Miguel Méndez Rodulfo 22 de diciembre de 2017
Queramos
o no el mundo va hacia una unificación monetaria. El Euro es prueba de ello.
Con el tiempo las transacciones internacionales se efectuarán en dólares,
euros, yuanes y quizá otra moneda. Por la misma razón habrá cuatro Bancos
Centrales. En tanto que transitamos hacia allá ha surgido, desde 2009, una
moneda virtual; una criptomoneda llamada Bitcoin, que es una unidad de
intercambio nacida en el espacio cibernético, que su valor depende del que le
asigne la ley de la oferta y la demanda de los internautas, que no pertenece a
ningún Estado y que no tiene un órgano regulador que controle sus transacciones.
El bitcoin desde que nació ha tenido defensores y detractores. Los primeros
argumentan que sustenta a la economía libre, ajena al control de los estados
sobre los mercados financieros; en tanto que los segundos dicen que tiene el
problema grave de la falta de respaldo oficial, cuestión que la hace poco
confiable (aunque justamente la independencia de los gobiernos es lo que la
hace atractiva a quienes la defienden). Otro argumento en contra que expresan
los adversarios del bitcoin es que mediante la internet subterránea (la web oscura) los delincuentes,
pornógrafos, mafiosos, terroristas, pedófilos, traficantes de armas, tratantes
de blancas, etc., usan al bitcoin como moneda de intercambio para cubrir sus
fechorías ya que no deja rastro y protege el anonimato. Si bien es cierto que
hay un lado oscuro en las criptomonedas, también hay muchas personas que las
usan y enmarcan su vida dentro de la
ley.
Aunque
el bitcoin fue la primera moneda virtual y llegó a controlar el 91% del
mercado, para este momento existen cerca de 700 divisas semejantes en
circulación, tales como el Ethereum, el
Ripple, el Litecoin, etc. Al día de hoy bitcoin posee cerca del 40% del
mercado. El aumento de la demanda en China y la depreciación del yuan, junto
con la desmonetización ocurrida en la India,
fueron los principales motivos de que la moneda virtual haya pasado de
US$ 1.000 en enero de este año a US$ 19.000 en diciembre. Pero, increíblemente
también, la inflación venezolana, la devaluación del bolívar y el mercado de cambios,
han contribuido a esta cotización sideral del bitcoin. Por si fuera poco el
costo irrisorio de la electricidad en el país, hace a Venezuela competitiva en
términos de la “minería” de bitcoin ya que se requiere una moderna y poderosa
computadora que sea capaz de resolver problemas matemáticos con soluciones de
hasta 64 dígitos, lo que demanda mucha corriente.
El
“minero” es el dueño de las computadoras (en China hay galpones ubicados en los
confines del territorio que albergan miles de computadoras las cuales requieren
su propia fuente de energía, muchas veces solar) que resuelven problemas
matemáticos difíciles; estos mineros reciben bitcoins como recompensa cada vez
que procesan un bloque de monedas. El bitcoin se basa en una tecnología conocida como blockchain, o cadena de bloques
informáticos, una especie de libro contable que registra todas las
transacciones tras verificarlas en una red masiva y descentralizada de
computadoras en diferentes regiones del mundo. Para recibir la data el usuario
necesita una dirección compuesta por entre 24 y 37 letras y números, que actúa
como buzón virtual. Como no hay un registro de las direcciones, la gente puede
operar de forma anónima al hacer una transacción. Esas direcciones sí están
almacenadas en los llamados monederos, usados para gestionar los ahorros en
bitcoins.
Miguel
Méndez Rodulfo
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