo López y Antonio Ledezma. Y por todos
los demás partidos de oposición. Existe un solo objetivo: lograr que
se realice antes de que finalice este año.
Es bueno que dentro de la
oposición haya matices, porque eso forma parte de la democracia.
Ha sabido enfrentar las
dificultades. Seis meses antes de la elecciones parlamentarias
se decía que no habría unidad. Se realizaron las primarias, que
fueron complicadas. Y se logró el triunfo del 6 de diciembre.
Más allá de las antipatías
está el sentido práctico de la unidad. Con la unidad,
valemos: separados, nada.
¿Por qué el diálogo?
El padre Luis Ugalde
sostiene que debe darse el diálogo sin que la oposición haga concesiones,
porque éstas tienen que ser dadas por el Gobierno.
El diálogo es absolutamente
necesario, plantea. No tenemos salida. El diálogo no puede ser
para correr la arruga, ganar tiempo, porque el enfermo está en
camilla. Necesita salvarlo.
Los obispos, reunidos en la
Conferencia Episcopal Venezolana, dijeron que el diálogo debe tener
metas claras, objetivos definitivos.
No puede haber diálogo con
tres jefes políticos presos y con una gran cantidad de personas
presas porque no les gustan las políticas del Gobierno.
La Constitución dice que no
puede haber presos políticos, que se debe respetar la propiedad
privada, que los poderes públicos deben tener autonomía y que deben
garantizarse los derechos de alimentación y salud a la población.
Hay que pedir el cambio de
modelo económico, porque con la política actual no se puede
esperar resolver la crisis.
Tiene que haber un
refinanciamiento. Se contrajo una deuda de 230 mil millones en el
momento en que se han tenido más ingresos petroleros. Ahora no hay
dólares, ni posibilidad de tenerlos. Empeoran las cosas.
En medio de la guerra de
Vietnam, había unas conversaciones en Paris para llegar a un
arreglo entre el Norte y el Sur.
Cuando ya habían más de cien
mil muertos en El Salvador, me contaba el embajador de ese país, los
guerrilleros fueron a los Estados Unidos a pedir la mediación. No podía
seguir la matanza. Había que hablar. Y se logró la paz.
La primera reunión que
habrá, no se abrazarán las partes. Se retirará una con una
rabieta. En la segunda habrá otra rabieta y también se retirará una
de las partes. Así pasará una y otra vez. Pero volverán a
reunirse, porque con rabietas no se puede llegar a entendimientos.
El diálogo no será fácil,
pero tendrá que hacerse. Porque el enfermo está moribundo y no se
puede dejar morir.
El poder es como el alcohol
Refiere el padre Luis Ugalde
que muchas veces viajó al Perú cuando estaba como presidente Alberto
Fujimori, quien llegó al poder en medio de una gran popularidad. Hizo
cosas buenas pero después vino el desastre. Eliminó el Congreso,
Vladimiro Montesinos ejercía un control sobre funcionarios y dirigía la
corrupción. A los jefes militares les daba de regalo 7 mil dólares.
Un sacerdote jesuita le
comentó un día que Fujimori se iba a eternizar en el cargo;
pero, seis meses después, el religioso se sorprendió de que el jefe
del gobierno fuese hecho preso y permanezca en una cárcel
como Montesinos.
Augusto Pinochet aceptó el
referendo, pero se mantuvo como jefe de las fuerzas armadas. Tuvo que
entregar el cargo.
Cuando Marcos Pérez Jiménez
sintió el malestar en el país se fue a los cuarteles, pero éstos no
lo acompañaron. Llovera Páez le dijo: vámonos porque los pescuezos no
retoñan. Y se fueron.
Ningún mandatario se
eterniza en el poder, afirma. Y los militares no los acompañan cuando
ven que ya no tienen sustentación. El poder, afirma, es como el alcohol:
se sube a la cabeza.
24-07-16
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