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lunes, 21 de noviembre de 2016

El silencio cómplice, @ffacchinb, UNA CUARTILLA





Por Fernando Facchin B., 20/11/2016

A raíz de la condena del narco sobrinos se ha producido en el país un hondo debate sobre el silencio cómplice de los narcotíos.

En el caso del silencio cómplice, la situación se agrava por la entrega de pasaportes diplomáticos sin justificación de ninguna especie.

El asunto en comentopresenta un grave incumplimiento de deberes éticos fundamentales por parte del presidente y su cónyugey eso les acarrea una responsabilidad moral indudable con los autores del delito cometido y juzgado en USA.

La responsabilidad moral deviene de la incapacidad moral de la cual adolece el sujeto, quien en su comportamiento consuetudinario carece de moralidad social y política desde el punto de vista de la valoración ético/colectiva.

En el colectivo social puede apreciarse, sin duda, una clara motivación de reprensión moral en la sociedad sobre la conducta infractora, cuyo silencio frente al país es estimado política y éticamente reprensible e inconveniente para la moral ciudadana y para la dignidad del cargo, lo que hace necesaria para el responsable, quien, sin haber lesionado un precepto constitucional determinado, en el caso en comento es válida, moral y políticamente, se hace merecedor de la sanción de tipo moral, por cuanto se encuentra perjudicado el escenario público.Venezuela está ante una agresión injusta por una lesión a su dignidad, al decoro de sus valores y a su sentimiento de soberanía y honestidad, especialmente en el artículo 2 de la CRBV donde se lee: “Venezuela se constituye (…), la preeminencia de los derechos humanos, la ética el pluralismo político”.

Definitivamente, la ética y la moral del régimen, ampliamente cuestionada por el colectivo nacional y con u juicio político en suspenso, requiere de una profunda reflexión ciudadana, por cuanto su mal ejemplo da lugar a un quiebre moral que acrecienta la crisis de gobernabilidad que vive el país, al igual que rompe la confianza para con sus gobernantes en quienes, cada día más, crece su relativismo moral, debido, entre otras causas, a la impunidad sobre la corrupción decretada por el Cartel de las Togas, una demostración más que los valores éticos, para el régimen, ni limitan ni sirven de fundamento para la acción de gobierno con vista al bien común y la paz; para el régimen en su accionar todo es válido y el fin justifica los medios para actuar.

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