Ovidio Perez Morales 29 de diciembre de 2017
Para
el próximo año están previstas elecciones presidenciales ¿Qué pensar de ellas?
Veamos a continuación A) algunas denuncias y B) propuestas concretas.
A) En
sectores de la oposición, especialmente la partidista, percibo una mitificación
del ´18, generadora de ligeras ilusiones fundadas en un escaso realismo ¿Por
qué?
Hay
factores negativos: Fuerza Armada bajo un Alto Mando obediente a la
“Revolución” y no a la Constitución; Asamblea Nacional Constituyente (ANC)
ilegítima por inconstitucional (al menos de ejercicio), espada de Damocles al
acecho y autoerigida como poder plenipotenciario “soberano”; Consejo Nacional
Electoral (CNE) sumiso al Ejecutivo;
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a la orden del Régimen. Y pare de
contar. Por ello no hay que hacerse ilusiones con a) elecciones presidenciales
limpias y b) respeto a un resultado adverso al oficialismo. Baste recordar las
tramoyas comiciales de 2017.
La
lógica del SSXXI es rigurosa e inclemente: la “Revolución” ha llegado con la
proclama de quedarse. La Dictadura militar socialista-comunista no está para
parlamentos, diálogos, ni retiradas. Sólo admite concesiones tácticas de
espacios siempre bajo control. (Para ejemplo lo que se sabe de Santo Domingo).
Concibe el poder que tiene y fortalece
como algo centralizado y absoluto
¿La
oposición ha identificado bien y de modo coherente al Régimen y su lógica
operativa? ¿No se ha quedado en calificar como
simples abusos y arbitrariedades lo que es cálculo frío en un proceso
totalitario? El vivir de sorpresa en sorpresa es sintomático.
B) ¿Cómo
afrontar el nuevo año con lucidez y firmeza? Para que haya unas elecciones
confiables, acordes con la Constitución
y elementales derechos ciudadanos, se tendría que
1) Desmontar la ANC, pues ella “podría”, por
ejemplo, cambiar sustancialmente el modo y las condiciones de elección y de
toma de posesión,
2) contar con un CNE independiente y un TSJ
respetuoso de la independencia de poderes
3) frenar sensiblemente el ventajismo
oficial en cuanto a hegemonía
comunicacional y coacción en ámbito alimentario, de salud y empleo (Carnet de
la Patria…), entre otros.
Ahora
bien, como lo anterior es difícilmente lograble y, sobre todo, porque la
acelerada destrucción del país es gravísima (hambre, muertes culpables,
represión, improducción, inseguridad, emigración masiva) urge una consulta
(referendo) al pueblo soberano sobre puntos cruciales que definan su destino,
como los siguientes: ¿Quiere usted este sistema socialista-comunista para
Venezuela? ¿Ordena formar un Gobierno de transición? ¿Decide convocar una
Asamblea Constituyente?
Condiciones
para esta consulta han de ser, entre otras, que la votación sea:
a)
libre y universal,
b) organizada por un CNE independiente en
tiempo oportuno, y
c) supervisada por organismos internacionales
(ONU, OEA, UE…), que garanticen
también el respeto a la decisión del soberano.
Se
habla mucho de pueblo y popular, pues entonces ¡Que sea el pueblo venezolano,
poder originario, constituyente, el que decida su propia suerte y no
simplemente, y de modo arbitrario, un grupo de poder, un sector político o una
parte de la población!
He
oído decir a opositores: “pero si ya el pueblo decidió el 16 de julio”; y a
oficialistas: “para eso se eligió la ANC”. Pues bien, el referendo del 16 no se
formalizó debidamente ni se aseguró su ejecución; y la elección de la ANC no
fue ni universal, ni limpia, ni transparente, ni tuvo reconocimiento
internacional.
Me
atrevo a decir que si la Iglesia propone y alienta una tal consulta, no sólo no
se estaría saliendo de su misión sino ajustándose a ella, que la obliga en
conciencia, especialmente en situaciones de grave crisis, a servir
esforzadamente al bien común. Y, en
ausencia de otros, a tomar iniciativas
hacia el logro de una convivencia libre, justa, pacífica, fraterna, productiva.
Jesús
el Señor ha venido a traer la paz a este mundo. Para que los seres humanos
vivamos como una familia, en estrecha unión interna y con Dios, que es
Trinidad, Amor. Este mismo Dios nos pide
abordar el nuevo año con lucidez, firmeza y esperanza.
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