Ismael Pérez Vigil 05 de septiembre de 2020
En
el complicado ajedrez político opositor, las piezas se están moviendo. Henrique
Capriles Radonsky (HCR) hizo su movida y alborotó el patio; ya anunciábamos la
semana pasada (https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2020/08/29/la-propuesta-de-capriles-tomando-distancia/
) su posición de distanciamiento con respecto a Guaidó/G4, que se convirtió en
abierta ruptura.
HCR
está “jugando” a la política, a su manera, como él la sabe hacer. No siempre a
la gente –me incluyo– le gusta lo que hace y no siempre lo que hace le resulta
bien; por ejemplo, sin ser exhaustivo, pues no viene al caso, a veces tiene
frases infelices –“el tiempo de Dios es perfecto”–; otras veces lo acusan de
que le falta decisión, como lo fue –para algunos, no es mi caso– al no haber
sacado la gente a la calle en el 2013 cuando perdió la presidencia con NM.
Pero
más allá del disgusto que cause su posición, de las diatribas e insultos que se
le profieren ahora, es indudable que HCR, políticamente, ha tenido una
trayectoria respetable y exitosa; ha sido diputado, en 1998, cuando incluso fue
el presidente de la última Cámara de Diputados que hemos tenido en el país; ha
sido alcalde, gobernador y candidato presidencial dos veces, logrando en ambas
entusiasmar(nos) y motivar(nos) a miles de seguidores y millones de votantes,
sacando más de 6,5 millones de votos en ambas oportunidades; en fin, aunque no
todo le sale bien, su trayectoria no se puede borrar de un plumazo con insultos
y descalificaciones. En términos generales hay que decir que es un político que
ha corrido con suerte.
Ahora
ya no hay duda de que está negociando, creo que con apoyo de una buena parte de
la UE, sino de toda; eso lo sabremos pronto; si lo habilitan y es candidato o
inscribe candidatos –por lo pronto ya anunció que lo hará–, para algunos será
la confirmación.
Con
respecto a la “negociación” de HCR, yo soy de los que cree que de esto no
salimos sin una negociación, que al final nos lleve a un proceso electoral, ¿O
cómo se van a elegir los presidentes después de esta tiranía? Y la negociación
no será con la congregación de las hermanitas de la Madre Teresa de Calcuta, ni
con los obispos de la Conferencia Episcopal, sino con los que hoy están en el
gobierno, a quienes además habrá que ofrecerles “alguna salida”, para que dejen
el omnímodo poder que hoy tienen, se vayan y quede un gobierno temporal, de
transición, interino, o como lo quieren llamar, pero que ofrezca garantías a
todos, sin exclusión, de que se respetarán las reglas del juego y así evitar
que esto termine en un baño de sangre, porque seguro que si hay un baño de
sangre en las circunstancias que hoy tenemos, lo más probable es que sea la
nuestra.
Ahora
bien, a lo mejor a HCR no le interesa volver a ser diputado, sino estar
“habilitado” para lo que pueda ocurrir, pues allí se abren varios escenarios,
de los que ya se empieza a hablar:
1)
una postergación de las elecciones, y que se abran negociaciones para ampliar
la elección, en el 2021, a alcaldes, gobernadores, parlamento e incluso
presidenciales;
2)
que no haya ampliación, pero que HCR mismo sea candidato a diputado –cosa que
no es hoy posible pues está inhabilitado–, para tratar de animar a la oposición
a votar, que no lo logrará, pero saldrán electos varios de sus seguidores,
3)
que en efecto presente candidatos, participen en la campaña, traten de que se
pospongan las elecciones por la pandemia, busquen mejorar las condiciones y al
no lograrlo –que es lo más seguro– se retiren a última hora; esta ha sido una
posibilidad que el mismo HCR ha esbozado en alguna oportunidad
4)
en cualquier caso, si logra movilizar, posponer, cambiar las condiciones o
retirarse, se tratará de una victoria política sobre la cual reconstruir la
oposición, con eje principal en HCR y su fracción de diputados, a partir de
enero 2021…o bien,
5)
todo esto no pasará, HCR no será habilitado –que es lo más probable–, las
elecciones seguirán como van, el régimen recupera el control de la AN, con unos
poquitos diputados de la “mesita” y habrá algunos del grupo de HCR, sí
finalmente presenta candidatos.
