Por Carmen Victoria Inojosa
Los pocos libros disponibles
para la venta permanecen en los mostradores del pasillo de Ingeniería de la
Universidad Central de Venezuela. No hay quien los compre, ni los
ojee. “95 % de los estudiantes preguntan los precios y se retiran con las
manos vacías“, dice Luis Quero, librero con más de 30 años en el lugar.
“Las ventas se ubican en
menos de 10 %. Hay semanas que no vendemos nada, se entiende porque los textos
en este momento no son prioritarios como los alimentos o las medicinas”,
sostiene.
Relata que hace algunos años
llegaron a ser hasta 25 libreros en el lugar:
Hoy si quedan 10 puestos es
mucho. La universidad tenía libreros y librerías en casi todas las facultades.
Ahora este pasillo está solo, a veces me asomo y no veo ni a una sola persona
caminando por ahí. Los perros nada más, que no van a comprar”.
De acuerdo con el
documento Librerías de la UCV —publicado por la institución
académica— son 13 los lugares disponibles para la compra de textos en ese
lugar.
El pasillo de Ingeniería es
una referencia para la compra de textos académicos, películas, programas de
computación, artículos escolares, tanto por su economía como variedad. Pero la
deserción estudiantil y los elevados costos lo rebasaron.
No tenemos clientes. Cuando
baja el volumen de estudiantes qué se puede vender. Estamos trabajando como
máximo con 15 % de los estudiantes formados, porque hay una gran cantidad de
inscritos que dejan de venir”, manifiesta Quero.
Según un estudio que realizó
la Secretaría de la UCV, 29 % de los alumnos abandonaron las aulas en 2017.
Los comerciantes han
recurrido a los libros por encargo. Es el caso de Jhonny Castro, quien tiene 17
años trabajando en el pasillo: “Es la manera de poder garantizar la venta
dado el costo que tienen. Se les dice a los estudiantes cuánto cuesta y abonan la
mitad. Los libros de Física o de Ingeniería son importados, por lo que
pueden pasar de los 5 millones de bolívares, mientras los de Medicina están
hasta en 20 millones de bolívares”.
Los precios varían. Pero el
texto más barato se ubica en 200.000 bolívares.
Castro vende entre 10 y 12
libros diarios, en ocasiones 1. En comparación con años anteriores, le resulta
poco: “O compras un libro o comes un mes”.
Para quienes ofrecen
materiales escolares la venta se ha reducido únicamente a insumos como
cuadernos, lápices y bolígrafos. “Hay otra cantidad de artículos, como
resaltadores, que lo compraban antes y ahora no”, cuenta Emperatriz Diez. Un
cuaderno pequeño cuesta 300.000 bolívares, mientras que un lápiz 60.000
bolívares.
Sin reposición de textos
Los libreros trabajan con
inventarios viejos y los títulos que les van quedando. “No hay reposición
de textos. Trabajaba con siete talleres de producción de textos jurídicos y hoy
queda uno solo que medio produce algo. Hay otro que tiene como el 15 % de lo que
era su catálogo”, refiere Quero.
Muestra una lista de 12
páginas de títulos que editaba uno de los talleres a quien él le
compra: “De esas páginas tienen en existencia como 3, no pueden hacer más
porque no hay material. El taller cerró y trabaja con lo que le queda de
inventario”.
Castro señala que, pese a
que los profesores continúan solicitando textos, muchos están agotados debido a
que las editoriales del país no tienen publicaciones al no poder reeditar
títulos por la escasez de papel.
La única manera de irnos de
aquí es que se acabe la universidad. Tuvimos muy buenas épocas con sus altos y
bajos. Pero ¡cómo vamos a abandonar hoy! Este ha sido el momento más duro.
Recuerdo que me agarró una huelga de un semestre por un problema con el
presupuesto. Eso fue en el segundo gobierno de Rafael Caldera. Así estuve sin
vender ni un bolívar, pero sobreviví. Tomaba café, alguien me brindaba,
compraba el periódico. Pero hoy es imposible. En esa época el ingreso fijo
alcanzaba. Hoy son mis hijos quienes me mantienen”, concluye Quero.
Fotos: Carmen Victoria
Inojosa @victoriainojosa
03-04-18
http://cronica.uno/libreros-del-pasillo-de-ingenieria-de-la-ucv-se-quedan-sin-clientes-y-sin-textos/
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