Por Oscar Bastidas
A pesar de la situación
del país, de la hiperinflación y, particularmente, del despropósito del
fallecido y del usurpador de destruir el aparato productivo privado del país —ahora
a punto de ser reprivatizado— entre otros desastres, aún existen experiencias
cooperativas de reconocidos impactos. Previas al desgobierno, gracias a
esfuerzos de activos cooperativistas en diversas regiones y sectores,
particularmente con cooperativas inicialmente organizadas en capítulos y
federaciones y desde los 70 en Centrales Cooperativas Regionales (CCR)
integradas en la Central Cooperativa Nacional de Venezuela (Ceconave), central
autodefinida como “democracia participativa en marcha”
Gracias a la
convergencia de Ceconave, la Federación de Cooperativas de Transporte de
Venezuela (Fecotrave), la Federación de Cooperativas de Servicios de Venezuela
(Fecoseven) y la totalidad de las CCR en el Equipo Cooperativo Constituyente
Nacional (ECC) —constituido por estos organismos de integración con el fin de
llevar propuestas bajo forma de artículos ante la Asamblea Nacional
Constituyente de 1999— se fortaleció presencia del cooperativismo en la nueva
Constitución nacional y los términos «economía social» y «mutuales» adquirieron
prestancia constitucional.
A tales efectos se
formularon ocho propuestas de artículos y, algo más de 22.000 cooperativistas
seleccionaron tres candidatos a diputados de una lista inicial de 13
cooperativistas propuestos por cooperativas de base.
Ninguno de los
candidatos salió electo, dado el truco electoral de las listas morochas
utilizado por Chávez, que le concedió una amplia gama de diputados. Por ello,
las propuestas se entregaron con miles de firmas de respaldo al presidente de
la Asamblea Constituyente en acto público.
Posteriormente, por
acto de magia y sin que en su escueto programa de gobierno hubiese mencionado
las cooperativas ni haberlas considerado en sus dos primeros años de gobierno,
el fallecido habló de impulsarlas a finales del año 2000. Señaló también la
intención de modificar la Ley General de Asociaciones Cooperativas y la de
promulgar una Ley de Economía Social. La modificación de la primera ley la
realizó gracias a que desde Ceconave se le hizo la tarea y se le entregó una
propuesta de reforma, la segunda no se mencionó jamás.
En el 2002 la suerte
estaba echada. A partir de la reforma de la ley, Chávez inició una desbocada
carrera por crear cooperativas declarándolas luego como “puntas de lanza del
proceso”.
Cometió el error de
convocar a sus círculos bolivarianos para que las constituyesen, convocatoria
que hizo que un cooperativista y profesor universitario nominado para el cargo
de Ministro de Estado para el Desarrollo de la Economía Social renunciase a asumirlo,
faltando pocos días para ello.
Por esa vía, el
fallecido constituiría “el cementerio de cooperativas más grande del mundo” y
así fue. Esa vía se acompañó de variadas fuentes de financiamiento a todo aquel
que quisiese constituir una. Dar dinero en rebatiña a quienes lo hiciesen,
«bypaseando» la burocracia estatal. Fue una manera ingeniosa de intentar
comprar voluntades para evitar un revés en propuesto referéndum revocatorio
presidencial (2004).
Aprovechando esas
opciones, los vivianes de siempre reunían grupos de personas para
constituirlas. Una maestra del estado Miranda, defensora del cooperativismo
genuino, narró lo siguiente a quien esto escribe:
“Fui convocada a una
reunión para formar cooperativas. Éramos 36, nos dividieron en seis mesas de
cinco y una de seis y dieron a rellenar y firmar un formato elaborado por la
superintendencia. Viendo ese procedimiento, me levanté y abandoné la reunión. A
los días me enteré de que todos habían recibido un dinero ‘y que a crédito’,
con alta ganancia para quien montó la reunión”.
Estos casos
proliferaron en el país.
La alegría
gubernamental duraría poco. Cuando los supuestos socialistas observaron que
esos “prestamistas” no aportaban “al proceso”, inventaron la Misión Vuelvan
Caras (luego Che Guevara) exclusiva para sus seguidores.
Así, proliferaron
“cooperativas” y funcionarios gubernamentales que constituían unas falsas para
luego contratarlas en tareas secundarias de empresas del Estado con jugosos
beneficios para ellos, pero con débil estabilidad contractual para las
“cooperativas”. Depender de esos contratos amañados vulneraba el principio de
la autonomía y la independencia que toda cooperativa genuina debe aplicar
oscarbastidasdelgado@gmail.com
12-02-21
https://talcualdigital.com/el-desastre-chavista-a-las-cooperativas-por-oscar-bastidas-delgado/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico