Por Sj. Luis Ugalde, 4/9/2017
El gobierno eliminó las
elecciones regionales el año pasado, simplemente, por miedo a la derrota. Hace
un mes las convocó para diciembre de este año porque calculó que le convenía.
Luego las adelantó a octubre pensando que la precipitación era buena para
dividir y desalentar a la oposición. Ahora tiene abierta la puerta de la
suspensión para salir de la emergencia, si estima que le conviene. En esto no
hay sorpresas ni nada de extraño: las dictaduras actúan a su conveniencia sin
dejarse frenar por constituciones ni derechos humanos. Para eso inventaron la
falsa asamblea nacional constituyente.
¿Por qué convocó unas lecciones
de gobernadores que las sabe perdidas, si se hacen con voto libre, universal y
secreto? Para dividir a la oposición –a favor y otros en contra– y para
desalentar el voto de los demócratas. Luego, sorpresivamente y sin dar razones,
adelantó la elección a octubre. ¿Por qué? Porque no se dio la división opositora
y pensaron que podían lograrla si la obligaban a llegar a consensos o hacer
primarias en menos de un mes. Parece que con esto tampoco lograrán divisiones
mayores y que los demócratas superarán ese obstáculo y se mantendrán unidos, a
pesar de su diversidad. Por eso el gobierno con mentalidad “malandra” está
maquinando nuevas maniobras para que la supraconstitucional ANC y su sirvienta
CNE puedan eliminarlas si les da la gana. Por ejemplo, alegando la guerra del
imperio que nos va a obligar a la heroica defensa nacional contra el invasor
yanqui. O mantener las elecciones y vetar a una docena de candidatos opositores
ganadores alegando su mala conducta: unos por fomentar la violencia callejera,
otros por sembrar el odio, otros por pedir que el imperio nos invada. ¿Y
otros?, pues porque nos da la gana, para eso somos plenipotenciarios. En
definitiva la dictadura quiere que los demócratas se dividan. Si no, que se
abstengan en protesta contra el gobierno, o por desaliento y desorientación.
Si usted quiere complacer a este
gobierno dictatorial y sus intereses, ya sabe lo que tiene que hacer: dividir a
los demócratas, no ir a votar y hacer campaña para que solo voten los
partidarios de la dictadura y se queden con todas las gobernaciones. Maduro le
dará las gracias por los favores recibidos. Si además ataca a la MUD y a los
diputados que se jugaron heroicamente en la calle, mejor.
No somos ingenuos. Con estas
votaciones no acabaremos con la dictadura, pero son una buena oportunidad para
movilizarse, activar a la población, mejorar su organización y calentar la
calle con nuevos temas y motivos. Activarnos contra el hambre y la criminal
prohibición de la ayuda humanitaria internacional y por las gravísimas
carencias que sufre la mayoría de la población en comida y medicinas, con
salarios cada vez más pobres con inflación cercana a 900%. La costosa
movilización de los cuatro meses (abril a agosto) que precedieron no fue un
error, sino que tuvo el inmenso éxito de poner en evidencia en el país y en el
mundo la naturaleza dictatorial del régimen, una narcodictadura corrupta,
inepta y aferrada al poder. Los asesinatos y la brutal represión no han podido
esconder la condición dictatorial del gobierno, que se ha ganado el repudio de
la población, incluso de quienes no se atreven a manifestar, pero sí a votar
contra este gobierno, como lo hicieron el 16 de julio. Mérito de las
movilizaciones es el castigo internacional y el cerco profiláctico por parte de
los países democráticos obligados a defender los derechos humanos y a actuar
contra las actuaciones criminales del régimen.
Tampoco nos hagamos ilusiones
pensando que esto tiene solución sin la salida de Maduro y sin cambio del
régimen corrupto, inepto y saqueador que es el causante de este inmenso
desastre. Salida del régimen con cambio de modelo y con una amplia negociación
para unir todas las fuerzas necesarias y posibles para la reconstrucción del
país con superación de la pobreza y exclusión. Todos los dirigentes
democráticos (de partidos políticos, de organizaciones sociales, de gremios
laborales y empresariales, de movimientos espirituales e iglesias, de
educadores…) movilizados para utilizar y combinar todos los medios posibles:
votar para gobernadores, vigilar y defender el voto, protestar contra este
gobierno de muerte y presionar su salida, movilizarse en reclamo de la ayuda
humanitaria, madurar acuerdos programáticos y adelantar un nuevo gobierno de
salvación nacional con rescate de la violada Constitución de 1999, como nos lo
exige el artículo 350 de la misma.
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