San Josemaría 06 de febrero de 2021
@sJosemaria
Cuando
le recibas, dile: Señor, espero en Ti; te adoro, te amo, auméntame la fe. Sé el
apoyo de mi debilidad, Tú, que te has quedado en la Eucaristía, inerme, para
remediar la flaqueza de las criaturas (Forja, 832)
No descubro nada nuevo si digo que algunos cristianos
tienen una visión muy pobre de la Santa Misa, que para otros es un mero rito
exterior, cuando no un convencionalismo social. Y es que nuestros corazones,
mezquinos, son capaces de vivir rutinariamente la mayor donación de Dios a los
hombres.
En la Misa, en esta Misa que ahora celebramos,
interviene de modo especial, repito, la Trinidad Santísima. Corresponder a
tanto amor exige de nosotros una total entrega, del cuerpo y del alma: oímos a
Dios, le hablamos, lo vemos, lo gustamos. Y cuando las palabras no son
suficientes, cantamos, animando a nuestra lengua ‑Pange, lingua!‑ a que
proclame, en presencia de toda la humanidad, las grandezas del Señor.
Vivir la Santa Misa es permanecer en oración continua;
convencernos de que, para cada uno de nosotros, es éste un encuentro personal
con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros
pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los
cristianos. (Es Cristo que pasa, nn. 87-88)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/se-el-apoyo-de-mi-debilidad/
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