Lo
que es cierto es que la oposición democrática –G4/G27/Guaidó– está en estos
momentos en total reflujo, varios pasos por detrás del régimen, reaccionando y
sin una política de masas o que entusiasme a la gente; ni siquiera le está
sacando provecho al tema de la abstención –cosa por demás difícil– y no han
podido articular nada para movilizar a la gente en torno a esa idea. Lo único
concreto de lo que han hablado, o apenas balbuceado, es de una supuesta
“consulta”, que no han logrado aun definir. En otras palabras, estamos en la
situación perfecta para que el régimen trate de terminar de destruir la ya
malograda oposición y que surjan más oportunistas, como los de la mesita… o
para que surja una opción encabezada por alguien como HCR, a quien –dígase lo
que se diga–, nadie puede acusar de chavista o de estar con la gente de la
“mesita”. HCR puede estar equivocado, eso se verá con el tiempo, pero no es
ningún “traidor” o “vendido”; es un disidente, uno muy importante, pero no más
que eso, digan lo que digan los que hoy lo atacan furiosamente.
Sin
duda a la oposición le está haciendo falta una estrategia que la movilice, que
la organice, que le dé un objetivo y finalidad logrables, medibles, en el corto
y mediano plazo, que no apunte solo al largo y desconocido plazo. Creo que HCR
ha elegido una estrategia de movilización más fácil que la de Guaidó/G4, porque
es más fácil organizar a la gente en torno a un objetivo concreto, una
finalidad: elegir unos candidatos, que movilizar a la gente en torno a una idea
abstracta como la “unidad” o una consulta, que todos sabemos que por más que se
predique y se argumente, no tendrá nunca ese carácter vinculante que algunos
extraen con pinzas de la Constitución; ni ayudará a ir más allá de recoger
miles o millones de firmas, tarea nada fácil con la apatía política reinante,
sin gasolina y grandes dificultades de desplazamiento y en medio de una
pandemia. Además, lo ocurrido con la consulta del 16 de julio de 2017 demuestra
que sí no hay una finalidad práctica detrás de una consulta, esa movilización
para firmar, ese esfuerzo, se pierde. Pretender que había un “mandato”, oculto,
en el 16J es fantasioso y abstracto.
Sin
embargo, creo que la estrategia de HCR adolece de tres fallas. Una,
paradójicamente, a pesar de que como dije la movilización electoral es la
estrategia más fácil, en este momento creo que es utópico pensar que tendrá un
éxito importante en movilizar a la oposición a votar. Han sido muchos años de
campaña del régimen descalificando el voto, minando su importancia, su carácter
de secreto o de instrumento para tomar decisiones; y lo más grave, es que los
opositores los hemos ayudado en esa tarea, con todas esas consejas de
“dictadura no sale con voto”, “la ineficacia de las elecciones”, “en estas
condiciones no se puede votar”, etc.; lo cierto es que eso ha logrado una total
apatía y desesperanza en grandes sectores de la población, que difícilmente se
moverán a votar y menos tras percibir la aguda división opositora en torno al
tema.
La
segunda falla creo que es el tema de la unidad, que ahora algunos descalifican
y la rebajan como valor y objetivo, minimizándola a un mero medio o instrumento
para alcanzar cosas; sin duda lo es, pero es también un valor y objetivo
fundamental. Una dictadura como la que gobierna en Venezuela, difícil de
enfrentar y derrotar, lo es mucho más si quienes la adversamos estamos
dispersos y con peleas a cuchillo entre nosotros. HCR, sea ese su objetivo o
no, cosa que dudo, ha puesto una piedra de molino en el cuello de la unidad
política del país, tan difícil de lograr y sobre la cual se habían dado pasos
importantes. Ese no es un buen registro para el currículo de cualquier
político.
La
tercera falla, más bien duda, ¿Agotó Capriles todos los medios posibles, todas
las discusiones para resolver este tema a lo interno de la oposición, a lo
interno de su partido, antes de dar este paso de ruptura? ¿O simplemente actuó
movido por su interés político personal, que tiene derecho a tenerlo, pero que
puede significar un descalabro o desajuste importante para toda la oposición?
En
conclusión, algunos están felices por la propuesta de Capriles; unos porque
llama a votar –podría ser mi caso, pero no es así, no al precio de la unidad–;
pero otros, precisamente por eso, porque ven en su acción un golpe noble y
certero a la unidad de la oposición.
De
cualquier manera, la oposición tendrá que reconstruirse desde ahora y a partir
de enero 2021 será imperativo y HCR –al igual que el G4– será uno de los ejes
sobre los cuales se reconstruirá. Creo que en el fondo esa es la estrategia de
HCR, estar en ese juego. ¿Es su estrategia la más adecuada? ¿No implicará un
alto costo, innecesario, para toda la oposición? Como dice el dicho popular,
amanecerá y veremos; pero en todo caso, lo bueno es que el escenario político
se está moviendo.
Ismael
Pérez Vigil
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