Por René Núñez,
18/12/2017
Mi querido y venerado ¡Niño Jesús! tal vez te
extrañe esta carta porque quien la escribe es un adulto mayor. Te aclaro, la
misiva en nada es para pedirte ayuda personal o familiar, porque dichosamente,
lo que me he propuesto en la vida, gracias a Dios y a mi Virgencita del Valle,
se me ha concedido. No me puedo quejar de nada; a pesar de lo difícil y
complejo de los momentos que estamos viviendo; donde lo material, el poder y el
autoritarismo resquebrajan progresivamente el tejido social, económico y político
de la nación.
¿Por qué recurro a ti, cuando no tienes
responsabilidad alguna de la tragedia humana-país que tenemos? Seguro, te
preguntarás confundido. Déjame aclararlo, lo hago porque solo tú puedes
iluminar a gobernantes, dirigentes y ciudadanos el camino de la sabiduría, la
misericordia y la fraternidad; del cual egoísta e irresponsablemente muchos se
han distanciado por la mezquindad de anteponer sus intereses particulares y
personales por encima de la caridad humana. Hazlo entrar en razón de la necesidad
de reconocerse unos a los otros, en los que los acercan pero también en las
diferencias que los separan en lo espiritual, lo ideológico, en valores,
principios morales y éticos.
Sé que no es nada fácil lo que te estoy pidiendo;
pero como todos ellos en sus cotidianas prédicas dicen y se ufanan de ser
cristianos y creyentes de Dios; por eso me dije ¡caramba! ¿Por qué? no molestar
a ¡Jesús Redentor! en estos tiempos de celebración cristiana de su venida al
mundo en Jerusalén para que nos eche una manito en convencerlos que nada más
prioritario y humano en la política que la protección y defensa de la vida de
todos los venezolanos, independientemente de su raza, género, condición
económica, social, política, religiosa y cultural. Ese reconocimiento pasa por
el resguardo de las libertades, del trato justo de todos ante las normas, de la
diversidad de pensamientos y acciones, de la solidaridad y caridad humana; pero
también del derecho de participación en la toma de decisiones del presente y
futuro de su progreso y desarrollo humano.
Dile ¡Jesús! a los fariseos de la política de
nuestro país que dejen de lado: el sectarismo, el clientelismo, el nepotismo,
el autoritarismo, los vicios y abusos; que hoy mantienen a una población
dividida, desnutrida, desvalida e infeliz por tantas carencias y miedos a su
alrededor. Dile ¡Jesús! qué no es ético exigir respeto a otros cuando no se
respetan asimismo. Dile ¡Jesús! qué para poder amar a otros, primero tienen que
amarse ellos, palabras tuyas.
Este año expirará en pocos días y entraremos a otro
con nuevas esperanzas. No desaproveches la oportunidad de recordarles a esas
mentes malévolas que piensen en sus hijos para que no crezcan como
hermanos en un ambiente de odio, miedo, egoísmo, malas costumbres y vicios que
sin duda los marcarán para toda su existencia.
Perdonar y rectificar es de humanidad. Reconocer y
confesar los pecados, primer paso para la reconstrucción de una sociedad
distinta y sana. Una cosa es Dios, otra el demonio. (Feliz navidad, hasta
el 15 enero 2018).
En
twitter @renenunez51
Instagram @nuñezrodriguezrenejesus
(edición 1427)
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