Por Piero Trepiccione
Nunca antes la llegada de un
nuevo año había despertado tantas expectativas en Venezuela. Sin duda
alguna 2018 va a ser un año de muchos acontecimientos especialmente
en el ámbito político. 2018 inicia con un proceso de diálogo entre un gobierno que
se ha venido recuperando y reposicionando en el ámbito electoral y con un
claro control sobre la situación interna luego de los meses duros de
abril-julio de este 2017, y una oposición desarticulada y
desconectada de la mayoría social del país, cuyo soporte fundamental
en este momento es el apoyo de la diplomacia internacionaly la severa
crisis que ha conducido por primera vez a escenarios
de hiperinflación a los venezolanos.
En este marco de negociación,
y con unas elecciones presidenciales en puertas, obviamente se abren
posibilidades de juego que ojalá conduzcan a una especie
de macro-acuerdo para atacar las profundidades de la crisis y hacer
más llevadera la cotidianidad de los venezolanos. Pero esto se ve muy difícil.
Pensar que las conversaciones
actuales entre gobierno y oposición en República Dominicana
resultarán en algo concreto es complicado de digerir terminando el año. Desde
mi óptica personal le apuesto al éxito -al menos parcial- de esta nueva
tratativa. Sin embargo, creo que las victorias electorales del Psuv,
tanto en octubre como en diciembre, le han incrementado la arrogancia y el
sentirse fuerte a un gobierno que luce vencido y desarticulado frente a la
crisis económica pero cuya capacidad de gerencia política lo ha
catapultado en medio de la precarización de las condiciones de vida de la
ciudadanía. El Psuv y el gobierno -que siguen siendo uno solo- han
perfeccionado los mecanismos clientelares y el control
social como herramientas de acción política que les aseguran ganar elecciones en
condiciones no competitivas.
En esa misma dirección,
tratarán de anular a los candidatos de oposición que tengan
posibilidades de victoria y seguirán sembrando la discordia para
dividir y poder garantizar una reelección del presidente Maduro con un
cuarenta por ciento de los votos aproximadamente. Veremos muy probablemente a
algunos candidatos del lado opositor siendo impulsados desde el gobierno para
diluir el setenta por ciento de rechazo que tiene el primer mandatario
nacional.
Esta arquitectura estratégica
la hemos visto con mucha frecuencia en otros países y ha resultado efectiva en
muchos casos cuando el liderazgo político es incapaz de comprender
las dimensiones de la realidad-país y se enfoca más bien en intereses
personales o grupales.
La caja de Pandora, sobre la
cual poco se habla y conoce, es la situación interna del Psuv como principal
soporte de poder organizativo del gobierno. Hasta ahora ha actuado
monolíticamente. Si sigue actuando así, muy probablemente Maduro consolide su
poder; pero, por el contrario, si se abren las brechas, es altamente probable
que veamos cambios sustanciales en la realidad política venezolana. 2018
nace desde y hacia la política; aunque la economía tendrá enorme influencia en
las grandes definiciones; para bien o para mal…
Foto: Archivo Efecto Cocuyo
23-12-17
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