FERNANDO CASTRO AGUAYO 23 de diciembre de 2017
“Hay
detalles que revelan la intencionalidad de Dios: mandarnos a su propio Hijo, el
Redentor del mundo, hecho hombre. Aún más, hecho un niño.”
Se
acerca la Navidad. El Hijo de Dios se hace hombre y entra en el mundo siendo un
niño, hijo de unos padres jóvenes que van a Belén para cumplir con el censo que
el Emperador a ordenado a los judíos. Dios viene, nace: el Niño Jesús.
Los
“nacimientos” que se fabrican en las casas son de una creatividad
impresionante. Con ingenuidad muestran los misterios de Dios. Al portal de
Belén miran todos: pastores, reyes, lavanderas, niños, ovejas, cerdos, burros.
Allí hay una estrella que alumbra y llama la atención porque allí nace el Niño
Jesús, que es Dios hecho hombre.
Hay
detalles que revelan la intencionalidad de Dios: mandarnos a su propio Hijo, el
Redentor del mundo, hecho hombre. Aún más, hecho un niño. Amor artesanal porque
está manifestado por muchos detalles. Por ejemplo: san José es un hombre joven
normal, esposo de su mujer, padre responsable de su esposa y su hijo. Se
apersona del viaje a Belén, busca dónde puede parir su esposa. Logra el mejor
lugar posible. Toma a su esposa y a su hijo y huye a Egipto. En fin, un hombre
de Dios, con los pies en la tierra, que vive de su trabajo de artesano. San
José es una muestra del amor de Dios en los detalles.
¿Y
María? Una joven, desposada que acepta ser madre de Dios siendo Virgen. ¡Gran
misterio! Y se confía a Dios y a su esposo. “Dio a luz a su Hijo primogénito,
lo envolvió en pañales, y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para
ellos en el mesón” (Lc 2,7). Se ocupa de su Hijo desde que lo concibe y con
José se enfrenta a las vicisitudes que conlleva el traer a Jesús al mundo. Lo
acompaña hasta su Ascensión al Cielo.
Hay
algo más: el amor de Dios no está en palabras. Desde que nace el Niño Jesús, todos
los niños del mundo deben vivir y ser amados como lo fue Jesús. Y experimentar
de su familia y de los creyentes el amor artesanal, de detalles, que tiene Dios
con nosotros.
Fernando
Castro Aguayo
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