Por CONTRAPUNTO
“La Vega no es un campo de batalla, es una mina de humanidad”,
hay talentos, hay capacidad. “Por eso hago énfasis en que hay que apostar por
políticas de desarrollo humano para que estos jóvenes puedan acceder al
desarrollo cultural, al desarrollo de todo tipo”, reitera el párroco de la
parroquia San Alberto Hurtado
Ser
párroco de la parte alta de La Vega (Caracas) coloca al padre Alfredo Infante
contra la misma pared que sufren los habitantes del sector: por un lado, la
mega banda de “El Coqui”. Por otro, los cuerpos de seguridad del Estado. Son,
sin quererlo, el queso de un sándwich de dos panes violentos.
Infante,
párroco de la parroquia San Alberto Hurtado, afirma que lo que se vive en la
zona “es el resultado del fracaso de un estado de derecho”, además de “una
cantidad de políticas de seguridad de carácter represivo” sin lo preventivo.
Que
exista una persona, o muchas, con las características de “El Coqui” significa
que muchos jóvenes venezolanos “tienen las puertas trancadas a un desarrollo
humano integral”, razona en entrevista con José Gregorio Yépez y Vanessa Davies
en el programa Con tres puntos. Por la falta de oportunidades “es más probable
que los jóvenes encuentren caminos a través de este tipo de liderazgo
violento”. No solo es “El Coqui”: “Muchos jóvenes pueden estar soñando con ser
miembros de las FAES”.
De
los supuestos enfrentamientos en La Vega “hay muchas cosas que investigar”,
manifiesta. Cita los testimonios de las familias que denuncian que sus hijos
fueron asesinados por los cuerpos de seguridad. “Si en un operativo policial
mueren aproximadamente 24 personas, y un porcentaje importante de las familias
dan cuenta de que son inocentes, significa que hay una masacre, una violación
alarmante de los derechos humanos”.
Por
otro lado “es un operativo que se hace en una zona urbana, y por muy
enfrentamiento que sea, el Estado tiene que garantizar la seguridad de los
habitantes”. En esas balaceras la población “queda expuesta a ese caos de
violencia”. Eso
“significa que no hay estado de derecho”.
Pero
también reitera su gran conclusión: “La Vega no es un campo de batalla, es una
mina de humanidad”, hay talentos, hay capacidad. “Por eso hago énfasis en que
hay que apostar por políticas de desarrollo humano para que estos jóvenes
puedan acceder al desarrollo cultural, al desarrollo de todo tipo”.
A Infante le llama la atención que este año comenzara en La Vega con protestas vecinales por el pésimo estado de los servicios públicos, “y seguidamente vino este enfrentamiento grave. La pregunta queda”.
Aun
cuando el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo “no han dicho nada”,
expresa el sacerdote, “creo que dentro de estas instituciones hay gente todavía
de buena voluntad que estaría dispuesta a llevar adelante una investigación
para que se sepa la verdad”. Los familiares tienen impotencia “pero yo apuesto
a que, en medio del dolor, tenemos que animarnos a seguir adelante y procurar
que haya investigación” por la verdad y la justicia.
Que
las megabandas ocupen importantes territorios del país es “resultado de una
política desacertada, que son las zonas de paz. Pareciera que hay un círculo
vicioso”. Recuerda que él no es policía y que le toca “cuidar la vida de la
gente, la vida de la comunidad y crear espacios alternativos”.
“La
fragmentación de la autoridad del país, la ocupación del país por muchas bandas
y megabandas es un problema serio de Estado”, asevera. “Ahora, yo creo que la
represión por la represión nunca es solución de los problemas”.
-¿Lo ha visto en La Vega?
-En
un operativo en el que mueren 23 personas, y gran parte de esas personas que
mueren sus familiares dan cuenta de que son inocentes, creo que ese es un acto
represivo que hay que investigar. Nadie tiene derecho a quitarle la vida a
nadie.
https://www.instagram.com/tv/CK18yGqgPNY/
07-02-21
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