Por Rafael Viloria
Por estas tierras llaneras
(Barinas), oíamos con mucha frecuencia aquello de que “Tantas veces era llevado
el cántaro al caño, hasta que se caía y se rompía.”
Más de dos (2) siglos hacen
que la historia de nuestra patria registra el planteamiento aquel de que “los
EEUU”, parecían signados por la providencia a plagar de miseria a la América
Latina, en nombre de la Libertad y de la Democracia. Esto ya avizoraba las
diferencias existentes entre el coloso del mundo y el Genio de América Simón
Bolívar.
Desde hace ya más de veinte
años esas diferencias han pasado de ser, más que un discurso controversial, a
un evidente enfrentamiento de categoría ideológica; con mayor énfasis la
“izquierda y la derecha.” A tal grado han llegado las diferencias, que más allá
del uso de los medios de comunicación con discursos “Escatológicos”,
descalificadores de la condición personal, etc; estamos llegando a las típicas
“amenazas” de agresión violenta.
Lo importante de la situación
planteada es que se impone la necesidad de saber las causas de fondo o de forma
que las originan. De nuestro lado según lo recogen los medios, nos señala que
las razones tienen su origen en nuestras Reservas Petroleras, que según el
Gobierno Nacional son las más grandes del planeta, es decir del mundo. Claro
que los venezolanos quisiéramos saber a quién le resuelve la calamitosa crisis
alimentaria, de salud, de seguridad, de las medicinas, de la asistencia médica
en general, la inflación, etc.
Por su parte Donald Trump
justifica su acción en la negativa del Gobierno de Venezuela de conducir al
País contrariamente a los postulados democráticos.
El Gobierno Venezolano insiste
en que toda la culpa de los que en este país pasa, el único responsable es el
imperio que a la postre ha desencadenado una guerra económica en compañía de
los partidos del capitalismo opositor.
Acusaciones vienen,
acusaciones van. Mientras tanto la crisis que ya es integral, se ha
transformado en un flagelo incontenible. El gobierno y sus adláteres mientras
tanto siguen empeñados en el desarrollo de políticas improvisadas que han dado
muestras de lo desatinadas que son las que ya existen y las que piensan poner
en práctica.
Todavía el país se sigue
preguntando para que ha servido la nueva Asamblea Nacional Constituyente. Cuál
es el verdadero propósito de ese nuevo invento político. Se dice que el objeto
es la promoción de una supuesta Paz. Paz que está mal planteada, o está mal
interpretada en razón del crecimiento de los presos políticos y el universo de
perseguidos que crece inconteniblemente acompañada de la violencia. A ello hay
que agregar el grado de la crisis alimentaria que tiende a un desenlace fatal y
por ende generador de resultados que sabrá dios como se pueden resolver. En
especial si estamos divididos.
Ahora el presidente Trump,
como respuesta a su propósito ha tomado un conjunto de decisiones que sin duda,
de ser aplicadas, traerá como consecuencias, situaciones de grado indescriptible
en lo social, económico y político. Como respuesta el Gobierno Nacional se
prepara para enfrentar (supuestamente) militarmente al coloso del mundo. Habría
que preguntarse si es la salida a tan agudo problema.
Lo que hasta hace pocos días
los genios de la A.N.C negaban ahora es una afirmación: los venezolanos
tendremos una nueva Constitución. ¿Qué tendrá la nueva que la anterior no
contemplaba? ¿Cuál será su sesgo social, económico y político? ¿Tienen claridad
visionaria los 545 constituyentistas del real propósito de una nueva
constitución? Sería bueno consultar para saberlo, para no caer en trampas…
Hay un océano de confusiones
en un desierto de ideas que no presagian buenos augurios. Todo lo contrario.
Pareciera que estamos en aquello de la novela del Gabo Colombiano: Gabriel
García Márquez, Crónica de una Muerte Anunciada. “Todos sabían que a
Santiago Nasar lo iban a asesinar aquella mañana del aciago lunes. Todos menos
Santiago Nasar.” Hasta se sabían las causas. En Venezuela todos sabemos de
la existencia de una crisis integral; Todos menos el Presidente y su equipo de
gobierno. Ellos están demasiado ocupados en sus intereses personales, en sus
ensayos de políticas improvisadas; en su ausencia de gerencia pública por ello
lo mejor es crear la sensación de que los culpables son otros y no ellos.
Los venezolanos tenemos que
salir del “Macondo”: despertar, reaccionar, rescatar la fe y la confianza y
actuar con firmeza en la reconstrucción del País y su Democracia Social. Mejor
dicho: desentramparnos de los falsos mesías y sus falacias utópicas.
Santiago Nasar ya sabe lo que
está pasando y lo que tiene que hacer.
Ex presidente de Ceconave
01-09-17
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