Voz de América 11 de diciembre de 2019
@VOANoticias
La crisis humanitaria de Venezuela está a punto de
superar a la de los refugiados sirios y, en los próximos meses, podría
convertirse en la más grande de la historia moderna, afirma un estudio del
Instituto Brookings.
El estudio, divulgado
el lunes, hace la comparación: 4,6 millones de venezolanos han abandonado su
país hasta la fecha, mientras que en Siria la cifra de refugiados en 2015 era
de 4,8 millones. Sin embargo, la de Siria ya está contenida y la de Venezuela
tiende a incrementarse.
Brookings prevé que 6,5 millones de venezolanos
residan en el exterior para 2020, según cifras de la agencia para los
refugiados de la ONU, ACNUR, y que, si la crisis humanitaria en Venezuela
empeora, llegarán a ocho millones.
Dany Bahar, economista y uno de los dos autores del
estudio, explicó a la Voz de América que buscaron hacer
una comparación justa con los datos públicos de las organizaciones
internacionales, por lo que hicieron la comparación desde el año del inicio de
cada conflicto.
“En ese sentido, Venezuela teniendo aproximadamente
cuatro años desde que éxodo comenzó, los números, la magnitud de la crisis de
refugiados venezolanos es similar de manera impresionante a la magnitud de la
crisis siria, cuando la crisis siria tenía cuatro años de haber comenzado”,
indica Bahar.
Lo que más destaca el estudio es que la respuesta de
la comunidad internacional ha sido pequeña en relación con la magnitud del
desplazamiento humano.
“La gran diferencia se ve en términos de
financiamiento. La crisis venezolana se caracteriza por tener una cantidad de
fondos internacionales muy baja comparada con las otras crisis, no solamente la
Siria, si no la de Sudán del Sur”, afirma el economista.
En respuesta a la crisis de Siria, la comunidad
internacional movilizó grandes sumas de capital, que alcanzaron la cifra de
7.400 millones de dólares en cuatro años. Para Venezuela, en un período de
tiempo similar, apenas se han asignado 580 millones de dólares. Eso representa,
según el estudio, un per cápita de 1.500 dólares por cada refugiado sirio y 125
dólares por cada venezolano.
En el documento resaltan que, a diferencia de otras
crisis de refugiados, la de Venezuela no es resultado de una guerra o conflicto
convencional, pero las condiciones que enfrentan diariamente los venezolanos en
su país no son muy diferentes de una zona de guerra.
“El colapso económico, que precedió a las sanciones
internacionales, se destaca porque no fue provocado por fuerzas externas o
disturbios internos: fue fabricado por aquellos en el poder y, por lo tanto,
totalmente evitable”, señala el informe.
Venezuela se está convirtiendo en un estado fallido,
si no lo es ya. La escasez de agua y electricidad se han convertido en una
norma, y la violencia generalizada, a veces con la complicidad de las fuerzas
de seguridad del gobierno, hace al país uno de los más violentos del mundo,
continúa el documento.
“En el caso sirio suena bastante obvio que estas
personas son refugiados, porque lo son, porque están realmente escapando de un
conflicto armado, donde su vida corre peligro y han sido forzosamente
desplazado. En el caso venezolano, como esto se origina por una crisis
humanitaria severa y obviamente una crisis política, hay gente que tiende
pensar que no son refugiados, que son inmigrantes que deciden irse”, afirma por
su parte a la VOA, Bahar.
El estudio de Brookings afirma que los venezolanos que
huyen son refugiados y se merecen las protecciones asociadas con esa condición,
pero hasta ahora el peso de esas responsabilidades ha caído en los vecinos de
la región, especialmente Colombia, Ecuador y Perú, los cuales han recibido muy
poco apoyo de la comunidad internacional en comparación con otros
desplazamientos históricos.
Hasta el día de hoy, esos tres países siguen
solicitando más colaboración para poder hacer frente a la corriente migratoria.
“Creo que se podía esperar que estos inmigrantes y refugiados siguen yendo a
los otros países de la región, simplemente porque muchas de estas personas no
tienen los recursos para ir más allá”, destaca el autor.
Esta situación ha llevado a algunos de los países de
la región a imponer barreras a la entrada de venezolanos. Así han hecho
Ecuador, Perú y Chile, y más recientemente República Dominicana, que anunció
que exigirá una visa a los migrantes del país.
Para Bahar, estas son medidas que “generan incentivos
para ir a otros destinos”, y estima que la ruta empiece a moverse posiblemente
hacia el norte.
El informe dice que no hay soluciones sencillas porque
la crisis es políticamente compleja, extendida e involucra a más de 17 naciones
receptoras de refugiados, y propone una mayor coordinación entre estas naciones
y donantes.
“La crisis de los refugiados venezolanos ya ha
alcanzado una escala global. Por eso, ahora requiere que la respuesta también
sea de nivel global”, concluye el estudio de Brookings.
Esta
situación ha llevado a algunos de los países de la región a imponer barreras a
la entrada de venezolanos. Así han hecho Ecuador, Perú y Chile, y más
recientemente República Dominicana, que anunció que exigirá una visa a los
migrantes del país.
Para
Bahar, estas son medidas que “generan incentivos para ir a otros destinos”, y
estima que la ruta empiece a moverse posiblemente hacia el norte.
El
informe dice que no hay soluciones sencillas porque la crisis es políticamente
compleja, extendida e involucra a más de 17 naciones receptoras de refugiados,
y propone una mayor coordinación entre estas naciones y donantes.
“La
crisis de los refugiados venezolanos ya ha alcanzado una escala global. Por
eso, ahora requiere que la respuesta también sea de nivel global”, concluye el
estudio de Brookings.
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