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martes, 9 de junio de 2020

¿Cómo evita Repsol las sanciones por tratar con Venezuela?, por Alejandro Cuevas Vidal




Alejandro Cuevas Vidal 08 de junio de 2020

El petróleo y gas de Venezuela cruza sus fronteras de la mano de Repsol bajo el arco de sanciones de Estados Unidos. El cobro de la deuda que contrajo la petrolera estatal con la multinacional española es el salvoconducto que utiliza para evitar las consecuencias de comerciar con el Estado latinoamericano.

Repsol llegó en 1993 a Venezuela. Desde entonces, la empresa española ha gestionado varios activos de crudo y gas tanto en fase de producción como de desarrollo en el país latinoamericano. La presencia de la compañía fue creciendo a orillas del mar Caribe y sus bienes llegaron a estar valorados en 2.273 millones de euros en 2016, pico de la empresa en Venezuela. "Los activos de la compañía en el país caribeño se incrementaron con los años gracias a la compra a lo largo de esa década de diferentes participaciones en empresas estatales mixtas, así como otras integradas por compañías tanto nacionales como internacionales en el ámbito de la exploración y explotación de petróleo y gas natural", explica a Sputnik Mundo Adolfo Núñez, ingeniero y profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).

"Repsol lleva 20 años en Venezuela y espero que al menos cumpla 20 años más", aseguró en febrero de este año el presidente del grupo, Antonio Brufau. Sin embargo, en los último lustro, la empresa ha ido reduciendo poco a poco su exposición en el país. Actualmente cuenta, según lo expuesto en su página web, con el 50% del Proyecto Perla en Cardón IV, uno de sus mayores descubrimientos en explotación de gas; el 60% de Quiriquire Gas en el estado de Monagas; el 40% de Petroquiriquire; el 11% en acciones del consorcio de Petrocarabobo y un 15% para la producción de gas natural junto a otras empresas y el desarrollo de los bloques Yucal Placer Norte y Sur en el estado Guárico. En total, a cierre de 2019, el valor patrimonial de Repsol en el país era de 239 millones de euros, una cifra 10 veces más pequeña que la de 2016 y una mínima cantidad si se compara con los 49.000 millones de euros en ventas mundiales del pasado año.

El decrecimiento de su presencia viene producido por la inestabilidad existente en Venezuela y las sanciones impuestas por Estados Unidos. Multas que afectan a las empresas extranjeras con negocios en el país y con las que quieren cortar cualquier fuente de ingresos al gobierno de Nicolás Maduro. Días atrás, en declaraciones al canal de televisión NTN24, el director para las Américas del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mauricio Claver-Carona, aseveraba que cualquier corporación que operara en el país latinoamericano se enfrentaría a estas.

"Les prometemos que nadie tiene excepciones para las sanciones que podamos imponer debido al transporte y los negocios con el régimen de Nicolás Maduro. Lo tenemos muy claro".

Claver-Carono añadía que "las sanciones para esas tres compañías serían devastadoras, y eso no es lo que nos gustaría que sucediera". Se refería a la india Reliance, a la italiana ENI y a Repsol. También a la estadounidense Chevron, a la que la Casa Blanca prohibió perforar o transportar petróleo venezolano.

Por su parte, la petrolera rusa Rosneft Trading fue sancionada en febrero por la administración estadounidense. El 15 de mayo optaba por cesar sus operaciones en Venezuela.

"Si Repsol continua con el levantamiento del petróleo venezolano podría ser suspendida y en consecuencia no podría usar el sistema del dólar para hacer sus transacciones comerciales. Eso fue lo que le ocurrió a Rosneft con sus empresas comerciales", comenta Antonio de la Cruz, director ejecutivo del 'think tank' Inter American Trends, a Sputnik Mundo.

Pago de deudas

No obstante, la compañía española no tiene previsto abandonar, por el momento, Venezuela. Repsol responde que "cumple en su totalidad con el régimen de sanciones impuesto por la Administración estadounidense", algo que "siempre ha sido así y que seguirá haciendo".

De momento, la multinacional sigue exportando hidrocarburos del país caribeño gracias a una excepción en el sistema de sanciones establecido por Estados Unidos. Se trata del pago de deuda por petróleo. "Repsol comunica al Departamento de Estado de los Estados Unidos a través de la embajada de España en Washington que el crudo que se lleva de Venezuela es la forma de pago de una deuda que tiene Petróleos de Venezuela con la petrolera española", afirma De la Cruz.

Y es que, en 2016, la corporación emitió un préstamo por más de 1.000 millones de euros a la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), como socio suyo en una compañía participada por ambas. "Dicho préstamo lo ha ido recuperando, recibiendo crudo venezolano como pago de estas deudas acumuladas por PDVSA. En la actualidad esta deuda se ha reducido a algo más de 340 millones a fines del 2019. Evidentemente Repsol pretende seguir operando en Venezuela para reducir aún más esta deuda", indica Núñez.

Motivo por el que la multinacional energética sigue trabajando en territorio venezolano a la vez que esquiva las amenazas del país norteamericano. Aunque, también respalda su posición la permanencia activa de Chevron en Venezuela. La compañía californiana acumula autorizaciones temporales emitidas por Estados Unidos, a pesar de las prohibiciones, para ir cesando de forma gradual su actividad hasta el 1 de diciembre de 2020, momento a partir del cual su actividad se limitará a trabajos de mantenimiento de activos e instalaciones. Para el profesor de la UDIMA es "un hecho importante que avala la decisión de Repsol de seguir operando y que resta fuerza a las presiones del gobierno estadounidense".

A pesar de todo, Repsol tiene que hacer un seguimiento constante de la evolución del régimen de sanciones y de los procedimientos aplicados a la hora de trabajar en la modalidad de pago por crudo, para que no se superen los límites establecidos.

¿Futuro en Venezuela?

En enero de 2019, Repsol exportó una media de 76.413 barriles de petróleo diarios según datos de TankerTrackers.com. Un año después, descendía a los 32.624 por día. En abril de 2020, la cifra superaría los 50.000. Una producción que no se comercializa al 100%. Y es que una parte del contenido de estos barriles regresa a Venezuela, convertido en combustible. Dentro de la modalidad operativa de la petrolera en el país, es posible que un porcentaje pueda ser devuelto y refinado. Eso sí, como gasoil. "El motivo de suministrar gasoil y no gasolina, es que en Venezuela esta última se utiliza principalmente para la automoción, mientras que el gasoil se utiliza como combustible para la generación de electricidad. El que se dé vía libre a la importación de este combustible por parte de Venezuela responde a la necesidad de no dejar a la población sin suministro eléctrico alguno".

“Estas circunstancias, hacen que el suministro de combustible procesado por parte de Repsol sea muy específico y limitado, debiendo buscar el gobierno venezolano el suministro de combustible, principalmente gasolina, por parte de otros países que estén dispuestos a arriesgarse a posibles sanciones por no respetar el actual embargo”, responde Núñez.

Una forma de operar que el ingeniero ve complicado que se mantenga en el futuro, una vez la deuda con PDVSA quede saldada. "En principio y tanto en cuanto se mantengan las situaciones actuales en lo que al embargo se refiere, así como la casi nula capacidad de la administración venezolana de hacer frente a pagos de cualquier tipo, no parece lógico que Repsol siga con la actual operativa, una vez saldada la deuda que tiene pendiente PDVSA con la compañía española. Sobre todo, teniendo en cuenta que una modalidad de trabajo de suministro de crudo a cambio de producto procesado es una operativa puntual y no la que debe regir las leyes de mercado entre empresas".

Tampoco ve factible que intervenga en las refinerías del país caribeño. Principalmente, por la alta capacidad de refino de sus propias instalaciones en España y de otro centro en Perú, en el que es el máximo accionista. Pero, también, por la falta de inversión en las plantas del país durante los últimos años, a raíz de la falta de recursos del gobierno venezolano por el bloqueo comercial. Casi toda la infraestructura de refinación está cerrada y sería necesario realizar grandes inversiones, lo cual no entra a priori en los planes de Repsol.

Sin embargo, tampoco se plantea la salida del país. Más allá del petróleo, el 65% de la producción de hidrocarburos de la empresa y el 75% de sus reservas son de gas natural. Actualmente, el 27% de los yacimientos de gas natural de Repsol se encuentran en Venezuela, expone el profesor de la UDINA, lo que le convierte en la mayor fuente de este hidrocarburo para la compañía. Esto genera una situación de gran dependencia del mercado venezolano para el suministro de gas, que puede traerle problemas si las sanciones se prolongan en el tiempo. El gigante energético busca nuevos proveedores como Indonesia o el propio Estados Unidos, pero sin romper la conexión con Venezuela.

"Independientemente de que un mayor rigor en la aplicación de las sanciones pueda dejar sin efecto la actual modalidad de operación entre Venezuela y Repsol, esta última seguirá vinculada al país. Esto podría realizarse de forma reducida, al igual que en su momento realizará Chevron, dado que no resulta razonable abandonar totalmente un país de tal importancia petrolera y gasística. Sobre todo, cuando esto supondría dejar todo el mercado en manos de otras compañías una vez que se levanten las sanciones sobre el país", sentencia Núñez.


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