Por Gregorio Salazar
A dos meses de la
conformación del Parlamento bajo control absoluto del oficialismo y la
realización en la esquina opositora de la Consulta Popular, vale la pena
intentar un balance siquiera somero de lo que las líneas de acción les están
dejando a cada extremo de los polos como dividendos contantes y sonantes.
Balance que, para mejor utilidad, mientras más descarnado mejor.
Si usted es opositor,
radical, pero muy radical, para el cometido arriba enunciado le recomendamos no
quedarse atollado en los cuestionamientos de orden formal o legal que marcan la
seguidilla de las estaciones por las que nos lleva el viacrucis oficialista,
puesto que esas “menudencias” democráticas ya el régimen las convirtió en
bagazo.
Vayamos a lo concreto:
se adueñaron del Poder Legislativo, que daba base legal al gobierno interino;
incorporaron a un sector político que, por muy minúscula comparsa que sea, se
asume sentada a la derecha de “Dios padre”. Véanlos nomás en la reunión con Fedecámaras
cobrando visibilidad y aportando “legitimidad” a la iniciativa más apremiante
del régimen en lo inmediato: tender puentes de diálogo y eventualmente a
iniciativas para algún tipo de reanimación mínima de la economía.
¿Tuvieron éxito en las
preliminares? Parece que sí y disculpe la falta de anestesia. Oigamos al
presidente de Fedecámaras, Ricardo Cusanno: “Seguir satanizando el diálogo y la
negociación en Venezuela es un grave error”, y poco después anunció que
llevarían a la AN el viernes 5 unas propuestas.
Es verdad que estamos
hablando del mismo régimen que expropió, cercó, arruinó y desmanteló a un gran
número de empresas privadas y a las estatales, principalmente a Pdvsa, el
dinamo del país. Es cierto que no tienen recursos que ofrecer. Es verdad que este
28 de febrero se cumplirán siete años desde que Lorenzo Mendoza llevó su agenda
económica al mismísimo Miraflores y salió diciendo: «Agradezco que esta
propuesta haya sido tan bien recibida por el Ejecutivo y que su instrumentación
haya comenzado de forma inmediata». Y nada pasó. Pero no se detenga allí.
El hecho es que el
régimen ha salido en busca de interlocutores y va expandiendo su influencia y
articulaciones empujando cada vez más fuera de juego a los sectores opositores
que encabeza Juan Guaidó. También quiere incorporar al sector universitario, al
que antes asfixió.
Ese pasado de dislates
y corruptelas para el chavismo no existe: se asumen como un nuevo gobierno que
llega sin ninguna responsabilidad en la devastación del país durante estos
fatídicos 21 años. Casi que nos dicen que vienen a arreglar los desastres que
dejó “el gobierno anterior”.
Pero así van avanzando
en su plan. En lo político manosean el proyecto del partido único, un hegemón
rodeado de individualidades incapaces de unirse ni para exigir verdaderas
garantías electorales. ¿Qué tal unas mega elecciones donde con la
correspondiente mega abstención la oposición termine de quedar fuera de toda
instancia de poder? Tétrico.
Del lado del cercado
opositor, Guaidó está obligado a mantener el reconocimiento internacional para
conservar el control de los activos de Pdvsa asediados por deudores que han
ganado varios rounds en tribunales. Solo la protección del gobierno gringo
impide el remate de la “joya de la corona” que es Citgo, con sus refinerías,
sus más de 4.300 estaciones de gasolina que abastece con más de un millón de
barriles diarios de combustible. Unos 7 mil millones de dólares vale todavía.
El golpe más contundente dado al régimen.
¿Pueden mantenerse
Guaidó y sus aliados en una línea ajena a la disputa de las instancias de poder
regional mientras pierden apoyo internacional? Toca admitir que eso cada vez se
ve más difícil. Se nota como una especie de compás de espera sobre las
decisiones que vendrán del norte. Mientras, se da como una especie de goteo
declarativo opositor que pide un cambio de estrategia partiendo de
negociaciones y participación electoral.
“La estrategia tiene
que cambiar”, dice Capriles (PJ) pide incorporar lo humanitario. Mientras La
Causa Radical, uno de los aliados más incondicionales de las políticas de
Guaidó habló desde el destierro a través de Américo De Grazia: “¿Debemos ir a
las regionales? Sí. Y sin complejos”.
AD y PJ han comenzado a
movilizarse tímidamente. Los alcaldes opositores de municipios caraqueños no
están dispuestos a entregarlos. ¿Una política unitaria no podría arrebatar
varias gobernaciones y alcaldías al régimen? Un debate que cobrará vigor en las
próximas semanas. Con realismo, pedagogía y decisiones oportunas se podrá.
Gregorio Salazar es Periodista.
Exsecretario general del SNTP.
07-02-21
https://talcualdigital.com/la-realidad-le-habla-a-la-oposicion-por-gregorio-salazar/
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