César Pérez Vivas 07 de septiembre de 2020
@CesarPerezVivas
“El
General en su Laberinto” es la novela del gran escritor Gabriel García Márquez
dedicada a fabular la etapa final de la vida del libertador. Muestra las angustias y cavilaciones de
Bolívar en esa etapa de su vida. Tomo de esta obra solo el titulo, para tratar de entender y examinar la
decisión asumida por Henrique Capriles, anunciada en su alocución del pasado martes 02 de
septiembre de 2020, llamando a participar en el fraudulento evento electoral
convocado por el régimen para elegir una nueva Asamblea Nacional. El candidato
en su laberinto buscó salir de él, a mi modesto modo de ver, en el momento y
por el lado equivocado. Ha asumido
finalmente, cara al país, una tesis que venía promoviendo en privado, en su
círculo más cercano, desde comienzos del
año.
Desde
finales del 2017, cuando comenzó el
estudio de los escenarios frente a la elección presidencial a efectuarse en el
2018, sostuve la tesis de afrontar unitariamente y con tiempo la preparación para
ese proceso. Es decir asumir la decisión
de participar o no, como fruto de un
debate en conjunto, y no el juego individual de un líder o partido por
separado. Es decir privilegiar la unidad de los sectores democráticos con un
dialogo y debate permanente y
respetuoso.
Expresé
entonces, en diversas declaraciones y
artículos de prensa, mi inclinación a concurrir con un solo candidato, escogido
por consenso, a dicho proceso. Invité a
Capriles a impulsar, con otros ex gobernadores, un plan para seleccionar un venezolano
honorable, ajeno a nosotros, los actores y protagonistas de estos tiempos, para
lograr ese consenso. Buscar con antelación
un Ramón J Velázquez dos, para estar preparados frente al rumor de adelanto
de la elección presidencial. Afrontar la decisión fraudulenta del régimen con
un prohombre de nuestra sociedad, y así hacerlo más evidente.
Entonces
Henrique no compartió mi planteamiento.
Pensaba en la selección de un candidato presidencial por la vía de
primarias. Tenía la esperanza que en las negociaciones de la oposición con el
gobierno, en República Dominicana, se lograrían unas condiciones básicas para
concurrir al proceso presidencial. Consideraba que se lograría la liberación de
los presos políticos y el levantamiento de las inhabilitaciones que pesaban
sobre quienes habíamos sido gobernadores, así como a otros dirigentes. Esto
permitiría hacer las primarias y escoger
un candidato, donde, según su parecer,
podíamos competir.
Insistí
en que el gobierno corría la arruga, engañaba, no cedería y llevaría a la
oposición hasta el límite de no permitir, por lo inminente de la fecha
electoral, la celebración de las
primarias. Advertí que el gobierno preparaba una celada. En efecto así ocurrió,
y al no haber condiciones, ni consenso, ni tiempo para primarias, no hubo otro camino que no
participar. Entonces Henrique fue categórico en rechazar aquel proceso
atropellado y fraudulento.
Ahora
volvemos con el mismo problema. El gobierno tiene preparada la celada. Llevar el tema hasta la fecha en que no es
posible asumir una política que permita la participación. Solo que ahora,
Capriles, nos sorprende con una postura distinta presentada a la opinión
pública, a escasas 48 horas del cierre
de las postulaciones. Y eso, en caso de que se pudiese aceptar, (en artículos
anteriores he ofrecido mis argumentos porque en esta elección
parlamentaria, especialmente, no es conveniente participar), impide
articular una plataforma de dirigentes representativos de la sociedad
democrática.
Entiendo
que Henrique había presentado su tesis a
lo interno de su partido y el mismo no la había aprobado. Si su decisión era
presentarla luego al país no ha debido dejarlo para el momento final de las
postulaciones. Con suficiente tiempo ha
debido promover, respecto de esta política,
un dialogo o debate de forma
clara, directa, y no sorprender, en pleno desarrollo del fraude, a una
ciudadanía que espera madurez, desprendimiento y acuerdo de sus dirigentes.
Asumir
la línea de participar en la elección parlamentaria, por los hechos ya
conocidos de naturaleza gansteril ejecutados por el régimen, constituye además
el peor evento electoral en el que los demócratas venezolanos podemos
participar. Sobre todo, en un momento, en el que la dictadura busca
afanosamente un baño de legitimidad, mostrando un evento donde en el papel
todos los partidos concurren. La declaración de nuestro último candidato
presidencial le llega como anillo al dedo a esa estrategia.
Esta
materia, la de participar o no en un evento electoral, no es un dogma. Es una estrategia política
que debe discutirse y prepararse con tiempo. De modo que no necesariamente
debemos sostenerla de forma permanente y frente a todo evento. Cada momento
político, cada evento y circunstancia reclama de un examen para asumir la
correspondiente estrategia. Considero que el evento de Diciembre es el menos
apropiado para concurrir. Seguramente podrán llegar otros, en los cuales sea
aconsejable concurrir, y todos de forma
unitaria y disciplinada gritemos: “Vuelvan Caras”. Vamos a votar. Por ahora no
es posible compartir su llamado.
César
Pérez Vivas
@CesarPerezVivas
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