Páginas

jueves, 21 de julio de 2016

Competencia desleal y trato discriminatorio, por @PabloPerezOf



Pablo Pérez 20 de julio de 2016
@PabloPerezOf

Este es un Gobierno que siempre actúa contra lo que la lógica establece. Prefiere perseguir, hostigar y quebrar al empresario venezolano que genera empleo, produce riqueza y paga impuestos; pero favorece a los sectores productivos de otros países a través de millones y millones de dólares que se han quemado para comprar lo que ya no se produce, por culpa de ellos, en Venezuela.

El empresario venezolano intenta resistir todos los ataques del Gobierno. No sólo han tratado de aniquilarlos a través de la constante fiscalización de organismos, cuyos funcionarios están entrenados para verlos como enemigos, sino que además los han asfixiado con un control de cambio que otorga dólares a los enchufados, pero se los niega a quienes de verdad son empresarios formales.


Como consecuencia de eso el café que tomamos es nicaragüense, el arroz es argentino, la leche uruguaya, la carne y el pollo brasileño y así la mayoría de los alimentos y hasta medicamentos que consumimos los venezolanos son hechos en otros países, cuando aquí existe suficiente talento y capacidad para sustituir la mayor parte de esas importaciones.

Pero el colmo es que ahora vienen permitiendo las importaciones masivas de productos colombianos, que a precios muy altos se consiguen en el mercado formal e informal de Maracaibo y otras ciudades del estadio Zulia. Nadie sabe oficialmente como ingresan, aunque todos los involucrados saben que es el negocio de unos pocos que se aprovechan de las “facilidades” que reciben.

Cosas muy oscuras se esconden detrás de ese comercio binacional, pero que no incluye a los empresarios que durante muchos años han comercializado entre ambos países. Todo es un misterio. Lo único notablemente visible es la cantidad de productos colombianos que se venden a precios muy altos.

Esa trácala oficial es una clara competencia desleal con el productor nacional porque, por ejemplo, a Polar la obligan a vender su harina de maíz en Bs. 190, pero a esos empresarios desconocidos los dejan vender el mismo producto en más de mil bolívares. Eso es un claro trato discriminatorio contra el sector productivo nacional que sobrevive a pesar de los ataques oficiales.

Mientras este Gobierno persista en su modelo no habrá recuperación de la producción nacional. Mientras se busque beneficiar a los enchufados con negocios como esa importación de productos colombianos, solo se favorece a la corrupción. Hoy más que nunca el cambio es necesario, urgente e indetenible.

Pablo Pérez
@PabloPerezOf

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico